El consumidor checo, a la conquista del buen café

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La República Checa vive un boom de pequeños tostaderos de café, que proliferan sobre todo en las grandes ciudades. Crece también el número de personas que compra café en grano para molerlo en casa.

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Al principio Petr Štourač tostaba café solo una vez a la semana. Lo hacía sobre todo para su propio consumo y para unos cuantos clientes. El interés en su café artesanal fue creciendo y al año de abrir su establecimiento al tostadero se le unió una cafetería familiar en el centro de la ciudad de Litomyšl. Actualmente ofrece en su carta hasta 15 tipos de café.

"Aprender lo básico para que el café fuera bebible me costó dos meses. Por supuesto no es un asunto barato, es más caro que el café de supermercado, por lo que los clientes no tienen el camino hecho. Pero el interés crece cada vez más. Antes tostaba una vez a la semana y ahora tuesto dos o tres veces a la semana", comenta Štourač.

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Por un kilo de granos de café tostados se pagan en su tienda 27 euros en promedio. Aumenta sin embargo el número de comercios de este tipo en la República Checa. Según el experto en café y propietario de una cadena de cafeterías, Daniel Kolský, una de las causas de este fenómeno es el desarrollo de las máquinas de café y de la preparación.

"Sorprendentemente, mucha gente intenta hacer su propia cafetería. Dos tercios de la población desearía abrir su cafetería. Estamos en un periodo de bonanza, en el que en muchas ciudades y pequeñas poblaciones surgen pequeños tostaderos, y pequeñas cafeterías".

Se puede hablar de hecho de un boom de tostaderos de café, de los que ya hay un centenar en todo el país, y por extensión, de pequeñas cafeterías que se esfuerzan por ofrecer café de calidad, de diferentes variedades, y bien preparado.

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Otro ejemplo es el proyecto de Ondřej Macků, que hace tres años puso en marcha con un amigo un proyecto online de café a domicilio. Gracias a él sus clientes pueden probar hasta 100 variedades de café de todo el mundo. Por 150 gramos se pagan como media unos 10 euros.

"Nuestros tostaderos son conocidos en la República Checa y Eslovaquia. Cada uno se encarga de diferentes variedades de Sudamérica, África, Centroamérica. Solo ofrecemos café en grano porque en nuestro caso la calidad juega un papel muy importante. El grano pierde al molerse su sabor y aroma muy rápidamente. Tras 15 minutos ya baja bastante".

Un país cada vez más cafetero

Que el interés por el café en grano está creciendo en Chequia lo demuestran las estadísticas. Según la agencia KPMG, compra café en grano ya una cuarta parte de los hogares. El café molido sigue siendo sin embargo el preferido por la mitad de los consumidores.

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En general, según un sondeo de la agencia GFK, el café tostado, sea en grano o molido, compite en igualdad de condiciones con el café instantáneo.

"Al menos una vez al año, un 95% de los hogares checos pone algún tipo de café en la cesta de la compra. El más comprado es el café tostado, que se compra en promedio ocho veces al año. Aunque el café instantáneo se compra menos que el tostado, en su compra los hogares invierten más dinero. El valor de una compra sobrepasa los 4,3 euros", afirma la ejecutiva de GFK Vladimíra Šebková.

Según el Instituto Checo de Estadísticas, cada checo consume en promedio dos kilos de café al año, lo que se corresponde con una taza al día. No obstante, en comparación con otros países, Chequia se sitúa por debajo del promedio.

Donde se bebe más café es en los países nórdicos. Por ejemplo en Finlandia se toman 12 kilos por persona, es decir, entre cinco y sesis cafés al día.

Autor: Carlos Ferrer
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