Trágico capítulo en la historia de la etnia gitana

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Toda la sociedad checa ha conmemorado en estos días el 60 aniversario de la exterminación del llamado "campo gitano" en Auschwitz-Birkenau, el mayor complejo de campos de concentración, creado en 1940 por los nazis en el territorio de Polonia.

En Auschwitz, que es el nombre alemán de la ciudad polaca de Oswiecim, perecieron durante la Segunda Guerra Mundial unos tres millones de personas a causa del duro trabajo forzado, las inhumanas condiciones de vida y también a consecuencia de la salvaje experimentación médica, a la que fueron sometidos, sobre todo, niños y mujeres embarazadas.

Entre miles de judíos y eslavos había también muchos gitanos, detenidos por los nazis en base del "Decreto para combatir la criminalidad", que entró en vigor en la primavera de 1942. El reglamento etiquetaba a todos los gitanos como personas "antisociales" y posibilitaba su internación, supuestamente preventiva, en los campos de trabajos forzados.

La postura abiertamente enemiga de los fascistas hacia los gitanos se aseveró aún más después del atentado, perpetrado en Praga contra el protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. La policía privó a los gitanos de sus carnets de identidad comunes y los sustituyó por "carnets gitanos", paso que posibilitó su evidencia administrativa y contribuyó a su aislamiento de la sociedad. A finales de 1942 fue decidida por el jefe de todas las fuerzas policiales nazi, Heinrich Himmler, la deportación de los gitanos de Europa a Auschwitz, donde fue creado para ellos un "campo gitano".

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Con el acercamiento del fin de la guerra, la administración nazi recurrió a la deportación de los presos, capaces de trabajar, a los campos ubicados en el interior de Alemania. Con ello quedaron condenados a muerte los niños, las mujeres y las personas enfermas. En la noche del dos al tres de agosto de 1944, en las cámaras de gas de Auschwitz perecieron miles de personas, entre ellos casi tres mil gitanos.

Con motivo del 60 aniversario del exterminio del llamado "campo gitano" en Auschwitz-Birkenau, el lugar fue visitado por un grupo de ciudadanos gitanos, mayormente antiguos presos o familiares de las víctimas. El señor Ignác Zima encontró entre las fotografías de los antiguos presos a su tía, Ruzena Danielová.

"Milagrosamente logró sobrevivir gracias a que sabía bailar y cantar bien, lo que le ayudó a incorporarse en una banda de música gitana que existía en el campo. Pero su esposo y sus cinco hijos perecieron en el campo. Después de regresar, incluso mucho tiempo después, se negaba a contarnos detalles sobre la vida de los presos en Auschwitz. Rechazaba contarnos los detalles y siempre se ponía a llorar al recordar todo lo vivido allí. Según ella, Auschwitz era un verdadero infierno".

En el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau perecieron unos 50 familiares del señor Antonín Lagrin.

Adolfo Hitler
"Sabía que en Auschwitz perecieron mis abuelos y hermanos. Pero poco después de visitar el Museo de Auschwitz, me enteré de que allí encontraron la muerte también otros familiares míos, como tíos o primos. Una de mis tías falleció a causa de los duros golpes que le dio un oficial nazi porque después de estar parada durante horas en la plaza principal del campo, junto con otras presas, se atrevió a quitarse la nieve que tenía sobre su cabeza".

Los padres de Antonín Lagrin también fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, pero lograron sobrevivir.

"Nunca les gustaba recordar ese período, pero me contaron suficientes cosas para darme cuenta de que pasaron por un infierno. Según recordaban, la muerte fue en el campo parte inseparable de la vida. Cada mañana, de las camas no se levantaron varios presos que durante la noche fallecieron a causa de enfermedades o de agotamiento físico total. Nunca pudieron olvidar lo vivido en Auschwitz. Y me encomendaron que ésta es la tarea de todos nosotros y también de las generaciones venideras".

Durante toda la Segunda Guerra Mundial, en el campo de concentración Auschwitz-Birkenau perecieron unos 20 mil gitanos de diversos países. El número total de víctimas gitanas de la barbarie nazi se acerca a la cifra de medio millón.

El número de gitanos checos que se convirtieron en víctimas del régimen fascista es difícil precisarlo, pero resulta evidente que la aplastante mayoría no logró sobrevivir a la "limpieza racial", emprendida por Hitler. Lo único que resulta concreto es que después del fin de la Segunda Guerra Mundial regresaron de los campos de concentración 583 presos gitanos.