El alpinismo checoslovaco en la época totalitaria

Alto Tatra, Tarjeta QSL de Radio Praga (1976)

'Momentos de la Historia del Alpinismo Checoslovaco' es el título de la nueva exposición instalada actualmente en el Museo del Paraíso Checo, en la ciudad de Turnov (Muzeum Českého ráje v Turnově). La muestra se basa en fotografías, muestras de equipo y recuerdos de uno de los pioneros del alpinismo checoslovaco, Jan Červinka. Algunas de sus vivencias y los obstáculos que tuvo que afrontar durante la época del comunismo es el tema de la siguiente entrevista.

Alto Tatra,  Tarjeta QSL de Radio Praga  (1976)
Los comienzos del alpinismo nacional checoslovaco se remontan a los años cincuenta del siglo XX, cuando la Unión Soviética facilitó el acceso a las Montañas del Cáucaso, que permitieron a los alpinistas checoslovacos descubrir por primera vez alturas de más de 5.000 metros.

Hasta entonces habían entrenado en terrenos nacionales, como la sierra de Alto Tatra, situada en la actual Eslovaquia. Todas las ascensiones se realizaban con un equipo de fabricación casera, según recuerda uno de los primeros miembros de las expediciones alpinistas checoslovacas, Jan Červinka.

“Debido a la situación política y las complicaciones con las divisas resultaba difícil comprar equipamiento en Occidente. Me acuerdo que en 1953 se logró importar desde Francia algunos objetos, como crampones o mochilas especiales. Los checos somos unos manitas, así que los copiamos y seguimos fabricándolos aquí”. Conseguir permiso para emprender expediciones alpinistas en el extranjero resultaba en la Checoslovaquia comunista todo un reto. Jan Červinka recuerda los mayores obstáculos a la hora de cruzar la Cortina de Hierro.

“El régimen causaba frecuentemente problemas para dejarnos salir del país. Antes de partir a mi primera expedición alpinista a Francia, tuve que introducir en mi solicitud de cláusula de salida los nombres de tres personas que garantizaran al Estado que no me iba a quedar en el extranjero”.

Mont Everest,  foto: Carsten.nebel / Creative Commons 3.0
La mayoría de las próximas expediciones alpinistas fueron auspiciadas por el Gobierno, que veía en este tipo de actividades una oportunidad para promocionar Checoslovaquia a nivel internacional. Ni esta favorable actitud del Estado facilitaba a los alpinistas los trámites necesarios para que pudieran partir tranquilamente en conquista de las alturas, prosigue Červinka.

“Un frecuente problema que afrontábamos fue la concesión de vacaciones por parte de nuestros empleadores. En varias ocasiones tuvimos que dejar a la empresa dinero para la paga de nuestra seguridad social. Una expedición representativa a las Montañas del Cáucaso, organizada por el Estado, nos la tuvimos que financiar de nuestro bolsillos”.

Los alpinistas tuvieron que pedir en muchas ocasiones unas vacaciones bastante largas. Mientras que los miembros de expediciones occidentales se trasladaban a sus destinos en avión, la escasez de recursos obligaba a los checoslovacos a viajar vía terrestre. Algunas salidas les ocupaban hasta varios meses, como fue el caso de la expedición al Monte Everest, que se prolongó durante más de 70 días, debido a una ola de disturbios políticos en Irán.

Además, los alpinistas se enfrentaban en el camino a todo tipo de obstáculos, desde averías o monzones hasta elefantes.

La suerte de rechazar la expedición al Huascarán

Huascarán,  foto: Patricio Mena Vásconez,  Public Domain
Las primeras expediciones nacionales se dirigieron a las sierras de Afganistán y Pakistán, donde los alpinistas celebraron grandes éxitos. No todas las salidas de Jan Červinka resultaron exitosas, como fue el caso de la escalada al pico de Haramosh, situado en la Cordillera del Karakórum, en Pakistán.

No obstante, la presencia en esta expedición probablemente salvó a Jan Červinka la vida. Si no hubiera viajado a Pakistán, tal vez habría aceptado la invitación de su amigo Vilém Heckel para partir en conquista del Huascarán, el pico más alto del Perú.

Esta expedición al país andino se convirtió en la mayor tragedia del alpinismo checoslovaco. El 31 de mayo de 1970, los 14 alpinistas fallecieron bajo una avalancha provocada por un terremoto de magnitud de 7,8 grados en la escala de Richter, que sepultó más de 250 municipios de la zona andina de Ancash.

Makalu, la escalada más difícil

Mont Blanc,  foto: Zoharty,  Creative Commons 3.0
Jan Červinka vivió en las montañas numerosos momentos agitados. De las expediciones más complicadas tacha los ascensos al quinto pico más alto del mundo, Makalu, situado en la zona fronteriza entre China y Nepal, que se realizaron en 1973 y 1976, según explica.

“En ambas expediciones perdimos a un hombre. La segunda víctima, Jan Kounický, se quedó con la médula espinal dañada en la altura de 8.000 metros, desde donde no lo pudimos bajar y donde permaneció vivo durante cuatro días”.

La carrera alpinista de Jan Červinka se prolongó durante tres cuartos de siglo. Durante este tiempo logró conquistar las cimas más altas de América del Sur y del Norte, además de escalar en las sierras del Himalaya, Hindú Kush y las Montañas del Cáucaso, entre otras. Červinka realizó su último ascenso en 2006 al pico más alto del Viejo Contienente, el Mont Blanc, a los 76 años de edad.

Los momentos clave del alpinismo checo en un libro

Alto Tatra,  Tarjeta QSL de Radio Praga  (1975)
La exposición 'Momentos de la Historia del Alpinismo Checoslovaco' en el Museo del Paraíso Checo, que se puede ver en Turnov hasta el 26 de febrero, presenta a los visitantes las antiguas técnicas de entrenamiento y explica el transcurso de las expediciones desde el punto de vista de las personas residentes tras la Cortina de Hierro.

La muestra se propone a invitar a la lectura de un libro que reunirá los recuerdos de destacados alpinistas checoslovacos. El objetivo clave de la publicación, que saldrá a la luz dentro de dos años, es narrar la historia de la Checoslovaquia comunista a través del prisma del alpinismo.

Mientras tanto, el Museo del Paraíso Checo ha puesto en marcha los preparativos para realizar una exposición permanente que explorará el fenómeno del alpinismo en los alrededores de la ciudad de Turnov, la cuna checoslovaca de este deporte. La apertura de la muestra se prevé para 2019.