Albatros, la editorial checa para niños por antonomasia, quiere llegar a todo el mundo
Niños checoslovacos de muchas generaciones se criaron leyendo libros exclusivamente de la editorial Albatros, en la que durante décadas trabajaron muchos de los mejores ilustradores del país. Después de casi desaparecer en los noventa, en pleno siglo XXI es el primer grupo editorial de la República Checa y está empezando un ambicioso plan de internacionalización en el que han dado una particular importancia a la lengua española.
Es raro el hogar checo en el que no haya varios libros con el clásico logo de la editorial Albatros. Especialmente en la casa de los abuelos, si se va con niños, siempre sale alguna joya antigua guardada en algún lugar durante décadas. Y es que, desde su fundación en 1949, la historia de Albatros es la historia de la propia República Checa. En el devenir del mayor grupo editorial checo de la actualidad, jugaron un papel fundamental los cambios de régimen y las luces y sombras de cada periodo, tal y como explica a Radio Praga Internacional Tomáš Jodas, responsable de exportaciones de Albatros.
“Albatros es una casa editorial con una tradición importante en la historia checa porque durante el periodo comunista era la única editorial que podía imprimir y editar libros infantiles. Así que hay una gran historia de libros que hacen la historia de cada persona de la República Checa, porque todo el mundo leyó de pequeño nuestros libros”.
Efectivamente, Albatros nace con el nombre Editorial Estatal de Literatura Infantil (SNDK, por sus siglas en checo) como un monopolio del Estado, tal y como era la tendencia general del Gobierno comunista recién ascendido al poder en febrero de 1948.
La literatura infantil checoslovaca salió curiosamente beneficiada bajo aquellas particulares condiciones históricas, prosigue Tomáš Jodas.
“Ser un monopolio es una desventaja porque la competencia es siempre buena. Pero, por otro lado, era una editorial centrada únicamente en las ilustraciones infantiles, y eso era realmente una divisa nacional, porque éramos los mejores en nuestro ramo. Hoy en día, cuando el mercado dicta las condiciones, es difícil hacer un libro que sea muy artístico con ilustraciones realmente sofisticadas porque el mercado no aguanta algo así. Pero eso no era un problema en tiempos pasados y por eso también les gustaba a muchos de los artistas trabajar en libros infantiles, porque tenían libertad para hacer lo que quisieran”.
Esa libertad tan preciada para un artista no la tenían en los que serían seguramente sus principales campos de interés ni en muchos otros fuera de la literatura infantil, sigue explicando el responsable de exportaciones de la editorial.
“Recuerdo una vez que estuve en la Feria del Libro de Pekín, un jefe editor de una editorial muy grande de China me preguntó: “¿Por qué ustedes tienen tan buenos ilustradores? Nosotros no conseguimos hacer unas ilustraciones tan bonitas”. Yo no le dije nada, pero la verdad es que durante el periodo comunista muchos artistas no podían pintar o realizar su actividad artística, pero no estaba prohibido hacer ilustraciones. Así que tenemos ilustraciones en libros infantiles de Jiří Trnka y de otras personas muy célebres, lo que no es tan normal en el resto del mundo. Por esta causa, la tradición de la ilustración infantil sigue siendo muy fuerte en la República Checa y también en Eslovaquia”.
Un hito en la historia de la empresa fue en 1964, cuando fue una de las seis editoriales que fundaron el importante Festival de Literatura Infantil de Bolonia, que sigue siendo una cita clave del sector a día de hoy. En 1969 adopta finalmente el nombre de Albatros y muda sus oficinas al imponente edificio de cristal Albatros de la Avenida Nacional de Praga.
La magia de Harry Potter
En sus más de setenta años de existencia, Albatros ha sacado más de 13 000 títulos al mercado entre cuentos, poesía infantil, aventuras, cómics, enciclopedias infantiles y un largo etcétera. Han vendido un total de 350 millones de ejemplares, siempre con ilustraciones de artistas de primera, a menudo tan famosos como Josef Lada, Václav Čtvrtek, el propio maestro de la animación Jiří Trnka, ya mencionado, o Zdeněk Miler, que con su Topito traducido a 28 lenguas, es hasta la fecha el mayor éxito internacional de la empresa.
Pero su historia estuvo a punto de verse truncada tras la llegada de la democracia en 1989, como sucedió con muchos monopolios y empresas estatales. Los problemas económicos, la pérdida de su sede y la nueva realidad en general, supusieron un claro riesgo de desaparición para el que había sido un gigante editorial, cuenta Tomáš Jodas.
“Muchas cosas han cambiado desde 1949 y, principalmente, desde 1989. Muchas personas salieron, fundaron sus propias editoriales y llegamos a ser una editorial bastante pequeña con solo 25 trabajadores. Pero después llegó un libro que cambió totalmente nuestra historia. Uno de nuestros editores encontró Harry Potter en una de esas ferias internacionales. Compramos los derechos y fue un gran éxito. Usamos el dinero que generó este título para crecer y comprar otras editoriales. Hoy en día es la mayor editorial de la República Checa”.
En la actualidad, el grupo Albatros Media posee varios sellos que eran anteriormente editoriales independientes. Entre ellos, Vyšehrad, casa editorial fundada en 1937 y una de las más antiguas de la República Checa. Se puede decir que en la actualidad ya no hay género que no toquen, pero la actividad principal de Albatros sigue siendo la literatura infantil, que siguen produciendo desde Chequia, aparte de las obras extranjeras que adquieren para lanzar en el país en checo.
Preguntamos a Tomáš Jodas cuáles son las prioridades del grupo en este momento.
“Ahora mismo es sobrevivir, porque pasamos por tiempos difíciles. Pero ya desde antes del COVID, lo que queremos es ampliar nuestras actividades de ventas en internet de libros físicos. Gracias a Dios, aún no ha llegado Amazon a la República Checa, pero antes de que llegue queremos hacer una plataforma para nuestros libros en Internet. También nos estamos enfocando en los libros electrónicos. Representan una parte pequeña del mercado, pero somos los más fuertes ahí. Publicamos nuestros libros electrónicos, pero también vendemos los de otras editoriales”.
Pero hay un tercer campo en el que Albatros quiere crecer, y es el de la internacionalización.
“Realmente nosotros somos los más grandes en la República Checa, pero la República Checa es bastante pequeña, así que tampoco es gran cosa. Por eso queríamos internacionalizar nuestras actividades. Vendemos nuestros derechos para otros países, en esto ya tenemos una tradición de más de diez años y hemos tenido algún éxito. Y hace dos años hemos dado otro paso para ampliar esta actividad internacional, que es la distribución de nuestros propios libros en el extranjero. O sea, ya no vendemos los derechos, sino que editamos el libro en la lengua nacional de ese país, lo preparamos y lo lanzamos en el mercado local con algún distribuidor nacional. El riesgo es mayor que vendiendo derechos, pero si sale bien, también es mayor el lucro. El primer país que elegimos para la distribución de nuestros libros fue España, donde hemos empezado hace dos años”.
Editoriales como Edelvives, SM o Penguin Random House saben ya desde hace años la calidad de estos libros hechos en Chequia, y son quienes principalmente han comprado los derechos para publicarlas en España, pero no solo. Aprovechando los lazos naturales de las grandes distribuidoras editoriales españolas, una parte también importante llega a las librerías de Latinoamérica, especialmente de México y Colombia, donde también están teniendo mucho éxito, asegura Jodas.
El mismo recorrido están haciendo los libros en español que ya salen directamente con el logo de Albatros. Su ambicioso plan iba sobre ruedas hasta que llegó el coronavirus y lo convirtió todo en incertidumbre.
“Antes de la crisis estaba funcionando muy bien. Comenzamos con dos títulos en el mercado español y ya vamos por cincuenta este año. Queremos alcanzar una meta de ochenta títulos por año en el mercado español”.
Por el momento, eso sí, el nivel de ventas es el mismo del año pasado, aunque nadie sabe que va a pasar en el futuro. Pero el responsable de la internacionalización del grupo sigue siendo optimista pese a la cautela.
A fin de cuentas, está seguro de que las cuidadas ilustraciones que han caracterizado siempre a la empresa, seguirán abriéndole puertas. “Puede sorprender a los checos”, dice Jodas, “pero los libros de Albatros se venden ya en 51 países en 41 lenguas distintas”.