Cada vez son menos los checos interesados en tener hijos
El proyecto Familia Contemporánea Checa investiga por qué ha habido un declive significativo en el deseo de tener hijos entre los jóvenes checos. El doctor en sociología y jefe del equipo de investigación, Martin Kreidl, explicó a Radio Praga Internacional sus hallazgos.
Martin Kreidl, demógrafo social en el Departamento de Sociología de la Universidad Masaryk de Brno, encabeza el proyecto Familia Contemporánea Checa de su centro académico junto a investigadores de la Universidad Carolina de Praga. La investigación busca explicar por qué se está dando un desinterés evidente por parte de los jóvenes checos en tener hijos incluso pensando en el futuro.
Kreidl compartió con Radio Praga Internacional los hallazgos principales de la investigación.
"Recientemente nos enfocamos específicamente en las intenciones de fertilidad, es decir, cuántas personas y en qué horizonte temporal planean tener hijos. Esto está claramente inspirado en el reciente desarrollo demográfico en Chequia, donde el número de nacimientos disminuyó drásticamente entre 2021 y la actualidad... Queríamos entender cómo sucedió esto y qué factores socioeconómicos y experiencias influyeron en esa disminución".
Mientras que en 2021 hubo más de 110.000 niños nacidos, el número disminuye notablemente en 2023 a aproximadamente 90.000 niños. Para 2024, las predicciones son incluso menores, con una expectativa de entre 80.000 y 83.000 niños nacidos para finales de año. Para entender el porqué de este fenómeno, los investigadores analizaron los factores socioeconómicos y las experiencias que llevan a esta decisión mediante una serie de preguntas.
“Les preguntamos a las personas: ¿Tiene la intención de tener hijos o de tener otro hijo en los próximos tres años? Y si respondían que no, también les preguntábamos: ¿Tiene la intención de tener otro hijo en algún momento posterior? Y de esto aprendimos que, entre 2020 y 2022, el porcentaje de personas con planes a corto plazo para la paternidad disminuyó significativamente, en unos 12 puntos. Los planes a largo plazo también disminuyeron, pero no tanto, por lo que interpretamos esto como una indicación de que, para algunas personas, se trata realmente de un aplazamiento. Así que esa es la tendencia principal; la siguiente pregunta, obviamente, es: ¿qué está detrás de esto?”
El profesor Kreidl denota dos corrientes de tendencias relevantes en cuanto a este comportamiento. La primera son tendencias a largo plazo, las cuales reflejan cambios en los valores y normas sociales, y la segunda corriente es a corto plazo, que es lo ocurrido entre 2020 y 2022. Su investigación se enfoca principalmente en la segunda corriente de tendencias y concluye que los factores socioeconómicos son la principal influencia en la intención de tener hijos a futuro.
“Al analizar los datos, fue evidente que los factores socioeconómicos, en términos generales, desempeñan un papel muy importante en la estratificación de las intenciones de fertilidad... Típicamente, las personas que se encuentran en posiciones económicamente vulnerables o inciertas reportan disminuciones mucho mayores en las intenciones de fertilidad que aquellas que están en posiciones más estables. Esto se refiere a la educación, los ingresos, pero también a la vivienda”.
En cuanto a si es o no una tendencia temporal, Kreidl explica que, para una porción significativa de los jóvenes que han decidido no tener hijos a futuro, es una decisión permanente. Usualmente, las personas que consideran la posibilidad de tenerlos no siempre lo llevan a cabo; suelen posponerlo y, eventualmente, no los tienen. Para las personas que simplemente no consideran esa posibilidad, rara vez cambian de parecer.
“Por lo tanto, actualmente pensamos que quizás la mitad de la disminución en los planes de fertilidad podría ser temporal, y la otra mitad, con mayor probabilidad, es un fenómeno más bien permanente”.
Finalmente, Kreidl compartió con Radio Praga Internacional las repercusiones socioeconómicas de que haya un retroceso significativo en la tasa de natalidad.
“Esto tiene implicaciones en términos de productividad, económicamente hablando. Tiene implicaciones para la infraestructura social, como escuelas, hospitales y todo lo demás. Y, por supuesto, está la tasa entre jóvenes y mayores en la población, lo cual impacta las pensiones. Así que, con tasas de natalidad bajas, los cambios en otras esferas de la sociedad podrían ser bastante dramáticos”.
Para contrarrestar el declive de natalidad, el Gobierno checo ha puesto en marcha una estrategia de política familiar a largo plazo que busca fomentar los valores familiares, apoyar las relaciones familiares y fomentar la estabilidad económica y material de las familias.
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