Se vislumbra acuerdo sobre Temelín

Temelín

En el conflicto en torno a la planta electronuclear de Temelín, en Bohemia del Sur, que desde hace diez años ensombrece las relaciones entre la República Checa y Austria, empieza a vislumbrarse un acuerdo político que pueda constituir un compromiso aceptable para las dos partes involucradas.

La República Checa ha dado a entender que está dispuesta a realizar en la planta de Temelín gran parte de los arreglos técnicos que exige la vecina Austria con el fin de mejorar la seguridad de esta central electronuclear. Austria, a cambio, no entorpecerá el cierre del capítulo sobre el sector energético en las negociaciones de admisión de la República Checa a la Unión Europea.

Sobre la reconstrucción de Temelín a base de las exigencias austríacas mantienen ahora intensas conversaciones el jefe de la diplomacia checa, Jan Kavan, y el ministro austríaco de Medio Ambiente, Wilhelm Molterer. La posibilidad de que pueda obtenerse en breve un acuerdo de compromiso ha sido confirmada tanto por fuentes de la Embajada de Austria en Praga, como por el portavoz del ministerio checo de Relaciones Exteriores, Ales Pospísil.

También la directora de la Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear, Dana Drábová, confirma que los políticos discuten la posibilidad de que la Compañía Eléctrica Checa proceda a la reconstrucción de la planta de Temelín de manera que ésta cumpla con la mayor parte de los siete requisitos de seguridad exigidos por Austria. Según Drábová, algunas exigencias austríacas coinciden con las recomendaciones de la Agencia Internacional para la Energía Atómica y de cualquier manera la Eléctrica Checa se vería obligada en el futuro a realizar los respectivos arreglos técnicos.

Los austríacos exigen, entre otros, que las tuberías que conducen el agua y el vapor sean separadas por una pared especial. Critican también que las pruebas de las válvulas de seguridad y de la resistencia térmica del reactor no hayan sido confiables.

La Oficina Estatal para la Energía Nuclear de la República Checa acepta estas exigencias austríacas, pero preferiría que el arreglo de los defectos se realizara con el reactor operando. Entretanto, los austríacos insisten en que la central de Temelín deje de operar durante las eventuales obras de reconstrucción. Además de este diferendo queda por resolver lo principal: ¿cómo se financiará la reconstrucción de Temelín, cuyo coste se estima en unos 250 millones de dólares?