Una pistola de plástico deja en ridículo la seguridad del presidente Klaus
Un hombre disparó con una pistola de plástico al presidente Václav Klaus a escasos centímetros de distancia. El mandatario no sufrió heridas, pero el ‘atentado’ puso en evidencia las graves deficiencias de la escolta presidencial.
Aunque lo ocurrido en Chrastava no es ninguna broma. Un hombre de 26 años vestido con ropa de camuflaje se acercaba hasta el presidente mientras saludaba a los ciudadanos en la inauguración de un puente, y le disparaba a centímetros de distancia en el brazo derecho. En lugar de balas, de su arma salieron siete bolitas de plástico.
Dentro de la confusión inicial, lo principal era que evidentemente el presidente no estaba herido. Mientras, su escolta personal continuaba impertérrita a su lado, demostrándose inútil y sin capacidad de reacción. El atacante se alejó sin que nadie lo impidiera.Escasos minutos después fue detenido por la Policía, pero este atendía incluso a la prensa, sin esposas, fumando tranquilo un cigarrillo, mientras entregaba su pistola de plástico.
El presidente Klaus también era preguntado por el incidente, pero no era capaz aún de reaccionar al susto, y también al enfado que demostraba.
“La gente está loca y por desgracia también hay alguno crispado”. Poco después agregó Klaus, refiriéndose al atacante: “Le hubiera dado un par de guantazos, pero por desgracia no he tenido oportunidad”.El atacante había utilizado un arma de aire comprimido de poca presión, de las que se utilizan en airsoft, un deporte de simulación militar. Su aspecto es como el de una pistola real, pero los guardaespaldas que caminaban junto al presidente no llegaron apenas a verla.
La grabación de la conversación entre los escoltas presidenciales, publicada por el canal de televisión Nova, muestra como se apoderó de ellos la perplejidad, y no supieron reaccionar de otra manera que continuando como si nada hubiera pasado.El ‘pistolero de plástico’ se jugó la vida, dicen los expertos, porque una de las reacciones normales de los guardaespaldas podría haber sido dispararle. Después, ni siquiera le persiguieron hasta detenerlo o evacuaron al presidente Václav Klaus, que pasó un control médico solo tres horas después del incidente. Las bolitas de plástico apenas le hicieron rasguños en el brazo.
El responsable de la seguridad del presidente, Jiří Sklenka, aseguraba el día del atentado que la vida del presidente nunca había estado en peligro y que hay ataques contra los que no se puede hacer nada. Argumentos poco convincentes tanto para la opinión pública como para los expertos, que no se explicaban qué hacía aún en su cargo. El sábado, Sklenka presentó su dimisión. Los protocolos de seguridad del presidente y sus efectivos serán revisados con carácter urgencia, informaron desde la Policía. Por otra parte, el ‘pistolero’, activo militante comunista, salía en libertad veintiséis horas después de su acción, el tiempo que tardó la Policía en dirimir si lo suyo había sido un atentado contra el Jefe de Estado o un acto de gamberrismo, como finalmente decidieron. El hombre se enfrenta a una pena máxima de dos años de cárcel por alteración del orden público.Con su acto quiso denunciar que la clase política está “ciega y sorda ante los lamentos de la gente”, escribió en su Facebook.
En la República Checa se han repetido en los últimos años algunos ataques menores contra políticos, tirándoles huevos o incluso alguna piedra. Sin embargo el primer ministro Petr Nečas, se reafirmó tras este curioso ‘tiroteo’ en que seguirá sin llevar escolta, a pesar de lo fácil que es atentar contra un mandatario, tal y como ha demostrado el joven de Chrastava, cuyo mayor logro puede que haya sido evitar futuras desgracias.