Parte de la unidad antiquímica checa en Kuwait no supera el estrés y regresa a la RCh

Jaroslav Tvrdík, Camp Doha, en Kuwait, Foto: CTK

Veintisiete soldados de la unidad antiquímica checa estacionada en Kuwait en el marco de la operación "Libertad Duradera" regresan a la República Checa. ¿La razón? La preocupación de fallar en un eventual ataque contra Iráq.

Jaroslav Tvrdík,  Camp Doha,  en Kuwait,  Foto: CTK
Fue el ministro de Defensa, Jaroslav Tvrdík, en persona, quien ofreció la posibilidad de regresar a la República Checa a los integrantes de la unidad que no superen psíquicamente la tensión surgida en relación con una eventual guerra contra Iráq. Tvrdík visitó la unidad antiquímica checa dislocada en la base estadounidense Camp Doha, en Kuwait, este lunes.

"Hasta finales del mes en curso podrá abandonar la unidad todo aquél que no se sienta capaz para esta misión", dijo textualmente el titular de Defensa checo. Veintisiete soldados se han acogido a su planteamiento.

El psicólogo de dicha unidad, Ludek Lávicka, desmiente que la decisión de esos efectivos de regresar se deba a una presión psicológica de último momento.

Unidad antiquímica checa,  Camp Doha,  en Kuwait,  Foto: CTK
"Estamos aquí por quinto mes consecutivo y cumplimos tareas que se desprenden de nuestro mandato. Y está claro que la creciente tensión en torno a Iráq, las condiciones climáticas sumamente difíciles, a la vez que una cierta presión psicológica por parte de sus familias, influyen sobre la psiquis del soldado. Cada uno tiene un límite diferente de resistencia al estrés y cada soldado pasará una vez por un momento de debilidad en el que debe decidirse si puede continuar".

El mayor Ludek Lávicka admite que la amenaza de un ataque contra Iráq, además de los problemas familiares, jugó su papel en la decisión de los 27 soldados de interrumpir su estadía en Kuwait. Rechaza rotundamente, no obstante, que se trate de un fallo personal y profesional.

"Al contrario. Aprecio mucho que decidieron regresar después de evaluar objetivamente sus capacidades y llegar a la conclusión de que no aguantan más. Éstos soldados opinaron que en caso de permanecer, supondrían una carga e incluso un peligro para los demás, y por ello merecen nuestro respeto", subraya el psicólogo de la unidad antiquímica checa en Kuwait, Ludek Lávicka.