La novena edición del Festival Open House tuvo récord de visitas
Con un plantel de quinientos voluntarios que ofrecieron cuatro mil visitas guiadas por un centenar de edificios emblemáticos de Praga, concluyó el domingo pasado otra edición del Festival Open House. Algunos de los sitios más visitados fueron la terminal 4 del aeropuerto Václav Havel y el Nuevo Escenario del Teatro Nacional. En esta entrevista su responsable de comunicación, Michaela Pánková, nos trae todos los detalles de esta exitosa edición y nos adelanta algunas ideas que ya están pensando para el año que viene.
Con un récord de ochenta y tres mil visitas, casi veinte mil más que el año pasado, acaba de concluir la novena edición de Open House. El Festival de arquitectura y urbanismo, que se organiza también en muchas otras ciudades del mundo, abre al público las puertas de edificios, instituciones y monumentos emblemáticos de la capital checa. Y tal como explica su responsable de comunicación, Michaela Pánková, cada año trae una temática especial.
“Diría que el gran tema de este año fue el recuerdo del arquitecto checoslovaco Karel Prager que trabajó en la segunda mitad del siglo XX y de quien celebramos el centenario de su nacimiento, pero también homenajeamos a Věra Machoninová. Ambos realizaron proyectos muy importantes en la ciudad, algunos de los cuales intentamos abrir“.
“El gran tema de este año fue el recuerdo del arquitecto checoslovaco Karel Prager que trabajó en la segunda mitad del siglo XX y de quien celebramos el centenario de su nacimiento”.
En cuanto a Karel Prager, esta novena edición de Open House abrió al público el Nuevo Escenario del Teatro Nacional, un edificio con una notable fachada y su característica pared de ladrillos de vidrio soplado que diseñó Stanislav Libenský. Pero además de disfrutar de este notable ejemplo de brutalismo, durante el festival se pudieron apreciar también sus instalaciones técnicas y escénicas. De hecho, el centro de atención del Festival funcionó este año en el interior de ese edificio, aunque fue otra obra de Prager, ubicada en el barrio de Smíchov, la que apareció en todos los afiches y folletos.
“Actualmente es el edificio del Banco Comercial, aunque originalmente se construyó para el Banco Estatal de Checoslovaquia, y era parte de un proyecto muy amplio de Karel Prager que tenía la intención de desarrollar toda la zona junto a otros edificios residenciales, aunque gran parte del proyecto no llegó a finalizarse. Este edificio en concreto tiene una forma atípica fácilmente reconocible si caminas por la zona”.
De estilo también brutalista, ese curioso edificio octogonal construido entre 1977 y 1992 suele recibir entre los praguenses el mote de ‘búnker’. Cuenta Pánková que al festival le interesa mostrar, precisamente, esa clase de inmuebles muy característicos de la ciudad, pero de los que quizás no se sabe tanto sobre su historia, arquitectura o materiales. De todas formas, la novena edición del festival Open House no se limitó, por supuesto, a la arquitectura de Karel Prager. De hecho, contó con una oferta de ciento siete espacios, de los cuales veintisiete se abrieron, por primera vez, en el marco de esta novena edición.
“Otros puntos destacados del festival fueron una serie de edificios y palacios representativos que sirven de sede a distintas áreas del gobierno. Por ejemplo, este año se pudo apreciar el interior del Palacio Nostický en Malá Strana por el que se pudo caminar libremente disfrutando de su belleza y sus estanterías porque ahí hay una antigua biblioteca, y también, por ejemplo, el Palacio Černín que además abrió también su jardín barroco”.
El palacio Nostický, sede del Ministerio de Cultura de la República Checa, es uno de los sitios que pudo verse por primera vez en este festival, al igual que el flamante complejo de oficinas Port7 que, ubicado justo detrás de la estación de trenes de Holešovice, ofrece unas vistas estupendas del puente de Troja y de la ciudad en general. Otro sitio que generó mucho interés, y también extensas filas, fue la terminal cuatro del aeropuerto internacional Václav Havel, un edificio funcionalista con exclusivos salones gubernamentales.
“Se trata del edificio más antiguo del aeropuerto, fue construido en la década del treinta durante la época de la Primera República y el interior fue reconstruido el año pasado por lo que tuvimos una oportunidad única de conocer un sitio al que normalmente no se puede acceder porque consta de un salón exclusivo del gobierno y del presidente, y debo decir que valió la pena”.
Si bien la oferta más importante del festival tuvo lugar el fin de semana, comenzó en realidad el lunes anterior con una serie de eventos, charlas y debates sobre arquitectura y urbanismo. Por otro lado, de las casi cuatro mil visitas guiadas por edificios y palacios, algunas se ofrecieron tanto en checo como en inglés. De acuerdo a sus intereses personales, revela Pánková que este año sus lugares favoritos fueron el estudio de danza dentro del complejo de la cervecería de Braník, el matadero de Holešovice, el Club Náutico checo en Podolí y también la fábrica de KOH-I-NOOR en Vršovice que, si bien está inactiva, conserva algunas de las máquinas con las que se realizaron los famosos botones a presión.
“Ahora la organización de la fábrica se detuvo, pero algunas de las máquinas continúan estando ahí por lo que se pudo tener un buen recuerdo del área o como se trabajaba, se pudo explorar la antigua fábrica y ver algunos diseños originales, me gustan esos lugares urbanos e industriales que permiten ver cómo la vida se detuvo y ahora el lugar está esperando su transformación, pero mientras tanto pudimos trabajar con el lugar y abrirlo”.
Michaela Pánková vive en Praga 8 y explica que si bien el festival ya cuenta con un nutrido grupo de seguidores, cada año reciben cientos de mensajes de más gente que, por algún tipo de recomendación, se entera de su existencia y decide sumarse. Por otro lado, como organizar cada edición les lleva casi un año entero, ya están trabajando en la siguiente que tendrá lugar entre el 13 y 19 de mayo del 2024 y promete ser muy especial.
“La próxima edición va a ser la décima, lo cual significa que también será nuestro aniversario y estamos pensando cómo conmemorar algunos de los edificios que hemos tenido en el programa en ediciones anteriores y tal vez solo estuvieron disponibles un año y nunca se repitieron. Eso es algo que venimos pensando y vamos a hacer un gran esfuerzo en convencer a los dueños de volver a mostrarlos porque muchos de ellos tal vez cambiaron para abrirlos y armar una especie de antología de cada año, ese es nuestro objetivo secreto”.
“La próxima edición va a ser la décima y estamos pensando en conmemorar algunos de los edificios que hemos tenido en el programa en ediciones anteriores pero nunca se repitieron”.
Además de la hermosa sensación de libertad que implica recorrer Praga sin fronteras y conocer algunos de sus rincones más inaccesibles. Pánková destaca que, durante el tiempo que dura, suele pasar algo muy interesante: muchas personas reconocen e interactúan con otros visitantes del festival y, tanto en la calle como en el tranvía, se ponen a intercambiar opiniones y hasta terminan visitando lugares que no habían planeado gracias a las sugerencias de los demás. Y esa es también otra forma muy interesante de vincularse con la ciudad.