Médicos checos ayudan a combatir en África el Ébola
Dos voluntarios checos acaban de regresar de África donde durante seis semanas ayudaron a combatir el Ébola en el marco de una misión de la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF). Según datos de la Organización Mundial de la Salud, ese virus se ha cobrado hasta el presente más de 5.500 víctimas humanas. Según reveló a su regreso a casa la trabajadora humanitaria checa Pavlína Kozelková, la experiencia vivida en África fue triste.
Al llegar a Guinea, Pavlína Kozelková llegó a darse cuenta pronto que la situación era mucho más seria de lo que había imaginado, según sostiene.
”Cuando llegué al lugar a finales de septiembre, en el hospital de Conakri teníamos unos 18 casos de enfermos de Ébola, pero en el curso de unas tres semanas el número de contagiados por ese virus alcanzó el triple y más. Para el hospital local la situación llegó a ser grave, ya que las camillas no alcanzaban para tantos enfermos”.
La tarea de la voluntaria checa consistió mayormente en actividades administrativas. Ayudaba igualmente a solucionar eventuales problemas de los médicos que llegaban a Guinea a curar a los afectados por esa enfermedad mortal. Kozelková visitó el hospital de campaña en Conakri, destinado exclusivamente a los enfermos de Ébola. Como cuenta, no todos los pacientes llegan al hospital de manera voluntaria.”A pesar de que en la capital Conakri los habitantes cuentan con información suficiente y conocen la organización Médicos Sin Fronteras, hay entre ellos personas que rechazan ser ingresadas en un hospital. Parece que menosprecian el enorme peligro del Ébola y prefieren someterse a tratamientos de un chamán o un curandero”.
Pero, según Kozelková, la mayoría de las personas tiene plena confianza en los médicos profesionales y piden ayuda asimismo a los integrantes de la misión Médicos Sin Fronteras.
El virus del Ébola comenzó a extenderse en forma masiva por los países de África occidental en diciembre del año pasado. Los médicos y otros especialistas extranjeros que ayudan a los afectados suelen estar en una misión durante cinco o seis semanas, para prevenir al máximo que se contagien. Muchos reconocen que, independientemente de su deseo de ayudar a los afectados, tienen miedo de enfermar también, según admite Pavlína Kozelková.
”Tuve momentos cuando me ponía a pensar que a lo mejor me había contagiado de Ébola. Por ejemplo, comenzó a dolerme la barriga y luego también la cabeza, que son unos de los síntomas de esa enfermedad, y ya estaba preocupada de que me había tocado también a mí. En esos momentos uno se pone a recordar dónde ha estado en los últimos días, con quién se ha encontrado, qué ha tocado, etc”.Los voluntarios que se encuentran en África en las zonas más afectadas por el Ébola, o sea en la República de Guinea, Liberia y Sierra Leone, tienen que medirse todos los días la temperatura y controlar el estado de su salud igualmente de otra forma. La checa Pavlína Kozelková, de Médicos Sin Fronteras, afirma que está decidida a inscribirse en otra misión internacional de ayuda humanitaria, independientemente del peligro que conlleva ese trabajo.