Ejército podría garantizar seguridad durante sesión del FMI

Los soldados podrían salir a las calles de Praga para garantizar la seguridad durante la sesión de septiembre del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. El Gobierno checo ha empezado a barajar esta eventualidad después de conocer las amenazas de los adversarios de la globalización que no descartan disturbios similares a los del año pasado en la ciudad norteamericana de Seattle.

El nerviosismo aumenta. A pesar de que los más poderosos del mundo, lo países del G-8, acordaran en Okinawa que las naciones ricas tienen que hacer "mayores esfuerzos" y que es necesario acelerar la aplicación del plan para condonar 100 mil millones de dólares de la deuda de los países más pobres, los opositores a la globalización manifestaron que no se encuentran satisfechos con los resultados alcanzados.

Ann Pettifor, quien encabeza una de las mayores organizaciones contra la globalización sostuvo que las manifestaciones en Japón fueron moderadas pero que la fuerza de las protestas se hará sentir en Praga. "Las protestas serán mayores que las del año pasado en Seattle" advirtió la señora Pettifor.

El Gobierno checo calcula que a Praga podrían arribar entre 20 mil y 30 mil manifestantes, por lo que se empiezan a tomar medidas para garantizar la protección de los participantes en la sesión, así como de los habitantes de la capital checa en general.

El ministro del Interior, Stanislav Gross, anunció la decisión de movilizar a 11 mil efectivos de la policía, que en Praga se encargarán de velar por la seguridad durante la sesión del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, del 15 al 19 de septiembre, al tiempo que pedirá al Gobierno que apruebe la participación del Ejército en la protección del Centro de los Congresos donde tendrá lugar la reunión y en algunos lugares estratégicos de la capital.

Tomando en cuenta las dimensiones de las operaciones de seguridad el Gobierno no descarta la posibilidad de solicitar ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.

Autor: Federico Picado
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