Los nadadores invernales desafían temperaturas bajo cero

Vladimír Komárek (Foto: www.otuzilci.cz)

Si un ciudadano común nadase en las frías aguas de un río o lago en invierno, quizás acabaría enfermo. Pero no un nadador invernal, que disfruta de esta experiencia extrema.

Vladimír Komárek lleva 35 años nadando en invierno, desafiando al frío. Se podría pensar que ya está acostumbrado y que no necesita un abrigo en invierno, pero no es verdad. Cuando las temperaturas bajan, este nadador invernal se viste como el resto de la gente común.

“Nosotros, los nadadores invernales, nos vestimos en invierno igual que las personas que no son tan resistentes al frío. Tal vez llevemos un jersey menos, pero el aire enfría 20 veces más lento que el agua, así que si andas todo el día en pantalones cortos no es tan duro como si nadaras 15 minutos en aguas heladas“, explica Komárek.

En la República Checa, la natación en aguas frías tiene una larga historia. El Primer Club de Nadadores Invernales de Praga, del que Vladimír Komárek es presidente, es el más antiguo del país y este año celebra 60 años de existencia. En varios clubes similares están registrados, actualmente, cerca de 300 nadadores, pero en el país existen muchos más. Ya es costumbre que cada año el 26 de diciembre los nadadores aparezcan en la televisión checa, bañándose en el río Moldava, en Praga, disfrutando de sus aguas casi congeladas.

Aunque para algunos pueda ser una tortura, los médicos confirman que exponerse regularmente al frío, sobre todo al agua helada, es muy saludable, por ejemplo, para el corazón, que se hace más fuerte. Vladimír Komárek encuentra además otras ventajas en la natación invernal.

“Tenemos mejor resistencia a cambios de temperatura extremos, eso es obvio, pero también tiene efectos positivos para la salud. Los médicos lo investigaron mucho y concuerdan que exponerse constantemente al frío mejora la condición psíquica de la persona, entre otras ventajas. Por lo demás, es agradable saber que si hubiera naufragado en el Titanic, habría aguantado unos 15 minutos más que el resto de la gente”, sonríe Vladimír Komárek.

Generalmente, los nadadores invernales son también mucho más resistentes a los resfríos. Sin embargo, para que el organismo humano se endurezca, es necesario respetar algunas reglas. No se recomienda nadar en agua fría a menores de 15 años y tampoco a gente con el corazón débil.

Además hay que ser conscientes de que se trata de un deporte de toda la vida, porque sin entrenamiento sistemático, gradual y a largo plazo, la resistencia adquirida se pierde rápida y fácilmente. Según Vladimír Komárek, la natación invernal es una especialidad de los checos y pocos extranjeros aguantan en el agua fría tanto tiempo.

“En nuestros concursos participan a veces también algunos extranjeros. Principalmente se trata de gente de países europeos con el clima más duro y temperaturas más bajas. Sin embargo, nuestro método de natación invernal está tan bien elaborado, que pocos foráneos consiguen lo que nosotros. Por ejemplo, los rusos, aunque suelen meterse en el agua con menos 40 grados centígrados, nunca se sumergen más que unos minutos mientras que nosotros conseguimos nadar en aguas heladas hasta 20 minutos“, sostiene el nadador.

Y, ¿qué hacen los nadadores invernales en verano? Como las temperaturas de los ríos checos, incluso en verano, no son muy elevadas, suelen entrenar nadando más tiempo, dos o tres horas. A principios de otoño tienen la costumbre de inaugurar la temporada nadando en el río subterráneo llamado Punkva que pasa por las cuevas de la reserva natural Moravský Kras, al norte de Brno, y que mantiene a lo largo del año una temperatura media de cinco grados.

Sin embargo, Vladimír Komárek, confiesa que su mujer no comparte su afición, así que el próximo verano irán a disfrutar con la familia a las aguas del Mar Mediterráneo, en Túnez. Parece que también a los nadadores invernales les gusta la playa, el sol y el calor.

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