La Casa Checa de Buenos Aires aloja cada vez más inquilinos
“Gobernar es poblar”. Bajo este lema el Gobierno argentino inició en la segunda mitad del siglo XIX el proyecto que intentó fomentar la inmigración europea a ese país. En estas tres palabras se basan los cimientos de Český Dům, es decir la Casa Checa, de Buenos Aires, colectividad que reúne a los descendientes checos radicados en el Cono Sur.
Según datos estadísticos, desde el año 1850 hasta 1930 el número de habitantes de Argentina se multiplicó diez veces. La enorme ola migratoria trajo a ese país también a muchos checos, entre ellos a los antepasados del presidente de la Colectividad Checa en Argentina, Ricardo Basovník.
Hoy día se desconoce la cifra exacta de los descendientes de inmigrantes checos, radicados en Argentina, pero el número de quienes todavía tienen ganas de mantener las tradiciones checas es significativo, y la Casa Checa está dispuesta a acogerlos.
“En la época en la que vinieron a este país nuestros abuelos, un total aproximado de 30 mil inmigrantes checos o checoslovacos o que venían del Imperio Austro-Húngaro que correspondía a la zona de la República Checa. Hoy día la cantidad exacta es un poco incierta. A mí lo que me sorprende es que día a día se contactan descendientes checos que desconocíamos y se supone que realmente son muchos más de los que actualmente uno conoce”, destacó Ricardo Basovník.
La Colectividad Checa en Buenos Aires vivió su auge en los años 30 y 40. Pero a partir de la quinta década sus actividades eran prácticamente nulas. La Casa Checa reanudó su funcionamiento en el año 2001 y desde entonces va creciendo el número de sus miembros.“Nosotros empezamos con unas 80 personas y ahora ya tenemos 140. La idea es también ir acercando a los más pequeños. Pensamos que la idea de arrimar a los más pequeños va a permitir a aumentar la población de socios y, por otro lado, tenerlos de alguna manera con nosotros para que en un futuro puedan ellos seguir con la idea de que perdure esto en el tiempo. La gente mayor estará cinco o diez años con nosotros, pero van falleciendo porque es gente mayor. Entonces la idea es que los niños sean los que van a llevar esto adelante para el futuro”, indicó Ricardo Basovník.
Esa opinión la comparte uno de los veteranos que llevan colaborando con la Casa Checa varios años, Mario Matoušek, cuyos padres se arraigaron en Argentina en 1929.“Participo activamente en la colonia en cada evento que hay y creo que el ciclo se va cumpliendo, porque desde los 12 años hasta ahora son ya cerca de 63 años que estoy en la colonia, así que el ciclo se va apagando”, expresó.
Ofrecer cursos de idioma checo es uno de los objetivos clave de la Casa Checa de Buenos Aires. Mario Matoušek habla checo, pero muchos de los descendientes ya no dominan el idioma de sus antepasados.
“Afortunadamente, yo me casé con una hija de checos, así que tuvimos la oportunidad de trabajar juntos en todos los clubes y demás, participamos en todos los actos, hicimos obras de teatro inclusive. Eso nos llevó a mantener el idioma y sobre todo porque las abuelas también en su casa hablaban únicamente checo. En nuestro caso fue lo mismo, hasta el momento en que murieron. Nuestros hijos hoy día comprenden, algunos hablan un poco, otros no, pero mantienen el fervor y la sangre”, dijo Mario Matoušek.
Český Dům implementó un curso de idioma checo en 2003 y cada año acoge hasta 50 alumnos. Lo importante es que la gente que quiera aprender la lengua tenga la posibilidad de hacerlo, resaltó Mario Matoušek.“Bueno el caso es que todos los descendientes o los que están formando Český Dům ya son nietos y han pasado una transición, en la cual los padres quizá no tuvieron la oportunidad de mantener el idioma por distintas causas, porque se casaron con personas que no fueron checos o por equis razón. Pero a pesar de eso siempre se mantiene algo del tema y bueno el hecho de tener los cursos y demás anima un poco a la gente que sabía un poquito como para que se vaya perfeccionando y tratar de mantener de lo que tenían”.
Además de los cursos de idioma, la Casa Checa ofrece a los interesados muchas otras actividades, como por ejemplo las Tardes Checas en Familia. Ricardo Basovník explicó cómo funcionan esos encuentros.“La idea es que venga toda la familia y participe en actividades tanto para los niños, leyendo cuentos o viendo dibujitos animados, o para los más grandes una película y una pequeña práctica con la profesora de danza checa Anna Souchop”.
La música popular es otro importante punto de encuentro con las tradiciones checas que lleva realizando Český Dům de Buenos Aires.
“Otra de las actividades que siempre llevamos adelante es que se reúnen cada 15 días grupos de paisanos a cantar en checo canciones típicas y populares. Pero, bueno, lamentablemente, no todos se animan, no todos piensan que tienen la calidad de voz necesaria, pero lo importante es que se reúnen para hablar de sus antepasados, contar anécdotas. En realidad, cantan muy poco, pero sí se reúnen para charlar de sus abuelos”, señaló Ricardo Basovník.
En un futuro próximo, la Casa Checa tiene previsto introducir un curso de cocina, para que la gente aprenda a preparar comidas típicas checas, ya que el arte culinario forma también una parte importante de la cultura de un país.“Hay mucha gente que lo viene pidiendo, porque las recetas las sabían nuestras abuelas y a medida que las abuelas se van volviendo ancianitas y van perdiendo la memoria o ya no tienen fuerzas para hacerlo, son los nietos que quieren a veces que le haga una determinada cocina o comida típica y no saben hacerla. Entonces la idea es que venga una persona de la colectividad que todavía esté con condiciones de mostrarnos una receta típica y la realizaríamos entre todos y la podríamos después llevar a cabo en nuestros hogares”, subrayó el presidente de la Colectividad Checa de Buenos Aires.
Más detalles sobre Český Dům encontrarán en la página web: http://www.cesky-dum.com.ar.