Toda la heterodoxia vital de Joan Brossa
Joan Brossa se definía a sí mismo como un poeta catalán. Pero fue mucho más que eso. Hasta el 30 de enero próximo puede verse, en el Instituto Cervantes de Praga, la muestra Bverso Brossa, que reúne sus poemas, poemas objeto, esculturas, instalaciones, bromas, afiches, anuncios y algo más. Es decir, un resumen de toda la heterodoxia visual y poética del artista.
Joan Brossa, que nació en 1919 y falleció en 1998, en Barcelona, eligió un mal momento para ser poeta catalán: durante el franquismo, cuando su lengua materna estaba prohibida. Pero a él no le importó. Alejado de los círculos académicos y establecidos, fue dando vida, de a poco, a una obra inmensa.
Gloria Bordons, comisaria de la muestra que llega a Praga, y gran responsable de darle forma al legado Brossa, intenta dar luces sobre la personalidad del artista.
“Es difícil decir quién es Brossa, pero en primer lugar un poeta catalán. Esas dos cosas le definen, porque él se consideró siempre poeta, aunque no escribiera. Pero escribió mucha poesía, muchísimo teatro, pero también hizo poemas visuales, objetos, instalaciones, poesía en la calle más o menos en forma de escultura, guiones de cine, es decir, tocó muchísimos registros pero nunca dejó de llamarse poeta”.
La razón que tenía Brossa para autodenominarse poeta, aunque eso le pusiera un límite a su inquieta búsqueda, es muy sencilla, según Gloria Bordons.
“Él creía que lo importante era el mensaje que daba y el mensaje que daba era poético, hiciera una obra de teatro, escribiera un poema o hiciera una pieza en la calle, una escultura en la calle. Es una figura heterodoxa”.
Y a pesar de haber escrito decenas de libros y miles de páginas, es poco lo que se ha traducido al español, comenta la comisaria de la muestra.
“La poesía escrita igual que el teatro se vincula a través de una lengua y en el caso de Brossa es en lengua catalana. Lo cual hace mucho más difícil la recepción por parte de gente que lee otras lenguas. Cabe decir que Brossa escribió como 300 obras de teatro y más de 150 libros de poesía. Si nos vamos a las traducciones al español, no pasan de diez”.
Gloria Bordons destaca la reciente aparición de una antología en español con lo más importante de la obra escrita de Brossa.
“Hay una gran antología que está en esta exposición, La piedra abierta, editada por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, muy bien hecha, que es una selección de todo, es una antología, es una manera de empezar, pero lamentablemente el que empieza con esta antología tiene ganas de continuar pero luego tiene muy poco camino por recorrer”.
Y aunque en el ámbito de las letras ibéricas Brossa no tiene parangón, sí hay una figura latinoamericana, de Chile por más señas, con la que comparte ciertos rasgos, agrega Gloria Bordons.
“De hecho, el caso con Nicanor Parra es casi único. En España no se da un equivalente como Nicanor Parra, es decir, el único es Brossa. Parra y Brossa se conocieron porque en el año 1993, con muy buen criterio, en la Universidad de Valencia se realizó un pequeño coloquio y una exposición con artefactos de Parra y objetos de Brossa”.
La académica comenta la relación entre Joan Brossa y el antipoeta chileno.
“En el fondo son parecidos, hay sus diferencias. Yo diría que Parra utiliza más el lenguaje en los poemas objeto, sus artefactos, en cambio Brossa en los poemas objeto, como mucho, está la presencia de la letra, y quizás, lo más importante, es el título, cuando lo hay”.
La exposición Bverso Brossa, trilingüe, ya que está en español, catalán y checo, puede ser visitada hasta el 30 de enero próximo en la sede del Instituto Cervantes de Praga.