Robert Ferrer, un director de orquesta español seducido por Leoš Janáček
La intensa tradición musical de la República Checa llega hasta la actualidad, reflejándose en el alto nivel académico de sus instituciones y atrayendo a músicos de todo el mundo. Uno de ellos es el joven director de orquesta Robert Ferrer, al que le esperan como mínimo dos años de estudios musicales en la República Checa.
El desencadenante de su pasión por la cultura checa fue un amor a primera vista, el provocado por una pieza muy particular.
“Mi interés se remonta a hace unos ocho o nueve años, cuando por primera vez escuché una obra de Leoš Janáček, la ‘Misa Glagolítica’, en mi casa y me quedé asombrado. Por las innovaciones armónicas, estilísticas, estéticas, de su música, por su gran genialidad como compositor. Quise indagar en esa música, qué tipo de música era, y a partir de ahí empecé a conocer la cultura y la música checas”.
Ahora, después de un curso de checo intensivo y de haber pasado por una escuela de verano, Robert Ferrer se encuentra preparado para un gran desafío académico: hacer uso de una beca concedida por el Ministerio de Cultura Checo para hacer una investigación sobre el aclamado compositor Antonín Dvořák. Y al mismo tiempo iniciar un master de dos años en dirección de orquesta, con un programa íntegramente en checo.
De esta forma, su estadía en Praga supondrá un paso adelante en su formación, tanto en la Universidad como por el contacto directo con el mundo musical del país.
“Pues en estos dos años los estudios reglados comprenden varias asignaturas, entre las que está la estética, está también la práctica del piano, y sobre todo profundizar en el repertorio operístico de la dirección de orquesta a través de asignaturas teóricas. Y aparte de eso intentaré asistir a todos los espectáculos que pueda, de todos los tipos: ópera o sinfónico, que hay una gran oferta aquí en Praga, afortunadamente. Y me nutriré de ello, aprendiendo siempre, porque un ensayo es muy importante para un director también, porque ve cómo está trabajando el director principal”.
Y mientras espera a su ingreso en la Universidad, Robert tiene claro que no piensa perder el tiempo.
“Busqué coros que había por aquí, en Praga, y vi que en la Universidad Carolina, donde estudio también el checo, tiene un coro y me he unido a él. El repertorio es casi un 80 por cien en checo, entonces me sirve también para practicar el idioma. Y además con composiciones fundamentales del repertorio, de autores como Suk, Novák, Fibich, Dvořák”.Y es que su paso por Praga no le va a servir únicamente para mejorar su formación académica. El amplio y prestigioso mundo musical checo también ofrece muchas posibilidades desde el punto de vista personal.
“Conozco a dos de los directores checos más famosos mundialmente, que son Tomáš Netopil, director titular de la orquesta del Teatro Nacional, y Jiří Bělohlávek, que está ahora de titular en la sinfónica de la BBC de Londres. Estos son mis contactos principales aquí, pero además conozco ya algunos músicos, de la Orquesta Filarmónica Checa. Entonces podré asistir a los ensayos de esta formación y también del Teatro Nacional, claro”.
Entre las clases de checo, el coro, las clases de música, asistir a conciertos, los ensayos y la investigación, puede parecer que a Robert Ferrer no le va a sobrar tiempo para mucho más. Pero no es así. Ante todo es un director de orquesta en activo, y entre sus planes no se encuentra el paralizar su actividad profesional.
“Va a ser una agenda muy apretada. Ya está programado todo el 2010 y todo el 2011 ya está prácticamente cerrado. Y continuaré dirigiendo por España, por Valencia fundamentalmente. Tengo ya programados conciertos importantes, en el Palau de la Música y otros auditorios. Intentaré poder compaginarlo, creo que sí que será posible, porque son estancias cortas en Valencia, y podré escaparme de los estudios reglados de aquí”.Esperemos que su paso por Praga sea clave en su carrera y, sobre todo, que pronto podamos verlo dirigiendo ante un auditorio checo.