Una activista paraguaya expone los impactos negativos del cultivo de soja transgénica

Norma Giménez

Norma Giménez, representante de la organización Amigos de la Tierra en Paraguay, ha impartido un seminario en la Universidad Carolina de Praga para difundir y denunciar las graves consecuencias del cultivo de soja transgénica a gran escala. Un asunto que afecta no solamente a Paraguay, sino a muchos otros países de Suramérica.

Norma Giménez
El cultivo de soja transgénica es una problemática in crescendo en los últimos años en diversos países de Suramérica. Los principales culpables son los herbicidas y plaguicidas utilizados para los cultivos de esta legumbre. Según los datos, se utilizan alrededor de 35 millones de litros de estos productos para cultivar alrededor de 3 millones de hectáreas de soja transgénica sólo en Paraguay.

En este país, por ejemplo, el cultivo de soja transgénica ha provocado una destrucción masiva de los bosques y, como consecuencia, una disminución de la biodiversidad, los alimentos y un aumento de la contaminación en el territorio. Originalmente, el territorio de bosque paraguayo ocupaba una superfície de 9 millones de hectáreas, actualmente reducidos drásticamente a 1,5 millones. Aunque los impactos sociales y ambientales provocados por el cultivo de soja son mucho más aterradores. Norma Giménez, activista del grupo Amigos de la Tierra en Paraguay, expone algunas de las consecuencias.

“Especialmente está amenazada el agua, porque es el territorio donde se produce agua dulce. Y lo otro, hay muchas pérdidas de territorio por los campesinos agricultores. Cada año, más de 70.000 campesinos emigran forzosamente de su territorio a la capital. Y en la capital engrosan los cinturones de pobreza. Otra consecuencia es la intoxicación de la gente, y especialmente las mujeres y los niños”.

El clamor más grave que denuncian las organizaciones ecologistas y sociales es que la soja cultivada en Paraguay no permanece para alimentar a la gente, sino que se exporta a Europa. Lo único que queda en el país son desequilibrios fruto de la contaminación y la deforestación. Norma Giménez expresa sus esperanzas para encontrar una solución al problema.

“Para nosotros es muy importante la alianza que pueda haber desde la Unión Europea, qué se puede hacer para que éste no sea el único modelo de producción y comercialización económicos: devastar nuestros territorios y devastar nuestras poblaciones. Somos hoy día pueblos empobrecidos, no somos pueblos pobres. Y lo que más está amenazada es nuestra soberanía alimentaria porque se contaminan nuestras semillas nativas con la transgenia”.

Norma Giménez, en representación de Amigos de la Tierra en Paraguay, está exponiendo y denunciando la problemática en diferentes lugares de Europa. Esta semana ha expuesto la situación en la Facultad de Geografía de la Universidad Carolina de Praga, gracias a la colaboración de Hnuti Duha, Amigos de la Tierra República Checa. Una organización que trabaja para el desarrollo de la agricultura orgánica en República Checa.