Una Semana Santa en el tren a lo desconocido
Por tercer año consecutivo, una compañía de Brno prepara para Semana Santa una expedición en tren al extranjero con una peculiaridad: los pasajeros no saben cuál es el destino al que viajan. En esta entrevista, una de sus organizadoras nos cuenta qué tipo de actividades se realizan a bordo y cómo fue recibida esta curiosa propuesta en una sociedad no tan habituada a la improvisación.
“Se nos ocurrió la idea de no decirles a los pasajeros el lugar al que vamos para que puedan descubrirlo justo antes de llegar al destino”.
Se trata de una fantasía bastante recurrente que, al menos, alguna vez en la vida, casi todo el mundo tuvo: tomar una valija, llegar al aeropuerto y sacar espontáneamente un pasaje al primer destino que aparezca. Aunque reemplazaron el avión con el siempre noble tren, una compañía de Brno decidió cumplirle a los pasajeros este antiguo anhelo con un proyecto al que bautizaron Vlak do neznáma (Tren a lo Desconocido) y ya lleva unos tres años de existencia, tal como nos cuenta Markéta Davidová, una de las organizadoras.
“Lo hicimos por primera vez en el año 2021 porque habíamos estado tratando de pensar nuevas ideas o eventos alternativos para los viajeros y queríamos, sobre todo, hacer algo aventurero y pensando qué sería interesante para ellos, llegamos a esta idea de no decirles el lugar a dónde vamos para que puedan descubrirlo justo antes de llegar al destino”.
Como la idea tuvo buena recepción, siguieron adelante. Y, aprovechando los días libres de Semana Santa, entre el 6 y el 10 de abril, el tren a lo desconocido hará su cuarto viaje. Davidová aclara que no solo el lugar de llegada es sorpresa sino también las distintas paradas intermedias. Y, si bien no pueden dar ningún indicio acerca de esos lugares, sí promete que será un viaje muy interesante, plagado de experiencias y descubrimientos, tal como sucedió en las ediciones anteriores.
“Con el primer Tren a lo Desconocido fuimos hasta Polonia y exploramos varios sitios de los alrededores, mientras que en la segunda edición fuimos a Eslovaquia, especialmente a la zona de montañas, y en la última llegamos a la frontera checa con Alemania en una ciudad que tiene spa y luego incluso estuvimos en Alemania un día. Esta edición no puedo revelarlo todavía porque aún es un secreto”.
La compañía que organiza estos curiosos viajes se llama VlakFest y, además del Tren a lo Desconocido, empezó ofreciendo en 2019 otros viajes más cortos alrededor de Praga y Brno que solo duran una tarde y están pensados, básicamente, para que la gente se conozca y viva nuevas experiencias.
“La mayoría de los pasajeros son checos, aunque también vienen algunos eslovacos y, precisamente, la idea a corto plazo es tratar de expandir un poco el público a personas del extranjero porque consideramos que ese tipo de viajes también pueden ser muy interesantes para ellos”.
De hecho, hace poco que la página del grupo está también en inglés. Por otro lado, cuenta Davidová que para las próximas ediciones del tren a lo desconocido quieren atraer a la siempre en expansión comunidad hispana de Praga y Brno. No solo porque creen que el intercambio cultural siempre es enriquecedor sino también porque consideran que los hispanoparlantes suelen tener una personalidad cálida y espontánea que coincide con la propuesta del tren a lo desconocido y las múltiples actividades que se llevan a cabo durante el viaje.
“La verdad que cada viaje es distinto pero es muy usual que la gente traiga sus propios instrumentos musicales y entonces se ponen a tocar la guitarra o algún otro instrumento, especialmente en uno de los vagones que reservamos para hacer música, porque además no hay butacas individuales, sino que tienen unos bancos grandes donde la gente puede sentarse libremente, tocar y cantar. Ahí también tenemos una barra, así que pueden tomarse algunas cervezas y, a veces, también proyectamos algunas películas y hasta organizamos distintas charlas sobre viajes”.
A todo eso habría que agregar también muchos juegos de mesa y distintos talleres prácticos que enseñan, por ejemplo, a hacer zapatos, masajes y artesanías.
Si bien muchas veces suele decirse que la sociedad checa es bastante estructurada y, por lo tanto, siempre prefiere planear todo con antelación, Markéta Davidová afirma que el país cuenta con una enorme tradición de contacto con la naturaleza y de grandes exploradores a los que les gustaba recorrer buena parte del mundo, incluso en tiempos cuando irse de viaje no era nada fácil.
“La verdad que cada viaje es distinto pero es muy usual que la gente traiga sus propios instrumentos musicales y se pongan a tocar la guitarra”.
“A pesar de lo extraña que pueda sonar la propuesta para gente que es muy organizada y estructurada, la verdad es que aquí hay muchas personas que aman la aventura y nosotros estamos especialmente interesados en esa clase de gente porque esto es algo bastante extraordinario. No hay ninguna oferta parecida y creo que es muy interesante para la gente que le gusta la aventura y los viajes. Nosotros además tenemos nuestra propia comunidad y nuestra oficina está justo arriba de Expediční Klubovna (Club de Expediciones), una especie de bar, pub y cafetería en Brno”.
La organización VlakFest cuenta con sus propios vagones y hasta una locomotora pero, cada vez que salen del país, tienen que alquilar una formación extranjera. El Tren hacia lo Desconocido está realizando, por el momento, solo dos ediciones al año que coinciden con feriados para que los viajeros no tengan que faltar al trabajo: además de la inminente salida de Semana Santa, habrá otra expedición a finales del mes de septiembre y, a pedido del público, el objetivo de cada viaje es llegar, al menos, a otro país.
“La idea del tren a lo desconocido es salir de las fronteras del país, salimos desde Chequia, pero luego vamos hacia otro país. En verano estamos planeando, por ejemplo, ir a Bosnia, luego planeamos ir a Moldavia y tenemos otras muchas ideas en mente que todavía no están en la web”.
El sentido de la aventura parece haber acompañado desde siempre a este proyecto. Incluso cuando, hace ya tres años, compraron unos vagones que estaban fuera de servicio y, al refaccionarlos, descubrieron un enorme bolso con varios kilos de pervitin, la anfetamina checa. Luego de llamar a la Policía, descubrieron que estaba valuada en más de 350.00 euros. Markéta Davidová aprovecha la anécdota para aclarar que en el tren no está permitido fumar y, en cuanto al alcohol, solo se puede consumir vino y, sobre todo, cerveza. Porque ni siquiera a los checos con mayor tolerancia a la incertidumbre se los podía dejar tanto tiempo sin su bebida predilecta.