Obra cumbre de Alberto Durero se halla 400 años en Praga
En el Picadero de Wallenstein en Praga se presenta al público una exposición dedicada al cuadro de Alberto Durero, "La fiesta del Rosario". Esta obra está en la capital checa desde hace ya 400 años.
Este año se cumplen 500 años de la creación del cuadro "La fiesta del Rosario", del pintor alemán Alberto Durero. Y ya por 400 años la obra se encuentra en territorio checo. Con este motivo, la Galería Nacional, titular actual del cuadro, organizó una exposición que presentará la obra capital de Durero junto con sus otras obras menores.
Alberto Durero pintó el cuadro en 1506 durante su estancia en Venecia. Representa una asamblea de creyentes que rezan el rosario, mientras la Virgen María con el Niño Jesús y Santo Domingo les conceden una simbólica bendición en forma de guirnaldas. La comisaria de la exposición, Olga Kotková, nos habló de su historia.
"La historia del cuadro es un viaje largo, literalmente una Odisea que experimentó la obra. Fue pintada para la iglesia parroquial de San Bartolomeo, en el más bello barrio de Venecia. Su belleza le granjeó gran renombre y la iglesia fue visitada por miles de creyentes de toda Europa".
La popularidad de la obra llegó hasta los oídos del emperador Rodolfo II Habsburgo, residente en Praga. El soberano decidió comprar el cuadro por cualquier precio y al final pagó una suma increíble para la época: unos 900 ducados. En 1606 la obra fue llevada a Praga donde sigue hasta el presente.
El cuadro "La fiesta del Rosario", del pintor alemán Alberto Durero, expuesto en la muestra del Picadero de Wallenstein corrió también peligro. Con el tiempo su estado venía empeorándose.
Hasta se hizo correr la voz de que la culpa la tiene la propia Praga. No obstante, las investigaciones modernas testimoniaron, a raíz de viejos documentos, que el cuadro fue dañado ya en Venecia. Olga Kotková, comisaria de la exposición, nos explicó los motivos de su deterioro.
"Se debe al estilo de trabajo de Durero, acostumbrado a los procedimientos y técnicas pictóricas de los pintores del Norte, de su Alemania natal, como los colores, distintos a los de Venecia, donde se vio obligado a adaptarse a las condiciones locales. El uso de otros materiales y técnicas causó la inestabilidad del cuadro".En la muestra se pueden observar también otras faces del talento de Durero. El artista, además de pintor, fue también un hábil dibujante. En la exposición se hallan varias hojas con gráficos de Viena o el retrato del emperador Maximiliano, prestado de Berlín; en total unas sesenta obras, incluyendo obras de los alumnos del pintor.
El protagonista de la muestra, el cuadro "La fiesta del Rosario" es el único cuadro de Durero en el territorio checo. Bajo el reinado de Rodolfo II Habsburgo Praga estaba repleta de las obras de Durero, ya que el emperador fue gran admirador del pintor.
Tras la muerte de Rodolfo parte de los cuadros más importantes de esa colección, fue llevada a Viena, la capital del imperio. Otra parte fue robada durante la Guerra de los Treinte Años y las demás obras desaparecieron sin dejar rastro.
Para Alberto Durero es típica la perfección artística y minuciosidad, él se empeñó mucho por estampar en sus obras una interpretación cuidadosa y hasta fanática.Sus obras son compuestas de manera compleja hasta el menor detalle. Sin embargo, según nos advirtió la comisaria Olga Kotková, incluyó en su cuadro también una broma.
El moto de la exposición es la mosca. No es por casualidad, es una broma de Alberto Durero que pintó una mosca sobre la rodilla de la Virgen María para confundir a los espectadores con el objeto de que creyesen que la mosca es real y quisiesen ahuyentarla. Desgraciadamente, la mosca pintada no se conservó en la pintura original, pero sí se puede observar en varias copias, expuestas en la muestra. Los amantes de Durero y de la pintura antigua pueden ver el cuadro y otras obras del artista en el Picadero de Wallenstein hasta el 1 de octubre de este año.