Chequia contribuye a la lucha contra el ébola con sacos aislantes
Un fabricante checo es el único del mundo en fabricar sacos especiales para aislar a infectados por enfermedades contagiosas como el ébola. Además de contribuir a la lucha contra la epidemia suministrando estas camillas especiales, Chequia se involucrará a nivel institucional, donando 100.000 euros a Médicos sin Fronteras.
La compañía checa suministrará en los próximos días a Médicos sin Fronteras 40 de estas camillas móviles con sistema aislante, reformadas con nuevos filtros para adaptarse al uso de cloro como desinfectante. Además se enviarán otros utensilios destinados a proteger al personal sanitario de un posible contagio. El presidente de la empresa, Pavel Kostka, nos da los detalles.
“Estos compartimentos hospitalarios funcionan con el principio de diferencia de presión. El médico puede examinar al paciente desde fuera, con lo que el contacto entre ambos se reduce al mínimo, y consecuentemente el riesgo de contagio. También tenemos trajes aislantes, que obedecen al hecho de que con el ébola resultaron infectados, y fallecieron, muchos trabajadores sanitarios. El traje tiene integrados los guantes, las botas, escafandra, de forma que el único factor de riesgo que hay que vigilar es esta cremallera en el pecho”, explicó.
La demanda de momento supera la capacidad de producción de los checos, que envían sus productos también curiosamente a Brasil, que aunque no sufre ninguna alerta sanitaria, se prepara para enfrentarse a esta eventualidad durante los Juegos Olímpicos.
Por su parte el Gobierno checo ha llegado a un acuerdo con Médicos sin Fronteras para donar a la lucha contra el ébola 100.000 euros. A esta suma se añadirá el envío de equipamiento médico y otra ayuda material que en los próximos 14 días los ministerios del Interior y de Salud tratarán de reunir extrayéndolo de sus reservas.
El ébola, una enfermedad vírica aparecida en 1976, se contagia fácilmente a través de fluidos corporales como la saliva y presenta síntomas similares a los de la malaria o el cólera. No existe medicina conocida y la mortalidad oscila entre el 50 y el 90% de los casos. La actual epidemia sirgió en Guinea y se extendió rápidamente a Sierra Leona, Liberia, Nigeria y la República Democrática del Congo.
