Václav Vavrinec Reiner

Václav Vavrinec Reiner nació en 1689 en el seno de una familia dedicada por entero al arte: su padre era escultor, uno de sus abuelos era constructor y arquitecto, un tío, especialista en arte pictórico y marchante, y otros dos, estucadores maestros. Todos se dieron cita el 8 de agosto de 1689 en la iglesia de San Galo sita en la Ciudad Vieja de Praga, en el bautizo de Václav Vavrinec. El joven Václav nació y creció rodeado de arte, e influido por el estilo barroco que empezaba a imponerse en el Reino de Bohemia.

Cuando se iniciaba en la pintura tuvo la suerte de contar con la asesoría del magistral pintor barroco checo Petr Brandl, y en la pintura al fresco fue asesorado por otro grande del pincel: Jan Krystof Liska. Es que fiel a las tradiciones de entonces, Václav Vavrinec Reiner realizó el aprendizaje del oficio y el posterior adiestramiento en el gremio de pintores. Y aquí cabe aclarar que el alumno no defraudó al maestro: Brandl y Reiner son los pintores más importantes del barroco checo. Del arte de Reiner emanan las más profundas tradiciones de la pintura checa.

Como si a la ciudad que le vio nacer y morir, y en agradecimiento a toda la inspiración que con su belleza Praga le había brindado, hubiera querido legarle en sus lienzos y frescos la más pura expresión checa del arte pictórico.

Václav Vavrinec Reiner se orientó más a los paisajes y a los frescos monumentales que a los cuadros, aunque destacó en todas esas especialidades.

Entre sus primeras obras, de la segunda década del siglo XVIII, descuellan el fresco "El Martirio de los Apóstoles" que aún hoy podemos admirar en la iglesia de la Orden del Císter, en Osek, Bohemia del Norte, y en esa misma región, el monumental fresco de la pinacoteca del cercano palacio de Duchcov.

De sus obras maestras que vieron la luz en su ciudad natal -Praga- no podemos dejar de mencionar el monumental fresco de la iglesia de Santo Tomás sita en la Ciudad Pequeña de Praga y el fresco de la iglesia de San Gil, en la Ciudad Vieja.

Y muy dignos de mención son también los frescos que decoran dos monumentos de evergadura situados en la Ciudad del Castillo de Praga: la iglesia de la Natividad que integra el Santuario de Loreto, y los frescos de la escalera del cercano Palacio de Cernín.

Del valioso legado artístico que Reiner dejó en el siglo XVIII a la capital del Reino de Bohemia cabe destacar seis escenografías para el teatro del barrio praguense de Kotce, y el cuadro "La Anunciación", de la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves ubicada en la Ciudad Pequeña de Praga. El genial pintor del barroco checo, Václav Vavrinec Reiner, falleció en Praga el 9 de octubre de 1743.

Autor: Mónica Villegas Gallego
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