Archivo de la Corona Checa
El emperador romano germano Federico otorgó en 1158 al príncipe checo Vladislao el derecho de usar en ocasiones festivas una diadema.El pergamino que consagra este privilegio es el más antiguo del Archivo de la Corona Checa, depositado en los subterráneos del Archivo Estatal Central, en Praga. En esta edición bajaremos imaginariamente al recinto donde se guardan, detrás de gruesas puertas de acero, los tesoros del Archivo de la Corona Checa.
En el recinto subterráneo donde está depositado el Archivo de la Corona Checa se guardan 2 mil pergaminos. Algunos están colocados en las estanterías, otros cuelgan en perchas, envueltos en fundas de plástico. Al recinto tienen acceso tan sólo los especialistas del archivo. Antes de entrar tienen que ducharse, vestir un traje blanco esterilizado y ponerse una mascarilla para evitar la introducción de microbios.
El recinto subterráneo donde está depositado el Archivo de la Corona Checa es considerado por los especialistas como uno de los mejores del mundo para guardar valiosos pergaminos. Sin embargo, se necesitó mucho tiempo antes de que los archivistas checos descubrieran el modo ideal de conservar los documentos escritos.
Pero anteriormente había ocurrido una gran catástrofe. Durante la Primera República Checoslovaca, en los años 20 y 30 del siglo pasado,y durante la Segunda Guerra Mundial, los pergaminos seculares fueron atacados por el moho. En los pergaminos aparecieron sospechosas manchas y éstos empezaron a deteriorarse.
Era necesario tomar medidas para impedir la destrucción de los valiosos documentos. Los archivistas pusieron manos a la obra en los años 50 cuando por consideraciones políticas se imitaban en Checoslovaquia los métodos soviéticos. Los restauradores checos aplicaron por tanto un método procedente de la Unión Soviética que consistía en la limpieza de los manuscritos de pergamino con betanaftol y yodoformo, sustancias utilizadas para la desinfección de hospitales.
A nadie se le ocurrió testar los efectos de estas sustancias agresivas en una muestra y ello fue un error fatal. En dos tercios de los documentos tratados por el método soviético aparecieron manchas rosadas, rojas y pardas.
Las labores de salvación de los antiquísimos pergaminos del Archivo de la Corona Checa empezaron en los años 80. Los restauradores necesitaron varios años para lavar los documentos con metanol, un procedimiento muy peligroso ya que el metanol es tóxico para el hombre.Para evitar nuevos riesgos nació un nuevo laboratorio especializado en la restauración de los documentos históricos.
El trágico percance de los años 50 trajo una valiosa enseñanza: ya nadie se atrevería a tratar un pergamino con una sustancia sin haber testado previamente el procedimiento en una muestra.Los restauradores empezaron a colaborar con físicos,químicos y microbiólogos.Y para disponer de material para pruebas, el Archivo Estatal Central produce ahora incluso el pergamino.
Para el Archivo de la Corona Checa fue creado un recinto moderno que cumple con todos los requisitos necesarios para que los pergaminos históricos, como la Bula de Oro Siciliana, de 1212, se conserven durante muchos siglos más. El recinto cuenta con su propio sistema de calefacción y ventilación.El año pasado los archivistas exhibieron en una exposición los más valiosos tesoros del Archivo de la Corona Checa. Para evitarles un shock al entrar en contacto con la agresiva atmósfera de la capital checa, los documentos pasaron por un proceso de aclimatación.
Los pergaminos fueron previamente colocados en una sala con temperatura y humedad más altas donde pasaron varios días. Un coche policial los trasladó a la exposición donde fueron instalados en vitrinas con aire acondicionado.
Al regresar al Archivo de la Corona Checa, los pergaminos fueron sometidos a idéntico procedimiento. Pero no es posible hacerlo muy a menudo. Los preciosos pergaminos del Archivo de la Corona Checa pueden hacer una "excursión" tan sólo de 20 en 20 años.