Casa Checa en Buenos Aires resurge tras 40 años
Un puente invisible que une la nostalgia del pasado con la sonrisa del mañana. Con estas palabras se define a sí misma la asociación de la colectividad checa en Buenos Aires, Český Dům, en español Casa Checa. Después de una larga pausa que duró cuarenta años los descendientes checos residentes en la capital argentina vuelven a reunirse para promocionar y recordar las tradiciones de su vieja patria.
La asociación Český Dům nació en el año 2001, con ayuda de la entonces embajadora checa en Argentina, Edita Hrdá. No es que antes no existieran en Buenos Aires asociaciones de la colectividad checa. Había por lo menos cinco, pero sus actividades se interrumpieron forzosamente, explica Ricardo Basovnik, presidente de Český Dům.
“En buena medida debido a que en los años 70 la República Checoslovaca de entonces fue de alguna manera perseguida acá en Argentina por los militares que estaban contra el régimen comunista”.
Los abuelos de Ricardo Basovnik, oriundos de Moravia y Eslovaquia, llegaron a Argentina en la época de entreguerras pensando encontrar en América una mejor condición de vida.
“Mis abuelos cuando llegaron eran tan jovencitos que en realidad no tenían una profesión definida. Por ejemplo, mi abuelo Kotas de la parte materna acá se dedicó al periodismo, pero había empezado a trabajar en la fábrica Bata trabajando con el cuero en los zapatos. Mi otro abuelo Prudek de la parte de mi familia paterna, procedente de Rakvice, era más bien agricultor. Y mi abuelo Guillermo Basovnik, dado que la posición de su familia era un poquito más adinerada, era ya un comerciante desde que salió de la República Checa”.De Buenos Aires los pasos de los colonos checos se dirigieron al interior del país. Ricardo Basovnik nació y creció en el Chaco argentino.
“En el Chaco yo viví durante toda mi infancia en un pueblo muy chiquitito que se llama La Clotilde en el cual la mayoría de sus habitantes son inmigrantes y predominantemente checos. Hay muchos alemanes, búlgaros, croatas, ucranianos. Y la otra ciudad a la cual fui a vivir dos años antes de llegar a Buenos Aires, que es Sáenz Peña, realmente es una zona la cual está invadida por checos porque la mayoría de las personas que habitan allí son descendientes de checos”.El abuelo Kotas fue el único de la familia quien se instaló en los años 20 en Buenos Aires, pero tampoco su camino fue directo.
“Cuando él recién llega a Argentina le habían dicho que lo más provechoso para ir a trabajar era Tucumán. Pero bueno, fue demasiado duro para él porque cortando caña de azúcar en esa provincia, que es la actividad fundamental, contrajo un tifus que prácticamente lo mata. Se salvó bastante de milagro, después de varios días con mucha fiebre, entonces, decidió ir para otros rumbos y fue por la provincia de Córdoba. Dado que él había adquirido algunos conocimientos de manejo de maquinaria para el cuero se dedicó a manejar máquinas pero en este caso de automóviles porque en Córdoba en aquel momento se venía instalando la fábrica Renault y había mucho movimiento automotriz. Así que estuvo varios años trabajando allí, le fue bastante bien, pero de todas maneras le tiraba volver a Buenos Aires porque había visto que es una ciudad mucho más grande, cosmopolita y que como a él le interesaba mucho más el tema de poder escribir y manejarse con papeles, decidió instalarse acá en la capital federal de Buenos Aires”. Kotas se convirtió en uno de los personajes dirigentes de la colectividad checa en Argentina. En Buenos Aires llevó adelante su proyecto del periódico Nová Doba, o sea en español Nueva Era, que le permitió contactarse con otros checos, cuenta su nieto, Ricardo Basovnik.“Ese periódico existió realmente treinta años, desde mil novecientos veintipico hasta el cincuenta y algo, no recuerdo bien, pero treinta años interrumpidos. Era de alguna manera el núcleo de todos checos que les permitió interrelacionarse entre ellos, favoreció que se contactaran unos con los otros porque o uno ponía un aviso de su inmobiliaria, otro el aviso de su peluquería, carnicería o su venta de fiambres. A través del periódico incluso se han formado parejas y se han casado descendientes. He visto avisos en los que se decía: Hombre soltero checo necesita contactarse con señora checa de buena reputación. Fue un nexo muy importante en esa época”.
El periódico también le dio a Kotas otra fuente adicional de ingresos.
“Dado que los mismos checos se manifestaban con dificultades en conseguir ciudadanías o tramitar sucesiones, certificados de defunción de familiares que estaban en la República Checa para reclamar las herencias que correspondan o enterarse de pronto si tal persona era casada o soltera, si podía reclamar algún tipo de jubilación en el caso de las personas mayores. Bueno, de alguna manera él colaboró para que toda la colectividad pudiera ponerse al día con respecto a los trámites”.Y fue en gran parte el abuelo Kotas quien inculcó a su nieto el amor hacia su tierra de origen, así que hoy Ricardo Basovnik afirma con orgullo que se siente checo, a pesar de que visitó este país por primera vez recién en el año 2005.
“No poco sino totalmente checo. Realmente, por mi abuelo materno Kotas. Fue él que continuó hasta sus últimos días tratando adelante el Club Checo-Eslovaco, que era el club de asociaciones checas que existía acá en capital federal, en el barrio de Caballito. El siempre me llevaba a jugar a los bolos, tratar de mantener la tradición que lamentablemente se perdió en la generación de mis padres”.
Ricardo Basovnik preside Český Dům desde mayo de 2007. Como su tarea para los dos años de su período de funciones se estipuló incorporar a la asociación a los integrantes más pequeños de la colectividad checa.“Este es un cambio que vamos a llevar adelante dado que mi propio hijo, Rodrigo, de 12 años, me lo ha reclamado. No estaba contemplado en el Estatuto que hubiera socios tan jóvenes. Pero me parece una buena oportunidad dado que la idea es seguir adelante y si se incorporan nuestros pequeños van a ser ellos quienes nos van a suceder más adelante”.
El presidente de Český Dům confirma que los jóvenes se interesan por la tierra de sus antepasados.
“Mi niño más chiquitito tiene ahora dos años y que ahora ya de temprano lo hago escuchar música checa desde la mañana hasta la noche para ver si de alguna manera se va adelante la tradición. Pero hay mucho entusiasmo en los niños, y sobre todo se nos está dando que todos los miembros de la comisión directiva hemos en estos últimos años tenido familia bastante numerosa, por cierto, en un promedio de tres o cuatro hijos cada uno y todos en edad muy chiquita de dos a diez años y que los estamos justamente de incorporar al conjunto de baile Sokol y a las actividades de Český Dům”.
Actualmente, el número de los socios de la asociación llega a unas cien personas pero hay muchas otras que participan en las actividades organizadas por Český Dům, explica Ricardo Basovnik.“Hay mucha otra cantidad de gente que no se decide o siempre dice que se va a asociar pero nunca se hace el tiempo necesario para acercarse y completar el trámite. De hecho se nota en nuestras fiestas que acuden más o menos unas 400 personas y todas ellas manifiestan las ganas de asociarse, pero bueno, nunca lo terminan por formalizar”.
Český Dům también lleva un registro de los checos residentes en Argentina.
“Nuestra alma, nuestra base de datos tan celosamente guardada y que actualmente no deja de crecer. Es una cosa que nos sorprende: descubrimos día a día nuevos checos que no teníamos incluidos. Así que evidentemente son muchos más de lo que nos imaginamos acá en Argentina”.Las fiestas son el principal lugar de encuentro de la colectividad checa de Buenos Aires. Ningún año puede faltar la celebración de la fiesta nacional del 28 de octubre que conmemora la fundación del Estado checoslovaco independiente en 1918.
“Año a año vamos cambiando. Hemos tratado de ir recordando tradiciones de nuestros antepasados en Argentina como el baile de los delantales que se hacía en agosto, hemos hecho el baile de la Májka al aire libre tratando de recordar la primavera, hemos hecho la persecución de las brujas, Čarodějnice en checo, y la Jízda králů para recordar la cabalgata real. Y así vamos tratando año año recordar las fiestas más tradicionales checas”.
Aparte de los cursos de idioma checo, Český Dům invita a los interesados a participar en un proyecto de música o escuchar un programa de radio, según precisa Ricardo Basovnik.
“Llevamos adelante un proyecto muy lindo que es el de cantar canciones checas donde todos los años acuden personas atraídas por las hermosas canciones checas, sobre todo folclóricas, que revivimos y cantamos en cada oportunidad que se da para que esta gente las muestre al público. Las cantamos, por ejemplo, acompañados por un acordeonista que es nieto de checos también. El otro proyecto que sigue adelante es el de la radio, Sintonía Checa, que también cuenta con el auspicio y el apoyo de la Embajada y del Ministerio de Cultura. Es muy apreciado por nuestros miembros de la colectividad no solamente de capital federal, sino prácticamente de todo el país, incluso del mundo porque a través de Internet la radio llega a todo el mundo. Hay mucha gente que la graba en ese horario de ocho a nueve y media de la noche, los sábados, aún en lugares muy distantes que prácticamente ni se imaginan. Yo tengo conocidos y amigos que la graban en el Chaco, tengo un pariente que lo graba en Brasil. La dirección es por si quieren saberla FM Radio Cultura”.Hasta aquí Ricardo Basovnik, presidente de la asociación de la colectividad checa de Buenos Aires. Si desean averiguar más sobre Český Dům, les recomendamos consultar la página web www.cesky-dum.com.ar.