Una nueva manera de seleccionar los espermatozoides para la fecundación in vitro

Foto: ČTK

El departamento de reproducción asistida del Hospital Universitario de Brno ha desarrollado una nueva forma de seleccionar los espermatozoides más aptos para la fecundación in vitro. El nuevo método podría aumentar las probabilidades de éxito en un 20 por ciento.

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La infertilidad ha devenido un problema acuciante en la República Checa, donde aproximadamente una de cada seis parejas se somete a tratamiento médico para poder tener un hijo. Solo en Praga nacen cada año unos 800 niños in vitro y se calcula que en la República Checa viven unas 25.000 personas concebidas gracias a esta técnica de reproducción asistida.

Con el objetivo de aumentar la esperanza de éxito en el tratamiento, el Hospital Universitario de Brno ha puesto en marcha un nuevo método. Se trata de seleccionar los espermatozoides más aptos antes de exponerlos al óvulo que tienen que fecundar. La idea no es nueva, pero sí el modo de hacerlo. Antes se consideraba que los espermatozoides más capaces eran los que más se movían y tenían menos daños en la cabeza. Se trata de una información irrelevante, según uno de los médicos encargados del proyecto, el doctor Igor Crha. La forma desarrollada en Brno de realizar la selección se basa en otros principios, como explica.

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“Lo describiría como un fino tejido compuesto por varias capas. El material se vuelve pegajoso, imitando la función del útero. Es decir, contiene las substancias que el espermatozoide reconoce como aquellas a las que se tiene que pegar”.

De esta manera, los espermatozoides más maduros son los que se pegan al tejido, independientemente de si se mueven mucho o poco, o presentan mejor o peor aspecto. Se calcula que de esta manera se puede incrementar las posibilidades de éxito de la fecundación en un 20 por ciento.

Este nuevo método se puede combinar con un sistema previo que se utiliza en Brno ya desde hace un año, y que consiste en un análisis de la información genética del esperma. Si presenta defectos, lo más probable es que al final no haya fecundación.

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Los expertos consideran que utilizar ambos métodos para comprobar la madurez del esperma necesita demasiado tiempo y recursos, sin embargo, si las expectativas de éxito se cumplen, es muy posible que acabe implementándose en otras clínicas.

Y es que desde que en 1982 naciera el primer niño probeta checo, la técnica ha avanzado una larga distancia. Mientras que antes se trabajaba con hombres cuyo espermiograma registraba decenas de millones de espermatozoides por eyaculación, en la actualidad pueden ser padre sujetos con tan solo millares o incluso cientos. A veces basta con dos o tres espermatozoides extraídos directamente de los testículos.

Otra novedad, recientemente introducida en Chequia, es el seguimiento por cámara de los embriones ya fecundados. De esta manera no es necesario tocarlos ni sacarlos de la incubadora, lo que incrementa las probabilidades de que se desarrollen correctamente. Gracias al estudio de las imágenes, los médicos seleccionan después el embrión más apropiado, como explica la directora del centro de reproducción asistida Instituto para la Madre, Jitka Řezáčová.

“Luego podemos escoger el mejor embrión de todos según las instantáneas que tenemos de sus distintas fases de desarrollo. A continuación lo introducimos en el útero de la mujer y esta tiene más oportunidades de quedarse embarazada”.

Las probabilidades de éxito de la fecundación in vitro dependen en gran medida de la edad de la mujer. Las que se encuentran en la franja de edad de los 30 años tienen un 40 por ciento de quedarse embarazadas de esta manera, las que superan los 40, tan solo un 20 por ciento.