Dos presidencias europeas, dos visiones de la Unión sobre la mesa

Enrique Barón Crespo, Pedro Moya Milanés y Antonín Berdych, foto: Isaac Sibecas

El ex ministro español y ex presidente del Parlamento Europeo Enrique Barón Crespo comentó los retos y logros de la Unión Europea desde su perspectiva personal en la conferencia ‘Presidencia Europea: experiencias checa y española’, que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Praga.

Foto: Comisión Europea
Mientras que el ex presidente del Parlamento Europeo, Enrique Barón Crespo, dedicó sus intervenciones a repasar los éxitos de la Unión Europea como institución, Antonín Berdych, ex director del gabinete del viceministro para Asuntos Europeos de la República Checa, expuso detalladamente la gestión checa durante su presidencia, contrastando en muchos temas su visión práctica con el euroentusiasmo español.

De esta manera, en estos tiempos de replanteamiento y reajuste debido a la crisis económica, Barón Crespo expuso los avances de integración conseguidos por el Tratado de Lisboa y valoró el camino común emprendido por la Unión en temas como el modelo social y la lucha contra el cambio climático.

Enrique Barón Crespo,  foto: Isaac Sibecas
En cuanto a la presidencia española, tema en el que se profundizó poco, el político subrayó que, aunque se trata de una labor poco visible de momento, se ha realizado un esfuerzo importante para consolidar las nuevas figuras del presidente y el ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Europea.

“En este momento, en un tema muy complicado, en el que había una negociación con el Parlamento compleja porque también tiene una dimensión presupuestaria. Es un tema que está encarrilado ya. Tenga en cuenta una cosa: la Comisión tiene unas cinco mil personas ya en el exterior, se incorpora la cuestión más intergubernamental y eso no se arregla en dos días”, explicó.

Precisamente, y para que estas instituciones sean viables, necesitan que los estados miembros confíen en ellas una buena parte de su política exterior. Barón Crespo se muestra optimista al respecto.

Enrique Barón Crespo,  Pedro Moya Milanés y Antonín Berdych,  foto: Isaac Sibecas

“Más que ceder soberanía lo que hacemos en poner en común soberanías y la suma es mayor que los sumandos. Y luego en el tema exterior es donde puede haber más matices, un poco por la historia, pero la Unión Europea, por ejemplo, ha sido capaz, y hablo en Praga, de darle estabilidad a la zona de Europa en donde empezaron las dos guerras mundiales. Hemos sido capaces de plantear una política europea sobre los grandes bloques internacionales: el Mediterráneo, África, las relaciones con Estados Unidos, el desarrollo de relaciones con América Latina y con Asia... Lo que nunca seremos es una potencia imperialista, yo creo que afortunadamente”, afirmó Barón.

Antonín Berdych,  foto: Isaac Sibecas
Por su parte, Antonín Berdych defendió el buen funcionamiento de las instituciones checas ante el reto de la presidencia checa de la Unión Europea, destacando como los logros más importantes los avances en política energética y la creación del Partenariado Oriental.

Desmintió así la mala imagen dada al exterior de inestabilidad política e irresponsabilidad producida tras la caída del Gobierno en abril de 2009. En su opinión, este hecho, más que afectar al funcionamiento de la presidencia en sí, tuvo efectos más bien cosméticos. Frente a la percepción general que en España se tiene de Chequia como un país euroescéptico y poco comprometido por la Unión, Berdych defendió la legitimidad checa de ver las cosas de manera más fría.

“Desde luego la mayoría de los checos son gente extraordinariamente pragmática, y así es su actitud hacia la Unión Europea, no solo en la intención de conseguir de ella recursos financieros. Ven en ella ventajas, las ven desde el punto de vista práctico. Lo que les provoca escepticismo es ese lenguaje europeo, ese idealismo y entusiasmo, que llega de Bruselas y de algunos países miembros. Nos provoca rechazo. Pero eso no significa que la mayoría de los checos no crea en la integración europea como proyecto político. Lo apoyan, solo que algunas palabras les provocan escalofríos. Y creo que eso se puede respetar”, sostuvo.

Sobre las resistencias de parte de la política checa a firmar el Tratado de Lisboa, simbolizadas por la obstrucción del presidente Václav Klaus a la ratificación, Berdych recordó que en Chequia nunca se produjo debate sobre la Constitución Europea, predecesora del Tratado. Así pues, la polémica interna que otros países habían vivido antes tuvo lugar en la República Checa justo en ese momento, lo que dio una falsa imagen exterior de euroescepticismo.

La conferencia fue organizada por el Instituto Cervantes en colaboración con la Embajada de España, en el marco de la presidencia española de la Unión Europea.