Bohdan Pomahač, pionero de los trasplantes de cara, cumple 50 años
El autor del primer trasplante completo de cara en Estados Unidos cumple 50 años. En la última década diez personas han recuperado literalmente la sonrisa gracias al cirujano plástico Bohdan Pomahač, natural de Ostrava y licenciado en la Universidad de Olomouc, que también es pionero en el trasplante de manos.
Pocas veces un nombre propio define tan bien a su portador. Bohdan (nombre tradicional eslavo que significa “regalo de Dios”) Pomahač (alguien que ayuda) lleva una década obrando milagros en el Hospital Brigham and Women's de Boston. En la última década, el doctor Pomahač ha devuelto la cara, y con ello la sonrisa y la vida, a diez personas que se quedaron sin rostro. Y también las manos. Pacientes que perdieron los antebrazos en algún accidente o por enfermedad, ahora le mandan vídeos tocando el piano y cantando de felicidad y agradecimiento.
En 2009 realizó su primer transplante parcial de cara y el séptimo del mundo. Dos años después, logró mayor fama aún tras realizar el primer trasplante de cara completo en Estados Unidos y tercero del mundo. Cuando nació, hace medio siglo en Ostrava, esto parecía únicamente ciencia ficción. Hoy en día sigue siendo dificil de imaginar obtener un nuevo rostro tomado de una persona recién fallecida. Sin embargo, aseguró Pomahač en la Televisión Checa, los pacientes son los primeros en aceptarlo.
“Es fascinante pero, seguramente por el hecho de que el paciente llega casi sin nada, solo el hecho de tener una cara nueva ya es algo sumamente gratificante para ellos. No siente la nariz o los labios, pero al menos se los puede tocar y ver que los tiene, ya es prácticamente un milagro. Al principio hay que esperar a que desaparezcan los hinchazones. En tres meses aparecen los primeros signos de funciones como la motricidad y sensibilidad. La evolución continúa y a los dos años la motricidad y movilidad de la cara vuelve a su estado anterior, mientras que la sensibilidad de la cara sigue aún mejorando”.
Y la “nueva” cara empieza inmediatamente a funcionar como lo había hecho hasta entonces en otra cabeza, explica el cirujano.
“El paciente tiene que empezar a afeitarse a los cuatro días, como cualquiera de nosotros. Son muchas cosas a las que tiene que acostumbrarse, pero no suponen un problema. Para los familiares tampoco. Una persona no está definida solo por su rostro. Cuando hablas con ella, es la misma de antes, tiene el mismo lenguaje corporal… Es sorprendente lo rápido que uno se acostumbra, incluido yo mismo, a que alguien tenga un aspecto completamente distinto”.
Aunque Pomahač estudió en Chequia, una beca en Boston decidió la orientación que daría a su vida. No es casualidad que en esa ciudad se realizara el primer trasplante de riñón de la historia, en 1954. Interesado por la cirugía plástica, que por aquel entonces no era una rama a la que se dedicara especial atención en Chequia, Pomahač regresó a Boston en cuanto terminó sus estudios. Allí fue contratado en 1996 por el Hospital Brigham and Women's, ligado a la Universidad de Harvard.
Su pasión por el trabajo le llevó a destacar por sus jornadas maratonianas y no tener problema en operar en fines de semana. Capacidad esta de especial relevancia en los complicados trasplantes que realiza, en operaciones que requieren de gran concentración durante las 15 o 18 horas que duran.
En la Televisión Checa, Bohdan Pomahač explicó también cómo ve el futuro de los trasplantes.
“Desde un punto de vista global, los trasplantes son solo una técnica transitoria. Paradójicamente, eso también lo pensaba Joseph Murray, cuando trasplantó el primer riñón en 1954, que se trataba solo de una forma temporal de sustitución hasta que descubriésemos algo mejor. Yo no sé si viviré para ver cómo somos capaces de crear tejidos tan complejos como los de la cara o un brazo, pero seguro que en el futuro encontraremos algo mejor”.
Aunque habitualmente los primeros nombres que se vienen a la cabeza como pioneros de los trasplantes son los de Joseph Murray o Christiaan Barnard, curiosamente el primer trasplante realizado con éxito de un órgano humano fue realizado mucho antes de los prodigios de estos doctores. Se trató de una cornea que trasplantó en 1905 el oftalmólogo Eduard Zirm, precisamente en el hospital de Olomouc, la ciudad desde la que partió a Estados Unidos el propio Pomahač.