¿Quién asesinó al astrónomo Tycho Brahe?

Tycho Brahe

Les entregamos la segunda entrega de la serie dedicada a la azarosa vida y la enigmática muerte del célebre astrónomo danés, Tycho Brahe. Su repentino fallecimiento, en 1601, ocurrido en la capital checa cuando tenía apenas 54 años, sigue intrigando a los historiadores.Éstos siguen investigando si fue realmente asesinado. La hipótesis más reciente sostiene que durante la estancia del astrónomo en Praga, un sicario sueco le administró un veneno. Ya en la pasada década, el Museo Nacional de Praga puso a disposición de los científicos daneses parte del bigote de Tycho Brahe. En la universidad de Lund averiguaron que contiene cien veces más mercurio de lo normal. ¿Muy sospechoso, no?

Tycho Brahe
¿Cómo llegó Tycho Brahe a Bohemia? Por mediación de su amigo, el médico de cabecera de Rodolfo II, Tadeáš Hájek, el científico fue invitado a la capital checa para ocupar el puesto de astrónomo en la corte imperial.

Antes de viajar a Bohemia, Tycho Brahe pasó el invierno de 1598 en la ciudad alemana de Wittemberg. Vivía como huésped con toda su familia en la casa de Jan Jessenius, profesor de Anatomía y Cirugía de origen eslovaco, que fue elegido en 1597 rector de la universidad local.

Fue una buena oportunidad para consolidar la amistad entre ambos científicos. El siguiente año Jessenius visitaría a su amigo danés en Praga. Durante su estancia en la capital checa el médico realizaría la primera autopsia pública que despertaría un extraordinario revuelo.

Entretanto, Tadeáš Hájek siguió preparando la mudanza de Tycho Brahe a Bohemia. Ayudó incluso a organizar el traslado del instrumental astronómico desde Dinamarca y llegó a pagar las facturas a los cocheros.

Tadeáš Hájek,  médico de Rodolfo II
El más notable estudioso renacentista de los astros,Tycho Brahe, llegó a Praga en junio de 1599. La acogida dispensada por las autoridades fue grandiosa. En nombre del emperador salió a su encuentro el secretario Barvitius y Rodolfo II no tardó en concederle una audiencia. Al nuevo astrónomo imperial le fue prometida una remuneración anual de tres mil florines y varios otros beneficios.

Praga no le parecía a Tycho Brahe el mejor lugar para las observaciones astronómicas. El emperador le ofreció entonces que escogiera para la sede de su observatorio uno de los tres palacios imperiales de los alrededores de Praga: Brandýs nad Labem, Lysá nad Labem y Benátky nad Jizerou.

Tycho eligió Benátky. El palacio, situado en un alto en la orilla norte del río Jizera, ofrecía buenas condiciones para las observaciones astronómicas. El emperador sufragaría su transformación en un moderno centro científico.

A principios de febrero de 1600 se encontraron por primera vez en el palacio de Benátky Tycho Brahe y el matemático Johannes Kepler.

Su encuentro fue de trascendental importancia para la historia de la Astronomía. Tycho Brahe había reunido una enorme cantidad de observaciones de cuerpos celestes pero no estaba en condiciones de elaborar los datos que poseía y formular las leyes del sistema planetario.

De esta tarea se encargaría Johannes Kepler, aprovechando los abundantes datos astronómicos recabados por Tycho Brahe para crear las tres leyes fundamentales sobre el movimiento de los planetas. En la actualidad sirven, entre otras cosas, para calcular las órbitas de los satélites que giran alrededor de la Tierra.

El emperador Rodolfo II manifestó pronto el deseo que Tycho Brahe estuviera cerca de él y le pidió que se mudara a Praga.Allí el astrónomo podía realizar las observaciones de los astros desde el palacete de Belvedere, en el Jardín Real, adyacente al Castillo de Praga. El monarca compró para el astrónomo una suntuosa casa en el barrio de Hradčany.

Con la residencia de Tycho Brahe en la capital de Bohemia está relacionada la siguiente historia:

Hacia 1600 fue edificado cerca del Castillo de Praga el más antiguo convento de capuchinos de Bohemia. Desde el primer momento su existencia irritaba a los protestantes, incluido el astrónomo danés, Tycho Brahe, que tenía cerca del convento su observatorio.

El repique de las campanas y el canto de los monjes perturbaban de tal manera las labores científicas del astrónomo que recurrió a una astucia. En su calidad de astrólogo imperial advirtió a Rodolfo II de que los astros y sus constelaciones anunciaban infaliblemente que los capuchinos praguenses querían destronarlo y quitarle la vida.

Rodolfo II llamó al Nuncio Apostólico y al arzobispo, y les ordenó que expulsaran a los capuchinos de Praga.

En el asunto intervino también el ayudante de cámara del emperador, llamado Makovský, que echó más leña al fuego. Persuadió al monarca de que los dolores del corazón que le afligían periódicamente se debían a las oraciones de los capuchinos.

El emperador desistió de la expulsión de los capuchinos sólo tras los insistentes ruegos de la más alta nobleza católica checa. Ablandó su corazón además un precioso regalo que recibió de miembros influyentes de la Orden, consistente en el cuadro “Adoración de los Reyes Magos”.

A principios de septiembre de 1601, Tycho Brahe y Johannes Kepler fueron invitados por el emperador Rodolfo II a una audiencia. El soberano ofreció a Kepler el puesto de matemático imperial con la condición de que elaborase con Tycho las nuevas tablas del movimiento de los planetas.

Tycho pidió al emperador que permitiera bautizarlas con su nombre Tablas Rudolfinas.

Con este nombre se daba a entender, además, que querían dar continuidad a las Tablas Alfonsíes, realizadas en Toledo en el siglo XIII por iniciativa de Alfonso X el Sabio.

A ninguno de los participantes de la audiencia se les pasó por la cabeza que las Tablas Rudolfinas serían finalizadas mucho tiempo después de la muerte de Tycho Brahe y de Rodolfo II. Kepler las publicaría en 1627.

Poco tiempo después de la audiencia los acontecimientos tomaron un giro inesperado.

El 13 de octubre de 1601, Tycho fue invitado a un banquete en el palacio del magnate checo Petr Vok. Fue su última aparición pública. Falleció el 24 de octubre del mismo año.

Tycho Brahe fue sepultado con gran pompa en la iglesia de Týn, en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Sobre su tumba pronunció un discurso fúnebre su amigo, Dr. Jan Jessenius.

El célebre astrónomo Tycho Brahe reposa hasta la actualidad bajo la losa sepulcral de mármol rojizo en la iglesia de Nuestra Señora de Týn. Su repentino fallecimiento a la edad de 54 años sigue intrigando a los historiadores.

Losa sepulcral de Tycho Brahe
El historiador danés Peter Christensen anunció que descubrió el diario del supuesto asesino del astrónomo, el hidalgo sueco Erik Brahe, pariente lejano de su víctima.

El asesino llegó a Praga en abril de 1601 y entabló contactos con Tycho Brahe. Según el diario, el 23 de octubre del mismo año administró al astrónomo una dosis letal de clorido de mercurio después de haberse frustrado su anterior intento de envenenarlo.

Christensen afirma que el astrónomo fue asesinado por orden del rey de Dinamarca, Kristian IV.

¿Por qué el joven monarca odiaba al científico? El historiador opina que se debía a los rumores que hacía tiempo circulaban en la corte danesa sobre un supuesto romance entre la madre del monarca, la reina viuda Sofía, y Tycho Brahe.

Hasta ahora se suponía que Tycho se había intoxicado, sin darse cuenta, durante sus experimentos alquímicos, o que le habían fallado los riñones. Una leyenda dice que le reventó la vejiga cuando no quería ser descortés y levantarse de la mesa de un banquete antes que el anfitrión.

Las más recientes investigaciones indican que la historia es otra. Para aclararla completamente sería necesario perturbar el reposo de Tycho Brahe en su tumba de la iglesia de Týn y analizar sus restos mortales, dicen los historiadores.

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