"Si hay una posibilidad de hacer algo acá, vengo al tiro"

El cineasta chileno, Alfonso Gazitúa Gaete, visitó Praga hace pocos días con motivo de la presentación de su primera película en el Festival de Cine, Televisión y Video, Febiofest.

¿Podría hablarle de su película a nuestra audiencia?

"Presento mi película "El rey de San Gregorio" que es una historia de amor entre dos personas discapacitadas que viven en una favela en Chile y cuyo tema principal es que ellos quieren estar juntos pero sus familias se oponen a esta relación porque tienen miedo hacia temores sexuales o de sobreprotección".

¿Su película ya fue presentada en festivales de cine?

"Hubo una corrida por festivales en Europa, en San Sebastián, en Tulous, en Miami, en Chile que se llama El Viña del Mar, y en Milán, donde ganamos el festival. Y ahora aquí en Praga, así que se trata, creo, de sexto evento fílmico. Me siento contento de poder llegar a Europa con una película que es muy bella y diferente a otras".

¿Existen diferencias entre el cine europeo y el latinoamericano?

"Yo creo que sí, porque cada cultura y cada cinematografía tiene su identidad. Por lo menos la identidad del cine latinoamericano estuvo ligada durante mucho tiempo a películas de realismo mágico y filmes sonde se mostraba la pobreza, las dictaduras de los países como Argentina, Chile y Paraguay. Siempre eran ligadas a temas sociales. Siento que el cine europeo habla más sobre las relaciones entre personas, sobre la muerte y, obviamente, sobre la guerra. Es un cine más íntimo y a veces intelectual".

¿Cuáles son los problemas que enfrentan los cineastas chilenos?

"Se trata, principalmente, de problemas económicos y de distribución. Cuesta mucho conseguir dinero para rodar películas. Mucho director chileno ha hecho coproducciones con países como España y Francia. Hay apoyo del Estado pero no todos los proyectos se lo ganan, de manera que tienen que conseguirse dinero propio. A veces las películas demoran hasta cinco años hasta ser exhibidas. Nosotros tuvimos la suerte de recibir dinero estatal y europeo y eso hizo que la terminaramos. Además, que nuestra película, al igual que muchas películas chilenas, costó menos de 300 mil dólares. Es decir, que se trata de una película barata".

¿Hay temas específicos a los que se dedican actualmente los cineastas chilenos?

"Hay un grupo de directores que se dedican a las comedias y al sexo. Es una combinación que da resultados. Hay otros que se dedican a temas marginales. Películas sociales como, por ejemplo, la mía. Diría que un 30 por ciento hace películas comerciales y el resto hace películas independientes".

¿Cuáles son sus planes para el futuro?

"Estoy preparando un nuevo proyecto escribiendo un guión en cooperación con un guionista chileno muy talentoso sobre una fiesta de Cuasimodo. Y entre toda esta festividad hay una historia real de una pareja que perdió a su hijo. Quince años después vuelven a encontrarse en esta fiesta. Estoy tratando los temas de la rabia, del perdón, de la fe, etc. Se trata de una historia muy interesante que quiero filmarla de aquí a un año".

¿Cuáles son sus impresiones de la República Checa?

"Por un lado siento que la gente, cuando uno la conoce, es bastante cercana. La gente en la calle es, por otro lado, muy distante a diferencia de nosotros, los latinos. La ciudad de Praga es arquitectónicamente maravillosa, tiene castillos, mucha historia. Es muy alucinante para nosotros los chilenos conocer una ciudad como ésta".

¿Le gustaría regresar?

"Si hay un día una posibilidad de hacer algo acá, vengo al tiro".

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