Dos amigas que han sido protagonistas de los cambios de Praga
Marketa y Barbora son dos amigas de treinta años que se conocieron a los doce en una función de teatro en Praga. Han seguido siendo amigas todo este tiempo, mezclándose con la comunidad de extranjeros que llegaron a vivir acá. Son dos testigos excepcionales de los cambios que han afectado a la capital checa.
Marketa tiene un novio estadounidense. La pareja de Barbora es latinoamericano. Y no se trata de ninguna novedad. Ambas amigas se han mezclado con extranjeros desde que cayó el comunismo.
De alguna manera, han sido protagonistas, juntas, de los cambios que ha vivido su ciudad natal, porque se conocen desde hace 18 años, cuando Praga estaba todavía bajo el yugo totalitario y cuando el turismo masivo que se practica hoy en día era impensable.
Marketa recuerda que se conocieron gracias a una obra de teatro.
"Nos conocimos en la escuela básica, en una obra de teatro, hace 18 años. Teníamos doce cada una. En ese entonces ni siquiera nos hablamos, pero surgió una atracción mutua. Aunque yo creo que Bara se sintió más atraída por mí que yo por ella", comenta Marketa.
Ese fue sólo el comienzo. Después, se siguieron viendo, a intervalos, hasta que de pronto dejaron de estar en contacto, por casi dos años, agrega Marketa.
"Después de la obra de teatro nos seguimos viendo unos meses, sobre todo en el camino de la escuela a casa, pero al poco tiempo nos tuvimos que separar por un par de años, ya que fuimos a liceos distintos. Y una amiga en común nos volvió a unir", sostiene.
Ya no se separaron más y juntas vivieron la adolescencia y el despertar al amor. En eso Marketa es enfática: el secreto de una amistad femenina es que nunca dos amigas se interesen por el mismo hombre.
"No tenemos el mismo gusto con los hombres, por suerte, y esa es una de las razones por las que hemos podido seguir siendo amigas todo este tiempo. E incluso, si sospechamos que nos puede gustar el mismo hombre, las dos inconscientemente lo alejamos de nuestras mentes, ya que nuestra amistad es más importante y ningún varón la puede destruir", insiste Marketa.
También han vivido juntas las transformaciones de Praga, que ha cambiado muchísimo después de 1989. Ellas se han aprovechado de esos cambios, según indica Barbora.
"Después de la Revolución de Terciopelo tuvimos la oportunidad excepcional de empezar a tener contacto con personas de otros países que llegaron a vivir a Praga, atraídos por la efervescencia democrática que se vivía entonces, a comienzos de los 90. Por primera vez teníamos la oportunidad de conocer a franceses, ingleses, españoles, y eso fue muy interesante, y nos incitó a aprender idiomas, también. Fue un cambio súbito porque de la noche a la mañana se abrieron las fronteras y Praga comenzó a ser un foco de atención internacional", comenta.Marketa está de acuerdo con su amiga del alma y dice que conocer extranjeros se convirtió en algo habitual.
"Praga ha cambiado mucho y nosotros también. Cuando nos conocimos aún existía Checoslovaquia, y cuando cayó el Muro de Berlín todo cambió muy rápidamente. Se abrieron las fronteras, dejamos de estar aislados, Praga se convirtió en una ciudad muy apetecida por los turistas y nos empezamos a mezclar con los extranjeros, ya que nos interesaba aprender francés, inglés, español también", agrega Marketa.
Las dos amigas aseguran que fue como si de repente el mundo se abriera ante sus ojos. Según Marketa, fue como empezar a ser protagonistas de la historia del mundo.
"Claro que nos gustó empezar a mezclarnos con los extranjeros, de repente el mundo se nos abrió, y empezaron a llegar personas de otros países a vivir a Praga y nos empezamos a juntar con ellos, los admirábamos, de esa forma nos empezamos a sentir parte del mundo, que éramos protagonistas de la historia, y no sólo de la checa, ya que teníamos la posibilidad de comunicarnos, de entablar amistad con personas de otros países que venían a vivir a Praga porque les gustaba esta ciudad", afirma Marketa.
Barbora habla fluido inglés, español y francés. Marketa se las arregla muy bien en inglés y francés, aunque el español le cuesta más. Ambas amigas son testigos excepcionales de los vibrantes cambios que han sacudido el país los últimos 18 años, justamente el tiempo que dura esta amistad. Y ambas dicen que seguirán siendo amigas para siempre.