Una estatua recordará la memoria de Jan Palach frente al instituto donde estudió
Este lunes se cumplió el 40 aniversario de la muerte de Jan Palach, el estudiante que se autoinmoló en protesta por la invasión de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. En su memoria fue develada una estatua en la ciudad de Mělník, frente al instituto donde Palach cursó educación secundaria.
La escultura representa una llamarada. Es la manera en la que su autor, el húngaro emigrado a Francia Andras Beck, homenajeó a Palach poco después de su autoinmolación. Es también un símbolo de la trascendencia internacional que tuvo su muerte. De hecho, una de las figuras más destacadas que participaron en la ceremonia fue el secretario general para Asuntos Europeos francés, Bruno Le Maire.
El político galo recordó en su discurso la influencia que Jan Palach todavía tiene para toda una generación de franceses.
“Nací en el año 1969 y ahora soy ministro de la República Francesa, un joven francés. Y como tal puedo decir que la memoria de Jan Palach pervive en el corazón de los jóvenes franceses como acto de enorme coraje y como expresión de la lucha por la libertad”.
Al acto asistió también el presidente checo, Václav Klaus, quien insistió en en la influencia de Palach durante la Revolución de Terciopelo de 1989, que puso fin al comunismo, e interpretó su sacrificio como una llamada de atención al pueblo checo.“Ha estado presente con nosotros durante todo este tiempo. Nos influyó en noviembre de 1989 y nos inspira hasta la actualidad. Normalmente se dice que Jan Palach protestó contra la ocupación soviética. Pero Palach protestó sobre todo contra el hecho de que la sociedad checa aceptara esa forma de ocupación en la que el ocupante se sitúa detrás y deja el poder en manos de los defensores locales de sus intereses”.
Aunque Beck esculpió el homenaje a Palach en 1969, murió sin haber visto cumplido su deseo de instalar la obra en territorio checo. La instalación de la estatua en Mělník, ciudad vecina al pueblo natal de Palach, Všetaty, ha sido el resultado del esfuerzo económico de los municipios de Mělník y Medoun, y sobre todo de sus habitantes, que han aportado un tercio de los 50.000 euros que cuesta el monumento.