Premio Gratias Agit 2007 se va al Lídice mexicano
Traductores, promotores de la música checa y defensores de los derechos humanos figuran entre las 17 personalidades y asociaciones a las que el ministro de RR.EE., Karel Schwarzenberg, otorgó este martes el premio Gratias Agit por promover el buen nombre de la República Checa en el exterior.
La profesora de música Edna Gómez Ruiz, de México, fue laureada por sus actividades de apoyo a las relaciones checo-mexicanas en San Jerónimo, el Lídice mexicano. "Son los niños los que hacen el trabajo", sostuvo la maestra mexicana que desde el año 1984 organizó con sus alumnos los actos conmemorativos de la tragedia del pueblo checo arrasado hace 60 años por los nazis.
"Allí se encuentra una escuela y aparte un lugar que se llama Casa Popular. En esta Casa Popular yo formé una orquesta de niños pequeños. Los niños hacen la ceremonia cívica de Lidice año tras año entonando tanto el himno nacional mexicano como el himno checo, y también canciones infantiles checas como son A já sám, Andulko, Komári, Skoda lásky, que es la rúbrica de la orquesta".
El periodista y traductor español Fernando de Valenzuela Villaverde estudió con el filósofo Jan Patocka, primer portavoz del movimiento disidente Carta 77, en la Universidad Carolina de Praga. Tradujo al español todas las novelas escritas en checo de Milan Kundera, ensayos filosóficos de Karel Kosík y Tomás Halík, libretos de óperas de Leos Janácek y otras obras."Se ha traducido bastante de los mejores escritores checos pero queda todavía mucho por traducir. No solamente de lo que se está escribiendo ahora sino también de grandes obras literarias del pasado. Yo estoy traduciendo ahora al Soldado Schwejk, que nunca se había traducido del checo al castellano. Se había traducido a través de otros idiomas, obvio a través del alemán. Es un gran libro y hay que traducirlo. Pero quedan muchísimos más por traducir".
El cónsul general honorario de la República Checa en Tel Aviv, Chanan Rozen, que promovió las conmemoraciones de la primera deportación de judíos europeos, de Ostrava a Polonia, recordó su ciudad natal.
"Falta el alma. La arquitectura de Ostrava es bonita, la ciudad es limpia, se nota un desarrollo enorme, la gente es agradable. Pero la gente con la que crecimos, con la que vivimos y sufrimos nuestra juventud, ya no está aquí. ¿Y por qué? Ése es el gran dolor que no desaparece".
Foto: Martina Stejskalová