Razones de conciencia pueden justificar el no vacunar a los hijos

Foto: ČT24

La vacunación obligatoria de los menores que rige en la República Checa es tema de frecuentes debates en la sociedad y es blanco de críticas de algunos padres que afirman que determinadas vacunas pueden incluso afectar a la salud del menor. Como único motivo para no vacunar a un niño se reconoce la convicción religiosa de sus padres. Según un reciente dictamen del Tribunal Constitucional, otro motivo pueden ser razones de conciencia.

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El Tribunal Constitucional de la República Checa dio la razón a unos padres de la localidad morava de Tišnov, quienes fueron multados por rechazar aplicar a su bebé la vacuna hexavalente contra la poliomielitis, difteria, tos ferina, tétano, hepatitis B y la HIB invasiva. Esta vacuna provoca amplias discusiones en la sociedad porque es aplicada a bebés menores de nueve semanas y sus padres temen efectos secundarios, que ya se han producido en varios casos.

Según el dictamen del Tribunal, además de los motivos de credo, que fueron reconocidos en el pasado, en casos excepcionales es posible rechazar la vacunación obligatoria presentando serias razones vinculadas con la libertad de convicción. Como explicó el juez Ludvík David, el Tribunal determinó cuatro criterios concretos que regirán en casos semejantes.

Ludvík David,  foto: archivo del Tribunal Constitucional
”Los motivos para rechazar vacunar a sus hijos deben respetar en primer lugar la Constitución. Además deben tener carácter insistente que compruebe que los padres están plenamente convencidos de que la vacunación podría afectar a su hijo. Las razones presentadas por los padres también deben ser consistentes en su contenido, y el cuarto criterio son los eventuales impactos sociales que la vacunación del menor pueda tener en la familia”.

Sin embargo, el Tribunal Constitucional reiteró que la vacunación obligatoria de los menores sigue vigente. Y rige asimismo la directiva que estipula que los niños que no estén vacunados no serán aceptados en establecimientos preescolares públicos y tampoco podrán asistir a campamentos de verano con otros menores. La única excepción son los niños que, por recomendación médica, debido a razones de salud, no pudieron ser vacunados.

La decisión del Tribunal Constitucional fue criticada por el jefe de la Asociación Checa de Vacunología, quien la considera de un serio fallo que cambia las prácticas de protección de la salud de los menores en el país. En estas razones de conciencia podrá insistir cualquier persona que no quiera vacunar a su hijo. La importancia de la vacunación obligatoria la defiende igualmente Zlatava Jirsenská, médica de la Clínica de Enfermedades Infantiles Infecciosas, de Brno.

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”En el país reaparecieron varias enfermedades que ya habían sido erradicadas, como la tos ferina por ejemplo, que es una enfermedad peligrosa y puede llevar a la muerte del menor. Considero además que mucho mejor es unir las vacunas en una, hablando de la hexavalente, que dividir los preparados y aplicarlos por separado. Así se reducen al mínimo las sustancias secundarias que contienen las vacunas y al niño no hay que pincharle tantas veces”.

Los médicos temen que la decisión del Tribunal Constitucional respecto a la vacunación podría llevar a una marcada disminución del número de niños que estén vacunados y, por ende, a la reaparición de casos de enfermedades infecciosas entre los menores.

Por su parte, los defensores de la libertad en el tema de la vacunación de los niños afirman que en países de Europa Occidental la decisión respectiva depende de los padres y que al fin y al cabo son muy pocas las personas que no vacunan a sus hijos.