Un recorrido por la historia de las relaciones checo-españolas
La República Checa y España están separadas por una considerable distancia geográfica. Hubo épocas en las que a los checos les parecía que España se encontraba en el mismo fin del mundo. Los contactos checo-españoles nunca fueron tan frecuentes como, por ejemplo, los mantenidos con Austria, Alemania o Polonia. Eran más bien esporádicos. Sin embargo, en algunos períodos se ampliaron dando frutos, a veces dulces, y a veces también bastante amargos. En esta edición de Legados del pasado - Testimonios del presente les invitamos a realizar un recorrido por la historia de las relaciones checo-españolas.
El contacto más lejano a nivel político entre lo que se llamaba históricamente las Tierras Checas y España se basa en una leyenda y no está confirmado científicamente. Data de principios del siglo nueve.
Según esa leyenda, Eurosia, hija de una pareja real checa, de Borivoj y Ludmila, como opinan algunos historiadores ...
... y aquí tropezamos con el primer error histórico, ya que en el siglo nueve no gobernaban en Bohemia reyes, sino príncipes, así que ..., comencemos una vez más, ...
Eurosia fue enviada a España para contraer matrimonio pero no logró llegar. En el camino fue secuestrada y murió como una mártir. En los siglos IX y X fue venerada en el norte de España, pero, lo cierto es que, basándonos en las fuentes históricas, la mártir Eurosia sigue permaneciendo a los personajes legendarios.
Las relaciones políticas entre España y las Tierras Checas fueron entabladas en el siglo XIII, siglo de gran trascendencia tanto para el país en la Península Ibérica como para el del Centro de Europa. Las relaciones de amistad y de apoyo mutuo a las aspiraciones imperiales entre esas tierras lejanas fueron establecidas por dos gobernantes que se inscribieron con letras de oro en la historia de su respectivo país.
En Castilla fue Alfonso X el Sabio, considerado como el hombre que llevó España a Europa. Fue él quien cambió el rumbo de la política española y la orientó desde la reconquista hacia las relaciones europeas. Entabló contactos estrechos con Francia, por una parte, y Europa Central, por la otra.
En la misma época, en los países checos reinaba Premysl Otakar II, denominado rey de oro y de hierro. Estos reyes eran primos, sus madres eran hermanas.
Premysl Otakar II confiaba mucho en la candidatura de Alfonso X a emperador romano-germánico. Ya que su candidatura podía impedir la subida al trono de Rodolfo de Habsburgo, gran adversario de Premysl Otakar II.
Lamentablemente esta política fracasó, y en 1278 el rey checo Premysl Otokar II murió en Marchfeld, en las cercanías de Viena, en una batalla con las tropas de Rodolfo de Habsburgo. Alfonso X lo sobrevivió, y falleció en 1284.
Otros contactos dinásticos entre las Tierras Checas y España se entablaron en la época del rey checo Venceslao IV, a finales del siglo XIV. Asimismo Venceslao IV intentó acercarse a la Península Ibérica a través de un matrimonio, solicitando la mano de la hija del rey aragonés. Pero este contacto no prosperó, al final, el matrimonio no fue contraido. Los motivos fueron varios. Entre otros se señala que la posición de Venceslao IV en el escenario político europeo ya no era tan fuerte como en los tiempos de su padre, el emperador romano y rey checo Carlos IV.
Y hablando ya de Carlos IV... Se indica que en el año 1340 Carlos, siendo aún príncipe, se interesó por la participación en una gran cruzada que se preparaba en España contra los musulmanes de Granada. Sin embargo, siguiendo el consejo se du padre, Juan de Luxemburgo, desistió de su propósito.
Durante el reinado de Venceslao IV son cada vez más frecuentes los viajes de artistas checos a España. Entre ellos figura, por ejemplo, también un músico denominado Bohemius.
Por otra parte, en Europa Central apareció un grupo de astrólogos españoles por aquel entonces de gran prestigio. Los primeros de ellos llegaron ya a la corte de Venceslao II en el siglo XIII. Entre 1291 y 1311 actuaba en Praga Álvaro Oviedo de Toledo. Los maestros de Toledo, encabezados por Juan de David, pronosticaron un gran terremoto que en 1329 afectó realmente también a Bohemia.
El movimiento religioso reformista de los husitas llevó a checos y españoles a campos opuestos de la contienda. Los diplomáticos españoles se empeñaron en gran medida en el propósito de liquidar a los husitas.
Al clérigo español y representante del rey aragonés, Juan de Palomar, quien en los años 30 del siglo XV ejerció de intermediario entre los husitas y los católicos en el concilio de Basilea, en Suiza, se le atribuye la ruptura de la unidad husita. Algunos historiadores ven en él el causante de la derrota de los husitas en la batalla de Lipany en 1434.
En la labor de Juan de Palomar continuó otro de los representantes de la iglesia española, Juan Carvajal, legado papal y cardenal en Bohemia en los años 40 del siglo XV. En los años 60 de dicho siglo llevó a cabo negociaciones con el rey checo Jorge de Podebrady, y fue mérito suyo que se pusiera en duda el título real de ese monarca checo.
El mayor acontecimiento en las relaciones checo-españolas en la edad media fue la expedición a través de Europa organizada por el rey Jorge de Podebrady y encabezada por el noble Leo de Rozmitál. El viaje tuvo dos objetivos - conseguir reconocimiento para el rey checo en el escenario político europeo, ya que Jorge de Podebrady no provenía de una casa real, era sólo un noble, y que el pasado husita de Bohemia era muy problemático.
¿Y el segundo objetivo? Europa se veía amenazada entonces por un gran peligro - los turcos. Y Jorge de Podebrady propugnaba la visión unitaria de una Europa que se defendería en su conjunto contra los musulmanes.
En el siglo XVI la nobleza católica checa buscaba apoyo en España en el conflicto con los protestantes. Importantes familias nobles establecían contactos con la nobleza española. Así el noble checo Vratislav de Pernstejn se casó con María Manrique de Lara y Adam de Ditrichstejn con la aristócrata catalana María Margarita de Cardona, para nombrar sólo dos de los matrimonios más conocidos.
Los descendientes de estas familias fomentaron el desarrollo de la cultura epañola en Praga. Se publicaron libros en español, y en algunas casas se hablaba sólo el español.
A comienzos de la Guerra de los Treinta Años los embajadores españoles, participaron activamente en la derrota de los estamentos protestantes checos en la batalla en la Montaña Blanca en 1620. De uno de ellos, el conde de Oñate, se dice incluso que fue uno de los que decidieron sobre el destino de Bohemia.
En la segunda mitad del siglo XVII y en el siglo XVIII los contactos checo-españoles son más escasos, y vuelven a intensificarse en el siglo XIX. Las relaciones políticas se convierten después en contactos económicos, sobre todo en relación con un producto con el que las tierras checas habían tenido experiencias muy apreciadas - el azúcar.
A principios del siglo XIX Bohemia se convierte en un potencia azucarera. No sólo en lo que a la venta de azúcar se refiere sino también en cuanto a los establecimientos para su producción. En la segunda mitad del siglo XIX y a principios del siglo XX muchos técnicos checos ayudaron con sus conocimientos al desarrollo de la industria azucarera tanto en América Latina como en España.
Uno de ellos fue Ferdinand Klinder, posteriormente miembro del Partido Agrario Checo, quien pasó gran parte de su vida como representante comercial en España, aprendió español y en 1910 dirigió una expedición a Argentina.
En 1919 Checoslovaquia estableció con España relaciones diplomáticas. Con ello se inició una nueva etapa en las relaciones checo-españolas.