Arqueólogos checos descubren la tumba de un antiguo dignatario egipcio
Arqueólogos checos descubrieron la tumba de un dignatario del Antiguo Egipto que podría ayudar a esclarecer parte del dominio persa.
La tumba de fosa descubierta por un equipo del Instituto de Egiptología de la Universidad Carolina de Praga data de principios del siglo V a. C. y perteneció a un antiguo dignatario llamado Vahibre-meri-Neit. El profesor Miroslav Bárta, que encabeza la expedición checa en Abusir, considera que el título de la persona significa que habría comandado fuerzas mercenarias extranjeras que servían en el ejército egipcio durante el primer periodo de la globalización del mundo antiguo.
“El nombre de la persona en sí ya indica que probablemente perteneció a una familia local poderosa, y el título conservado, supervisor de los mercenarios extranjeros, también sugiere que era una importante figura militar”.
La tumba de Vahibre-meri-Neit tiene el depósito de momificación más grande encontrado por arqueólogos hasta la fecha. Probablemente murió de manera inesperada, ya que la tumba no está terminada. No se han encontrado restos humanos en la cámara funeraria, pero había un doble sarcófago, que consistía en uno exterior de tres metros de altura hecho de dos bloques gigantes de piedra caliza y un segundo interior, fabricado de basalto. Ambos sarcófagos resultaron dañados por saqueos producidos entre los siglos IV y V a. C., como evidencian dos vasijas cópticas encontradas en la fosa principal de la tumba. Los ladrones se llevaron el cuerpo momificado con todo aquello que portaba el fallecido. En el otro sarcófago vacío solo encontradon un escarabajo de corazón sin inscripción y un pequeño amuleto en forma de reposacabezas. Sin embargo, también se encontraron otros objetos de interés en la tumba.
“Nos encontramos dos vasos canopos, una lámina de piedra caliza muy importante y bastante grande llamada ostracón en la que estaba inscrito en tinta negra un capítulo específico del Libro de los Muertos. Encontramos varios cientos de veshebts, estatuas de sirvientes para realizar tareas para los difuntos en el más allá. Además, la estructura es bastante única, ninguna similar había sido descubierta aún”.
A una profundidad aproximadamente de 6 metros bajo el nivel del suelo, la tumba está dividida en varias partes, separadas entre ellas por puentes formados por el lecho rocoso original. Una fosa funeraria más pequeña, orientada de este a oeste y con unas medidas de 6,5 x 3,3 metros, fue excavada en el lecho rocoso en el medio de la fosa principal.
La disposición inusual de la tumba y su austero pero funcional equipamiento fúnebre, da información muy valiosa sobre cómo los antiguos egipcios se adaptaban a circunstancias difíciles y tiempos de crisis, cuando la reputación de su civilización comenzaba a desaparecer.
Miroslav Bárta declara que en el periodo en que la tumba fue construida, la civilización del Antiguo Egipto estaba en un época de inestabilidad.
“Egipto en ese periodo concreto se encontraba en una difícil situación, caía derrotada ante civilizaciones más desarrolladas y exitosas, como la griega o la persa. Lo que la gente hace normalmente bajo tal presión es profundizar en su pasado y encontrar la forma de reajustarse, de encontrar el camino perdido a su gloria”.
Según Bárta, construían este tipo de tumbas imitando las de los antiguos gobernantes egipcios, los cuales asociaban con el éxito y la grandeza, para buscar alguna forma de recuperar su anterior supremacía. La tumba recientemente descubierta imita la de Zoser, un faraón de la III Dinastía que fundó el Reino Antiguo, el mayor período de fama, éxito y prosperidad del Antiguo Egipto.
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