Precio de alimentos subió menos de lo esperado

El incremento del impuesto al valor añadido en los alimentos a partir del uno de enero de 2008, se reflejó de manera mínima en el precio global de los productos alimenticios, hecho que los ciudadanos checos recibieron con agrado.

Para el inicio del nuevo año los economistas preveían un brusco aumento de los precios de la mayoría de los productos de consumo, de los servicios públicos, las energías, del alquiler, así como de los transportes. En el caso de los alimentos, no obstante, el aumento del impuesto al valor añadido del 5 al 9 por ciento, no ha originado hasta el momento un mayor incremento de este tipo de productos.

Jana Matoušková, de la compañía comercial Tesco, señaló que muchos comerciantes subieron los precios de los alimentos ya a finales del año pasado y ahora esperan lo que harán las demás compañías.

“Hemos tratado de modificar los precios de los alimentos de manera que los cambios afecten en lo mínimo a nuestros clientes. Estamos a la espera de saber cómo se desarrollará la situación en el mercado nacional alimenticio en las próximas semanas y luego decidiremos si subiremos los precios de los alimentos o no”, dijo Matoušková, de la compañía Tesco.

Los alimentos que más encarecieron son el pan y los productos lácteos lo que, según los analistas, se debe a la creciente demanda de leche y de cereales en los mercados mundiales. Los cereales se utilizan para la fabricación de biocombustibles, a raíz de lo cual los alimentos suben de precio actualmente en toda Europa. Petr Chadraba, de la cadena comercial Ahold, insiste, no obstante, en que en la República Checa el coste de los alimentos aumentó de manera mínima.

“Puedo confirmar que el precio de la mayoría de los productos alimenticios subió sólo en un 4 por ciento, que es la diferencia entre el anterior y el nuevo índice del impuesto al valor añadido. O sea que prácticamente se trata de un céntimo de euro”, sostuvo Petr Chadraba.

Los analistas afirman que los comerciantes tratan de que el cambio del impuesto al valor añadido se refleje de manera mínima en el precio de los alimentos, debido a la guerra de precios no declarada que tiene lugar entre las diferentes redes comerciales. A causa de ella, en los últimos años se retiraron de la República Checa cuatro compañías comerciales, entre ellas Julius Meinl y Delvita.