Ejército custodia plantas nucleares de Temelín y Dukovany

Muchos se preguntan qué pasaría si las plantas nucleares de Temelín y Dukovany se convirtieran en blanco de un ataque aéreo similar al perpetrado la semana pasada en Estados Unidos. Los expertos aseguran que el sólo impacto de los aviones danaría de tal forma la estructura de las centrales, que sería imposible ponerlas nuevamente en funcionamiento. Sin embargo, descartan que esto pudiera producir fugas de material radioactivo que ponga en peligro a la población.

Antes del 11 de septiembre nadie se habría preguntado hasta qué punto las plantas nucleares de Temelín y Dukovany se encuentran protegidas ante el eventual impacto de un avión comercial. Después del brutal ataque terrorista a Washington y Nueva York las autoridades checas han tomado una serie de medidas para prevenir que se produzcan actos de similar magnitud en este país. Por esa razón, el Ejército checo se ha visto en la necesidad de trasladar la unidad de defensa antiaérea de la ciudad de Zatec a una localidad cercana a una de las dos plantas nucleares checas.

Aunque fuentes del Ejército no han precisado el destino de la unidad, todo hace indicar que el objetivo es proteger la planta de Dukovany, que a diferencia de Temelín, se encuentra en pleno funcionamiento. "Aunque supiera de cuál se trata no lo revelaría. La defensa más eficaz es el secreto", indicó a la prensa el portavoz de la planta nuclear de Dukovany, Petr Spilka.

En el caso de dicha central se afirma que sería capaz de resistir la caída de 7,5 toneladas de un objeto aproximándose a una velocidad de hasta 750 kilómetros por hora. No obstante, cada uno de los aviones que arremetieron contra las Torres Gemelas de Nueva York pesaba cerca de 150 toneladas y se desplazaba a una velocidad aproximada de 600 kilómetros por hora.

Expertos checos aseguran que es muy difícil que se produzca un ataque a ambas centrales, ya que el espacio aéreo sobre ellas se encuentra cerrado. "No se permite sobrevolar el sector a naves de ningún tipo", sostuvo el portavoz de la Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear, Pavel Pittermann, explicando que de producirse tal circunstancia las unidades de defensa antiaérea tomarían medidas radicales. "Trataríamos de dirigir la aeronave fuera del territorio prohibido y presionaríamos al piloto para que aterrice; de lo contrario nos veríamos en la obligación de derribar la nave", explicó Miroslav Sindelár, del Ministerio de Defensa checo.