Se dispara el COVID en Chequia
Con los 3246 nuevos casos de coronavirus de este martes, se llega al cuarto día consecutivo en el que se doblan los positivos con respecto a la semana anterior. El Gobierno se reunirá para decidir nuevas medidas en reacción al número creciente de hospitalizados y fallecimientos.
El número de casos positivos detectados este martes en la República Checa es el peor desde el pasado 20 de abril, cuando en el país aún se mantenía el cierre perimetral por regiones.
En tan solo una semana el número de pacientes ingresados en los hospitales ha aumentado en un 40% hasta alcanzar los 620, una cifra que coincide con las de finales de mayo. Cien de estos enfermos se encuentran en estado grave. En el mismo periodo se han contabilizado por el momento 51 muertes de personas con coronavirus mientras en todo septiembre tan solo se produjeron 44 fallecimientos.
La incidencia acumulada de la última semana pasó en un solo día de 101 casos por cada cien mil habitantes a 117. El director del Hospital Universitario de Olomouc, Roman Havlík, alertó en declaraciones para la Radio Checa que el número de reproducción básico se sitúa en la actualidad en 2 en su región, lo que da la cifra de cuántas personas infecta cada enfermo por coronavirus, un valor muy alto. En el global de todo el país se mantiene desde hace días en un 1,4, igualmente preocupante. Pero no es la única cifra a tener en cuenta para reflejar la forma fulgurante en la que se está acelerando la expansión del virus, dijo Havlík.
“Además del número de reproducción básico, la fuerza con la que se expande la infección en la actualidad queda de relieve también en el porcentaje de positivos de los test realizados, que es de más de un 10%, una cifra bastante alta. Para hacerse una mejor idea de lo que esto representa, podemos recordar que en los momentos álgidos de la epidemia esta primavera o en el otoño pasado, la positividad alcanzó el 40%”.
En rueda de prensa, este martes advirtió el jefe del Instituto de Estadística e Información Sanitaria, Ladislav Dušek, que la epidemia ha entrado dentro del escenario de riesgo. De continuar así, en menos de dos semanas habría 1200 personas ingresadas en los hospitales con COVID, 250 de ellas en las unidades de cuidados intensivos.
Dušek advirtió también de la peligrosidad de la variante Delta, especialmente para las personas no vacunadas, un 43% de la población checa. Estas son precisamente uno de los dos grupos entre que más se están contagiando con la enfermedad: jóvenes de hasta 30 años, que presumiblemente tienen más contactos de riesgo, y personas no vacunadas. A menudo un mismo nuevo infectado se encuentra dentro de ambos grupos. Pero el aumento es importante en todos los grupos de edad entre 12 y 49 años, remarcó Dušek.
“La variante predominante en la actualidad, la Delta, puede hacer enfermar de gravedad incluso a personas relativamente jóvenes que no estén vacunadas, lo que puede suponer un importante empeoramiento de la situación este otoño”.
Dušek se refirió también a las personas que caen enfermas de gravedad a pesar de estar completamente vacunadas.
“Los pacientes graves con COVID que estaban completamente vacunados son de momento muy pocos casos. Se trata de personas de edad muy avanzada y también en gran medida debilitados por diferentes afecciones o enfermedades crónicas, por lo que la desaparición de la inmunidad en ellas tiene una explicación”.
Marián Hajdúch, director del Instituto de Medicina Molecular y Traslacional de la Universidad Palacký de Olomouc, recordó este martes en un tuit que es erróneo, además, diferenciar entre vacunados y no vacunados a la hora de realizar estadísticas de población inmunizada, ya que calcula que la mitad de las personas mayores de 65 años con el ciclo completo de vacunación podrían haber perdido ya la inmunidad.
En los hospitales por el momento la situación sigue estando controlada y, como mucho, en algunos se han prohibido las visitas. Aunque muchos expertos rechazan la posibilidad de un empeoramiento a niveles del pasado otoño, el Gobierno se reúne este miércoles para decidir medidas que atajen la aceleración de la epidemia que se está produciendo.
Entre ellas, el ministro de Salud, Adam Vojtěch, avanzó que sobre la mesa está, por ejemplo, obligar a bares y restaurantes a controlar los certificados de inmunidad o los test negativos superados por los clientes o que empleados y alumnos lleven mascarillas FFP2 o similares todo el tiempo en sus trabajos o centros de estudio.
Entre otras propuestas destaca la de dejar de cubrir los costos de los test preventivos desde diciembre, eso sí, con excepciones para, por ejemplo, niños de hasta 12 años o personas con al menos una de las dos dosis de la vacuna aplicada. También se intensificarán los controles del personal de Sanidad en locales públicos.
Pero ante todo, recordó el primer ministro, Andrej Babiš, se intentará motivar a la importante parte de la población que aún no está vacunada a que lo haga. Él mismo ya cuenta desde hace una semana con la tercera dosis.