La naturaleza checa sufre bajo el impacto del turismo
La imposibilidad de viajar al extranjero ha impulsado el turismo nacional. Mientras que los recién reabiertos castillos y palacios esperan a los turistas con entusiasmo, en algunos lugares en la naturaleza suena la alarma.
Los checos son conocidos por su amor por la naturaleza y su pasión por las caminatas. No obstante, parece que el pasatiempo se está cobrando un precio cada vez más alto y crece la preocupación sobre el impacto que tiene en el paisaje.
Mientras que la paulatina reapertura del sector del turismo tras la pandemia, el buen tiempo y el inicio de la temporada alta son buenas noticias para muchos, como los encargados de hoteles, castillos o palacios, los que se esfuerzan por proteger los lugares naturales más concurridos están pensando en cómo limitar el número de visitantes.
En el Paraíso Checo (Český ráj), lleno de torres de arenisca, quebradas, ruinas de castillos y miradores, el número de visitantes se dispara durante la temporada, de acuerdo con la directora de la Asociación Český ráj, Jitka Kořínková. Por el palacio de Hrubá Skála y sus alrededores, por ejemplo, suelen pasar hasta dos mil personas al día, creando una gran presión sobre el paisaje y desvelando las insuficiencias de la infraestructura, como la falta de más baños o sitios para aparcar.
No obstante, según explicó Kořínková a la Televisión Checa, el objetivo no es disuadir a los turistas de que visiten los monumentos.
“No queremos decirles a los visitantes que no vengan, porque es precioso aquí. Queremos que todos tengan la oportunidad de disfrutar de la maravillosa experiencia. Pero hay que contar con que, en algunos periodos hay demasiados turistas como para que la visita pueda ser agradable”.
Otro de los monumentos más visitados del Paraíso Checo es Drábské světničky. La ruina de un antiguo castillo con miradores se ha convertido en un imán para los turistas. Desde principios de mayo, cuando todavía podía visitarse, la situación se ha vuelto crítica y el monumento ha sido cerrado para el público y no es seguro que se vuelva a abrir durante el verano.
De acuerdo con Jiří Klápště, de la Agencia para la Protección de la Naturaleza y el Paisaje, las rocas sufren con cada pie que les pasa por encima, sobre todo después de la lluvia. No obstante sostiene que el cierre pudo prevenirse.
“Haría falta colocar plataformas y aceras para que los turistas atraviesen las rocas de manera segura y al mismo se proteja lo que estamos intentando mantener en este sitio, es decir, las rocas”.
Además del desgaste que sucede por la simple presencia de las personas, los proteccionistas se enfrentan también a actos de vandalismo. En numerosos sitios las rocas están cubiertas con pintadas.
Naturalmente, los problemas no afectan solo al Paraíso Checo. En el Parque Nacional de los Montes de los Gigantes (KRNAP) uno de los mayores problemas es que los visitantes se salen de las rutas establecidas, destruyendo ecosistemas y perturbando la flora y la fauna del sitio. En el pico más alto de la cordillera, Sněžka (1603 msnm), los guardias del parque planean instalar 400 metros de redes de protección.
Se registran asimismo casos extremos, como los cuatro hombres que salieron a pasear en motos de nieve en primavera del año pasado, atravesando a gran velocidad las zonas más protegidas.
En Šumava, en el sur de Bohemia, donde más problemas surgen son los lagos. Mientras que en invierno la gente traía patines para disfrutar de la capa de hielo que se creó en la superficie, con el calor no faltan los que deciden bañarse en las aguas del parque nacional. La administración planea introducir letreros más detallados para prevenir este tipo de comportamiento.
La preocupación en general crece aún más con las previsiones para la temporada de verano. Una reciente encuesta realizada por la agencia demoscópica STEM/MARK indica que el 57% de los checos planea permanecer en la República Checa durante las vacaciones.