Toro Blanco, la primera tienda de alimentos españoles en Praga

Germán Palomino

Toro Blanco es la primera tienda de productos exclusivamente españoles que hay en Praga. Germán Palomino, su fundador, asegura que el nuevo negocio no es un rincón para gourmets sino más bien una tienda de barrio de las de antes, llena de alimentos a buenos precios.

La tienda Toro Blanco,  foto: Miguel Alonso
En Praga, y en otras ciudades checas, hay tiendas de productos latinoamericanos, italianos, rusos, búlgaros, griegos... Por supuesto no faltan establecimientos donde encontrar alimentos orientales. Hay incluso negocios exclusivos de quesos franceses o de vinos de Cerdeña.

Lo que no había era una tienda de productos españoles. Algo que ha solucionado Germán Palomino, de la ciudad de Gerona, que tras siete años de vida en Praga, decidió abrir Toro Blanco. La tienda, situada en la calle Kolínská, en Praga 3, acerca la gastronomía española a Chequia más allá del jamón serrano, los vinos o el aceite de oliva, productos más conocidos y extendidos. Germán explica cómo es su nueva tienda.

Germán Palomino
“La idea es recuperar el tipo de antigua tienda de barrio o de pueblo, que sería un colmado, y que se han perdido por todas partes por el avance de los supermercados, pero sin caer en una vulgaridad de lo que es una ‘večerka’, estas tiendas en Chequia hasta arriba de productos de cualquier calidad. Hay que recuperar esas tiendas de antes, que la gente también busca a veces, pero ya no hay, se perdieron. Hay que reinventarlas, recuperarlas y no andar siempre en las grandes superficies”.

Foto: Miguel Alonso
En Toro Blanco están representadas todas las regiones españolas gastronómicamente con más de cien productos distintos, y que Germán espera que próximamente sean muchos más. Incluso comete la osadía de vender la típica ‘litrona’ de cerveza española en el país más cervecero del mundo.

Entre quesos, vinos de rioja y otros alimentos ya habituales en supermercados checos, llaman la atención otros que han salido menos de las fronteras españolas como el mazapán de Toledo, el maíz tostado, la carne de membrillo o los mejillones en escabeche, por poner algunos ejemplos. Y algunos de estos productos más extraños en Chequia son curiosamente los que mejor se están vendiendo, dice Germán.

“Lo que más éxito han tenido, increíblemente, han sido las legumbres, algo que no me esperaba para nada. Los vinos ya es un producto conocido desde hace tiempo, entonces se vende porque ya era una tendencia. Pero las legumbres y los patés han sido una sorpresa muy agradable. También se venden muy bien los quesos. Los manchegos son muy conocidos, así que hay gente que viene exclusivamente por eso. El jamón serrano es un clásico, el gazpacho también ha traspasado fronteras, así que no he tenido que promocionarlos, porque ya se conocen. Pero lo repito, la sorpresa han sido las legumbres: los garbanzos, la judía roja, el judión grande blanco… se venden todas muy bien”.

Foto: Miguel Alonso
Otra sorpresa han sido los propios compradores, continúa contando Germán, contradiciendo en parte una opinión generalizada entre los extranjeros residentes en Chequia de que los checos son muy conservadores a la hora de comer.

“El 70% aproximadamente de la clientela son checos que han viajado. Un 10% o un 15% son extranjeros que viven en Praga pero conocen la cocina española. Y el resto son españoles”.

Germán asegura que los productos que también pueden encontrarse en supermercados o a través de distribuidores, no pueden competir con los precios a los que se encuentran en su tienda.

“Dos comentarios muy fuertes: ‘El vino español es caro, el aceite de oliva es caro’. No, ni el vino español es caro, ni el aceite de oliva es caro. Hay un tema grave que es que un montón de distribuidores e intermediarios encarecen el producto final. Yo, de origen, sin distribuidores prácticamente, pago el transporte y le llega al público. Y por eso puedo tener esos precios”.

Foto: Miguel Alonso
Germán dice que ya hay restaurantes que se han interesado por sus productos.

“Han venido también profesionales, cocineros de restaurantes de Praga para pedir productos. Han encontrado que hay calidad y buen precio. Y eso me gusta porque en parte es un reconocimiento a un trabajo bien hecho”.

Si echan de menos algo de la gastronomía española, es probable que lo encuentren en Toro Blanco, pero eso sí, no busquen sangría. No serían los primeros que lo hacen, pero Germán se niega a apoyar semejante aberración como es la sangría industrial. Lo que seguro que les da es una buena receta para que la hagan en sus casas.