El arquitecto argentino Kocourek, premiado con el Gratias Agit

Gratias agit 2018, foto: MZV ČR

Arquitecto, constructor, empresario, mecenas de la comunidad checa en argentina, antiguo atleta ex olímpico. El argentino descendiente de checos Estanislao Kocourek ha sido homenajeado con el premio Gratias Agit.

Estanislao Kocourek  premiado por Martin Stropnický,  foto: MZV ČR

Gratias agit 2018,  foto: MZV ČR
Entre los receptores de los premios Gratias Agit de este año, entregados por el Ministerio de Relaciones Exteriores checo, figura un ciudadano argentino: el arquitecto Estanislao Kocourek. Estos galardones, que reconocen el aporte realizado a la difusión en el extranjero de la República Checa, ha valorado en Kocourek no solo su condición de prohombre y descendiente de checos, sino también su aporte a la organización y mecenazgo de las organizaciones de descendientes checos en la Argentina.

De hecho, gracias a Estanislao Kocourek pudo renovarse en 2011 la Casa Checa de Buenos Aires, la sede de la Asociación de Compatriotas, el antiguo Club Checoslovaco y la Escuela Checa en Choele Choel, en el barrio bonaerense de Avellaneda.

Los orígenes de la familia de Kocourek se sitúan en Moravia, explicó en entrevista para Radio Praga.

“Mi papá nació en Uherský Brod, en 1901, mi mamá en Podivin, muy cerquita, a 30 kilómetros, pero se conocieron en Buenos Aires, se conocieron allá, y formaron una familia. Ahora ya somos 60 o 65 descendientes entre Argentina y Brasil”. Como otros muchos europeos, los padres de Estanislao Kocourek emigraron al nuevo continente en busca de mayores oportunidades vitales. Ambos estaban preparados para construirse un porvenir, prosigue.

Estanislao Kocourek,  foto: Onřej Tomšů
“Los dos se vinieron de la República Checa con un título. Era gente educada. Mi mamá era modista de señoras, a los 18 años viajó ella, y ya era modista. Mi papá era técnico en molienda de cereales. Lo que él aprendió en esos años que estuvo trabajando en la molienda fue un conocimiento muy total del manejo de herramientas, del agua, de electricidad, de energía, de transmisión de movimientos. Los molinos eran molinos de agua sobre los ríos, y la molienda de cereales era una profesión muy valorada. Cuando llegó a la Argentina él estaba capacitado para hacer cualquier cosa”.

Sin duda fue vital para la formación personal de Estanislao el hecho de que sus padres nunca perdieran de vista sus raíces. Aunque nació en la argentina y vivió como un argentino, su educación y el ambiente en el que se crio siempre fue en buena parte checo, detalla.

“Mis padres justamente se conocieron en un club checo. Había una colectividad no muy grande, pequeña. Yo en casa tenía obligación de contestar en checo. Además, cuando estuve en la edad de la escuela primaria, había una escuela checa en Buenos Aires. Se llamaba Jan Amos Komenský. Ahí venía un maestro de Praga tres veces por semana a la tarde, ahí teníamos colegio checo”.

Sin poder entrar en Checoslovaquia hasta el 68

Estanislao Kocourek,  foto: Carlos Ferrer
La familia de Kocourek mantenía contacto con sus parientes en Checoslovaquia, pero viajar y conocer la tierra de sus padres en persona se mostró casi imposible, nos sigue contando.

“En esa época estaba el comunismo, no era fácil llegar acá. Inclusive cuando fui a competir a las Olimpiadas en 1952 me encontré con atletas checos e intenté viajar, pero no me dejaron. No pude viajar a ver a mis parientes y todo eso”. Y es que además de por sus actividades profesionales, Estanislao Kocourek también destaca por sus éxitos deportivos.

“Yo cuando era chico empecé a hacer atletismo, era velocista, corría 100 y 200 metros vallas, y tuve destacada actuación en las competencias colegiales, universitarias, sudamericanas, y conseguí un puesto para competir en las Olimpiadas de Helsinki, en 1952. Llegué a clasificarme para las semifinales, pero nada más. Siempre digo que ya haber sido ex olímpico es un honor”. Con el tiempo Kocourek dejó de competir en atletismo para dedicarse a la vela, disciplina en la que consiguió numerosos éxitos a lo largo de 25 años. En 1992 participó en el Atlantic Crossing como parte de las celebraciones del descubrimiento de América.

Una vida dedicada a la arquitectura

No obstante en Argentina la familia Kocourek es conocida por su vinculación con la construcción y la arquitectura. El padre de Estanislao, Francisco Kocourek, fundó una empresa contratista de estructuras de hormigón, y aunque quería que su hijo fuera ingeniero, este se decantó por la arquitectura, sin dejar de lado el negocio familiar.

Estanislao Kocourek es autor de rascacielos en estilo racionalista como la Torre Madero o el edificio Conurban, en Buenos Aires, así como del hotel Internacional Iguazú, en las conocidas cataratas. Asimismo ha renovado o construido infraestructuras deportivas, sanitarias y educativas, entre las que destaca el proyecto de las 60 escuelas o el complejo deportivo Saavedra.

Su vida y trabajo han quedado documentados en un capítulo de las serie sobre arquitectura ‘Bellas Huellas’ (‘Šumné stopy’) del arquitecto David Vávra y el director de cine Radovan Lipus.

Los premios Gratiat Agit son entregados desde 1997 por el Ministerio checo de Relaciones Exteriores a personalidades destacadas por difundir en el extranjero el buen nombre de la República Checa. Pueden recibir este galardón tanto personas como organizaciones. En esta edición se han repartido 14 premios y entre los agraciados figuran por ejemplo el hispanista checo Josef Opatrný, el monumento a Lidice, la organización deportiva Sokol de París o el grupo de los llamados Ocho Valientes de Rusia.