Rubén Palma: Me demoré mucho tiempo en ser escritor

Rubén Palma

Rubén Palma, escritor chileno residente en Dinamarca, fue invitado por el Centro Multicultural de Praga para participar en la feria internacional "El Mundo del Libro". Ésta, no obstante, no ha sido su primera visita a la capital checa. Según nos confesó, su padre era un gran admirador de Franz Kafka.

"Y su admiración por Franz Kafka lo llevó a querer siempre saber acerca de la República Checa. De manera que cuando tuve la oportunidad de viajar para acá, lo primer que hice fue tomar un bus y venir cinco días a ver. Me quedé fascinado, no tenía idea que existía una ciudad tan bonita. Es más linda que París o Londres. Es una ciudad preciosa".

Ese primer viaje de Rubén Palma a Praga se efectuó poco después de la Revolución de Terciopelo de noviembre de 1989.

"La República Checa todavía mostraba todos los elementos del comunismo. Casi no había autos, todo se veía muy triste, la ciudad parecía vacía, todavía había tiendas estatales. Y si puedo nombrar el único punto positivo de todo ese cuadro es que los precios eran muy baratos. Ahora es horrible. Hay que ser un ´millonario´ para venir de vacaciones aquí (risas)".

Dinamarca fue el país que hizo del emigrante chileno Rubén Palma escritor. En la segunda mitad de los años 80 escribió en danés un cuento sobre una señora pensionada que relataba lo triste que era su vida después de la muerte de su marido. El cuento se titulaba "Nosotros y la maravilla" y aportó a Rubén Palma el primer premio literario.

"Es un monólogo en primera persona de una viejita danesa. Ah, bueno, en ese entonces yo trabajaba con señoras danesas un poquito avanzadas en años. Escuchándolas me sentí motivado a escribir un cuento que trataba un poco acerca de la vida de ellas. Hoy día no escribiría una cosa así. Pero fue un buen comienzo".

Rubén Palma afirma que muchas cosas en su vida le han agarrado de sorpresa. Por absoluta casualidad apareció, por ejemplo, el trabajo con la Cruz Roja en un campamento de refugiados de Dinamarca, que lleva más de veinte años.

"Antes de la Cruz Roja había tenido, no sé, cincuenta trabajos distintos. Fui cargador en el puerto, cargador de camiones, de trenes y de barcos. También fui consultor para Ministerios en comunicaciones. Trabajé en un banco, lavé platos ... He hecho de todo. Pero cuando entré a la Cruz Roja me quedé, porque me permite viajar, me permite escribir".

¿Le ha inspirado el trabajo con la Cruz Roja al escribir?

"La verdad es que solamente he escrito un cuento corto un tanto inofensivo que tiene que ver con mis experiencias en el campo de refugiados. ¿Sabes lo que pasa? Como estoy inmerso en ese trabajo encuentro que no tengo la distancia suficiente para escribir de eso. Lo tengo demasiado cerca. A veces, cuando uno escribe necesita una distancia. Digamos, por ejemplo, yo podría escribir acerca de mujeres que he tenido hace años, pero escribir acerca de la mujer que tengo ahora es difícil porque está demasiado cerca".

Rubén Palma salió de su Chile natal a los 19 años de edad tras el golpe de Estado de Pinochet, dirigiéndose a Argentina. El hecho de que al final se instalara en Dinamarca también fue una casualidad.

"Cuando me fui de Chile a raíz del golpe militar yo entre cosas era desertor del Ejército en tiempo de guerra, lo cual era un delito grave en ese entonces. En Buenos Aires me di cuenta de que la situación iba a ponerse igual o peor que en Chile. La Historia me dio la razón porque en Argentina hubo una brutalidad incluso más grande que la que hubo en Chile. Entonces, en esa situación yo quería irme. No quería que me pasara lo mismo en Argentina. Luego vivía en ese entonces con una chilena. Si hubiera estado solo, me habría sentido más fuerte y más decidido enfrentar el futuro en Argentina. Pero estando con ella, me sentía debilitado, sentía que tenía la obligación de buscar un lugar donde no le pasara algo a ella. De manera que visité varias Embajadas - la inglesa, la sueca -, pero los únicos que me recibieron, me escucharon y que no se interesaron por qué no estábamos casados mi pareja y yo, los únicos que se portaron auténticamente hospitalarios y que mostraron grandeza de espíritu fueron los daneses, el cónsul danés. Y yo un buen día terminé en Copenhague junto con mi pareja".

¿Fue muy difícil para Vd. adaptarse a la vida en Dinamarca, a la cultura, el ambiente ...?

"La verdad que no porque me sentía tan feliz de haber salido finalmente de Chile y de Argentina que tenía una sensación de que de ahora en adelante puedo caminar sobre las aguas, puedo volar. Me adapté rápido en relación a la mayoría de los chilenos, pero cuando yo miro para atrás, en realidad, no me adapté tan rápido como he visto que lo hacen otros extranjeros. Pero la verdad que no me importaba porque tenía esa sensación de gran positivismo, de que ahora el futuro estaba abierto para mí, que por fin podía vivir sin tener temor de que me fueran a tomar preso, que me fueran a torturar, que me fueran devolver a Chile".

Vd. empezó a escribir en danés como unos diez años después su estancia en Dinamarca. ¿Había hecho ya antes algunos intentos de escribir en español?

"No, nunca. Si alguien me hubiera mostrado un video y me hubiera dicho mira, ese eres tú, eres escritor, no habría creído, habría dicho ése no soy yo. Mis familiares y mis amigos de la infancia no creen, a veces me preguntan ¿qué te pasó? ¿Te pegaste en la cabeza, te pusieron electroshocks, que terminaste siendo escritor? Durante mucho tiempo no me sentía cómodo con la idea de ser escritor. Ahora que ya estoy más viejo, bueno, no tengo muchas posibilidades de hacer otra cosa. Así que por eso lo he aceptado. Pero durante mucho tiempo yo no contaba a la gente que yo escribía libros, por ejemplo, porque me sonaba demasiado raro incluso a mí, ¿no?"

¿Están traducidos sus libros al español?

"No, ninguno".

¿Y se piensa traducirlo algún día?

"En eso soy muy ambivalente porque las cosas que yo he escrito las he escrito pensando en un público primeramente danés. Entonces, por cosa de vanidad personal quisiera escribir algo quizá más interesante, más bombástico si fuera en castellano. Quizá porque cuando uno escribe para un mundo danés, se escribe para un pequeño grupo de gente, son solamente cinco millones. Entonces, por vanidad pienso que si voy a escribir en castellano, quiero escribir algo más grande, más novedoso, no sé, más artístico. Así que si mis libros se traducen al castellano bien, pero si no bien también. No hay problema. Si me dan a elegir ahora entre ser traducido al castellano o al italiano, prefiero el italiano o el checo. En checo yo estaría feliz. Me tomaría una botella de vino si sé que está traducido al checo. Pero con el castellano tengo esa ambivalencia porque siento que no he rendido lo que yo puedo rendir todavía. Yo me demoré mucho tiempo en ser escritor, me demoré mucho tiempo en acostumbrarme a la idea, de manera que siento que ahora podría ser un mejor escritor".

"Cuando comencé a escribir tenía un apetito tan grande por escribir que yo quería escribir de todo. Era como el sicótico que se quiere comer todos los dulces. Por eso escribí un libro educativo, poesías, canciones, artículos, ensayos, lo que fuera. Yo quería escribir todo aquí ahora. Pero eso no es lo más conveniente cuando uno es escritor. Eso lo vine a descubrir después, porque equivale a una tienda que vende sándwiches, zapatos, martillos, repuestos de automóviles. Es más fácil ser reconocido si uno se mantiene en un solo género. Entonces, las cosas se hacen mucho más fáciles. Porque cuando uno cambia de un género a otro, tiene problemas con los editores. De esa manera en que yo me lancé a escribir, siempre estoy comenzando de nuevo".

¿Pero es verdad que la opinión de la crítica en Dinamarca acerca de sus obras es bastante positiva?

"Yo no soy considerado un escritor famoso en Dinamarca. La opinión de la crítica ha sido muy buena hasta que escribí poesías. Mis poesías recibieron una terrible crítica, así que algún día me voy a desquitar, voy a poner bombas en toda Dinamarca por esos (risas)".

La ventaja del idioma danés para un escritor consiste en que es muy efectivo, práctico y específico, opina Rubén Palma.

"Como un escritor de la misma manera que como un piloto de prueba siempre mira un auto distinto me encantaría saber un poquitito de checo para ver cómo sería escribir algo en este idioma, ¿no? Las lenguas escandinavas tienen esa propiedad y es quizá por eso que las sociedades que han desarrollado también son muy prácticas y muy efectivas. A veces creo que las cosas, la sociedad y los idiomas van juntos. Leer autores de lengua española a veces me produce una sensación desagradable porque me da la impresión que muchos autores hispánicos escriben con un diccionario al lado. Usan palabras que hay que ir a buscarlas a una enciclopedia. Así no es la vida, un lenguaje normal no es un lenguaje de enciclopedia, ¿no?"

He leído en algún artículo que Vd. ha dicho algo como que el hecho de escribir en otro idioma que no es su lengua materna le permite hacer más experimentos con el idioma que no se atrevería hacer si escribiera en su lengua materna ...

"En realidad no son experimentos. Porque si yo como no danés hago experimentos, entonces, los daneses creen que es un error. Si los daneses lo hacen, ellos saben que es un experimento, pero si un extranjero lo hace

es porque no sabe bien danés. Entonces, yo dejé todos los experimentos para más tarde. Hay cosas de las que yo me atrevo a escribir en danés que no escribiría en castellano. En castellano pienso qué va a decir mi familia, qué van a decir mis compañeros de curso, mis amigos. No quiero que ellos lean lo que escribo. Mi madre me dice siempre oh, pero es una lástima que tengo un hijo escritor y no le puedo mostrar a la tía no sé cuánto para que lea también. No, gracias, yo no quiero que ellos se enteren. Estoy muy cómodo en la situación de que no lean lo que escribo porque no quiero que me pregunten. A lo mejor no soy lo suficientemente valiente como escritor. Conozco a otros escritores que dicen me importa un bledo lo que dice mi madre, mi padre. Pero quizá es porque he estado tan cómodo en Dinamarca. Mi madre siempre me dice mándame los libros, y yo se los mando, ella todo orgullosa, los tiene en el living de la casa. Pero para mí fantástico que no entienda nada".

Por el contrario, ¿hay algo que se puede expresar en castellano, pero en danés no?

"Yo estoy seguro que cuando comienzo a escribir en castellano voy a encontrar un mundo que posiblemente va a ser más fascinante que el danés. Porque después de todo es mi propio idioma, me siento mucho más en casa hablando castellano. Fíjate, yo no hablo castellano casi nunca. Mi hijo no habla castellano, mi mujer actual es danesa. Vivo en un mundo donde solamente hablo danés, muy poquitito inglés. De manera que, por ejemplo, hablando castellano ahora poco a poco siento como el idioma renace, se revitaliza, como uso palabras que creía que me había olvidado. De manera que si algún día escribo en castellano a lo mejor me voy a sorprender de las cosas que se pueden hacer escribiendo este idioma".

¿Se ha planteado la idea de regresar a Chile?

"Ese es el problema de todos los emigrantes. Es la gran pregunta y yo creo que lo que va a suceder es nuevamente, por ciento y una vez en mi vida, voy a dejar que las circunstancias elijan por mí, porque no voy a poder elegir. Entonces, cuando me vea forzado a elegir voy a hacer como que elegí. Y voy a terminar en Chile o en Dinamarca. ¡Porque en algún lugar voy a tener que terminar! No me veo viejo en Dinamarca, pero tengo temor de que el Chile que creo que voy a encontrar no existe. El Chile que yo me imagino no existe para nada porque es imaginación".

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