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En esta ocasión viajaremos a la ciudad de Stramberk, en el norte de Moravia.

Moravia del Norte es una región mayormente ondulada en la que abundan los frondosos bosques y los extensos prados. Aquél que visita la zona, suele quedar enamorado para siempre de ella, de su naturaleza, su gente tan gentil y sus pintorescas ciudades y poblados que mucho han conservado de los tiempos remotos.

Y justamente hacia esa zona emprenderemos nuestro viaje. La ciudad de Stramberk se asemeja más bien a un poblado, pero aunque tiene sólo unos 3 mil habitantes, anualmente es visitada por miles de turistas.

Parte de la ciudad se extiende en un pequeño valle cercado por tres colinas: el monte Kotouc, el Monte Blanco y el Monte Palaciego. La mayoría de las casas de Stramberk se encuentran literalmente clavadas como nidos de aves en la pendiente del Monte Palaciego, creando un maravilloso cuadro natural de la simbiosis entre la naturaleza y el hombre.

Según los historiadores, el surgimiento del poblado eslavo de Stramberk, al pie del castillo del mismo nombre, data del siglo XIII. El 4 de diciembre de 1359, el gobernador de Moravia, el príncipe Jan Jindrich, hermano del rey de Bohemia, Carlos IV, le otorgó a Stramberk los fueros reales de ciudad medieval. Este paso impulsó el ulterior desarrollo de la ciudad, que durante algún tiempo se convirtió en el centro administrativo de la región.

Los siglos posteriores se caracterizaron por altos y bajos para la ciudad de Stramberk, debido a los acontecimientos históricos en el centro de Europa y al poder del que disponían los dueños de la ciudad.

Pero, no profundizaremos en la historia, pues consideramos, amigos, que sería más atractiva alguna de las antiguas leyendas relacionadas con la ciudad. Como por ejemplo, la siguiente:

El castillo de Stramberk, situado en la cima del Monte Palaciego, debía haber sido edificado en la cima de enfrente, o sea, en el monte Kotouc. El primer día, los obreros trabajaron en Kotouc desde la madrugada y no se detuvieron sino hasta avanzadas horas de la tarde.

Al día siguiente sin embargo, les esperaba una desagradable sorpresa: al llegar al monte Kotouc, no encontraron ni un sólo indicio de sus trabajos del día anterior. Lo mismo sucedió en los días posteriores, por lo que los obreros decidieron resignarse. Al llegar la noche, se escondieron en el bosque y desde su escondite observaban lo que iba a pasar.

Una hora antes de la medianoche, bajo la luz que irradiaba la Luna, los sorprendidos obreros distinguieron de pronto unas pequeñas figuras. Eran los duendes del monte que destruían todo lo que habían levantado los obreros, ya que no querían ceder a los seres humanos el monte Kotouc. Al otro día, los obreros le contaron todo al dueño del poderío local y éste decidió trasladar la obra al Monte Palaciego. Y, realmente, el castillo fue levantado allí sin mayores problemas.

Otras leyendas locales hablan de un enorme tesoro que los duendes escondieron en el monte Kotouc y que hasta hoy nadie ha descubierto... A lo mejor sea cierto...!Quién sabe!

Tal como habíamos dicho, la ciudad de Stramberk está rodeada de tres colinas, por lo que, al visitante le esperan sólo subidas y bajadas. También la plaza mayor de la ciudad se encuentra en medio de la pendiente del Monte Palaciego, por lo que tiene una forma bastante inclinada. Este hecho sorprende a todos los visitantes, pero los habitantes locales no le ven nada de extrano.

La plaza está rodeada por hermosas casas barrocas, que en la primera mitad del siglo XIX sustituyeron las típicas construcciones de madera originales. En uno de los extremos de la plaza se levanta la iglesia barroca de San Juan Nepomuceno, construida entre 1721 y 1723. Su torre, no obstante, es mucho más reciente, data de 1907.

Frente a la iglesia, en el centro de la plaza, hay una fuente y junto a ella un antiguo pozo medieval que hasta mediados del siglo XVIII era utilizado por la fábrica de cerveza local y que al cerrar ésta, dejó de servir. Sin embargo, se conserva como obra de valor histórico.

A pocos pasos de la plaza mayor, en las estrechas callejuelas adyacentes, nos encontramos de pronto en otro mundo. De pronto nos trasladamos a tiempos remotos, o a los cuentos de hadas... Nos rodean hermosas casas de madera, típicas de la zona rural de Moravia del Norte.

En Stramberk se han conservado más de 130 construcciones de la arquitectura popular, de las cuales 70 son casas de madera originales del siglo XVIII. Todas ellas están hasta hoy habitadas. Las casas representan un elocuente y valioso documento de la arquitectura popular local que poco a poco, lamentablemente, va desapareciendo. Por lo mismo, en 1997 fueron iniciados los trámites para incluir la ciudad de Stramberk en el Patrimonio de la Humanidad, de la UNESCO.

Después de recorrer las callejuelas con sus hermosas casas de madera que hacen recordar los cuentos de hadas, podemos subir unas escalinatas, con unos 200 peldaños, para llegar a la cima del Monte Palaciego. Allí descansaremos un rato, tomaremos café en el restaurante local y luego continuaremos subiendo unas escaleras de caracol que nos separan del punto más alto de Stramberk, la torre Trúba, la única parte que quedó del castillo medieval local y que hoy domina la ciudad. Desde lo alto de la torre se ofrecen hermosas vistas de la ciudad, así como un magnífico panorama de la sierra morava de Beskydy.

Al recorrer la ciudad de Stramberk, nos queda todavía visitar el monte Kotouc, transformado a principios del siglo XX en Parque Nacional y decorado con numerosas estatuas de destacadas personalidades de la historia y de la vida cultural de la nación checa. También encontramos en el parque un monumento a las víctimas de las dos Guerras Mundiales y una pequeña capilla, en cuyos interiores se expone un hermoso Belén.

A mitad de camino, subiendo la loma de Kotouc, llegamos a la cueva Sipka, en la que Karel Jaroslav Maska, profesor de un gimnasio local, descubrió a finales del siglo XIX la mandíbula de un niño de Neanderthal, de unos nueve años de edad. Gracias a ese hallazgo arqueológico, la ciudad de Stramberk cobró fama en el mundo entero. El profesor Maska encontró luego huesos de animales de diversas épocas históricas.

De la cueva Sipka se ha conservado hasta hoy sólo un pequeno sector, ya que se derrumbó parte de ella, pero aún así es posible entrar y hacerse una idea de los trabajos arqueológicos efectuados en el lugar. Desde la entrada a la cueva hay también una hermosa vista a la ciudad de Stramberk.

Y antes de finalizar nuestro recorrido, no nos olvidemos probar las típicas galletas locales llamadas "Las Orejas de Stramberk". Divertido y raro nombre, verdad, pero la forma de las galletas, hechas de harina, azúcar, huevo, agua, miel de abeja y diversas especias, se asemeja, con cierta dosis de imaginación, a la forma de las orejas.

El origen de esas galletas habría que buscarlo en las leyendas. En el siglo XIII los tártaros invadieron los territorios moravos, llegando hasta Stramberk. Los asustados habitantes locales buscaron refugio en el monte Kotouc, pero los tártaros los cercaron y parecía que ese sería el fin de los habitantes de Stramberk. De pronto comenzó una tormenta que levantó las aguas del riachuelo local y se ahogaron todos los tártaros. Y debido a los rumores de que los tártaros les cortaban las orejas a sus enemigos para demostrar a cuántos habían capturado o matado, los habitantes de Stramberk comenzaron a fabricar "Las Orejas de Stramberk". Y éstas son sabrosas!

Saboreando "Las Orejas de Stramberk", concluimos el viaje a esa ciudad en el norte de Moravia.