"Cazadores" de meteoros

meteorit.jpg

El meteorito Neuschwanstein que cayó el año pasado en Baviera, cerca del homónimo palacio, fue hallado gracias a los cálculos de los científicos checos del observatorio de Ondrejov. Los "cazadores" de meteoros de Ondrejov figuran entre los más exitosos del mundo. Su camino a la élite mundial empezó hace ya unas décadas.

El 7 de abril de 1959 dos cámaras fotográficas especiales registraron la trayectoria de un meteoro en el firmamento checo. El rastreo regular del cielo con cámaras fotográficas se debía a la iniciativa del astrónomo Zdenek Ceplecha.

Gracias a las fotos fue posible calcular el lugar aproximado de la caída del cuerpo celeste. Los fragmentos del meteorito fueron hallados cerca de la ciudad checa de Príbram: el más grande pesaba 4 kilos y medio.

Además, las fotos posibilitaron que por primera vez en la historia de la astronomía los científicos calculasen la trayectoria en la cual el meteorito giraba en el sistema solar.

El punto más distante del Sol de la trayectoria del meteorito Príbram se hallaba entre las órbitas de Marte y Júpiter, el punto más cercano al Sol se encontraba entre Venus y Tierra.

Por primera vez en la historia los científicos obtenían un material del cosmos del que sabían de dónde provenía y por dónde viajó en el espacio.

El meteorito Príbram fue el primer cuerpo celeste cuyos fragmentos fueron hallados con ayuda de fotos obtenidas por cámaras especiales. Desde entonces ello se logró sólo en tres casos más. El último fue el hallazgo del meteorito Neuschwanstein gracias a la Red Europea de Bólidos cuyos puntos clave dotados de cámaras se hallan en el territorio de la República Checa, Austria y Alemania. La creación de dicha red fue impulsada por el científico checo Zdenek Ceplecha.

El 6 de abril de 2002, 43 años después del la caída del meteorito Príbram, la Red Europea de Bólidos registró sobre Europea Central un meteoro extraordinariamente luminoso. Su aparición en el cielo fue acompañada por un temblor de tierra, tintineo de cristales y estruendo audible a decenas de kilómetros.

La esperanza de que pudieran hallarse los restos del cuerpo celeste que sobrevoló la región adyacente a la frontera austro-alemana fue entretanto muy pequeña.

El equipo del Instituto de Astronomía de Ondrejov tuvo todas las fotos de la trayectoria del meteoro el 10 de abril del año pasado. Empezaron los cálculos de los que resultaba que los fragmentos del meteorito cayeron en los Alpes, en un área de 800 por 1000 metros.

Los científicos checos tuvieron suerte. Dos voluntarios hallaron los restos del meteorito en el centro de la zona calculada, a 1660 metros sobre el nivel del mar. El fragmento del meteorito de dos kilos de peso fue econtrado a 6 kilómetros del palacio de Neuschwanstein en Baviera, con cuyo nombre fue bautizado.

Las fotos de las cámaras revelaron que el meteorito Príbram, de 1959, y el Neuschwanstein, del año 2002, viajaban en el cosmos por trayectorias muy parecidas. Sin embargo, su composición química es totalmente diferente.

Además, el Príbram vagó por el cosmos 12 millones de años, mientras que el Neuschwanstein lo hizo durante 48 millones de años.

Los científicos opinan que antes de iniciar su viaje por el cosmos, los meteoritos Príbram y el Neuschwanstein formaban parte de dos asteroides que giraban en una órbita entre Marte y Júpiter.

El material del que se componen los asteroides tiene la misma antigüedad que el sistema solar que se estima en 4 mil 500 millones de años. Los meteoritos son pues mensajeros y testigos de la infancia del sistema solar.