Pervitín: Sólo en la República checa y más barato que la coca
Cuando en un juego de mesa te preguntan qué sabes de la República Checa, seguro que entre las múltiples respuestas nunca aparecería algo como que es la mayor productora del mundo de una metanfetamina que tiene enganchadas a más de 20.000 personas en todo el país.
En el planeta de los usuarios de sustancias prohibidas sólo los más experimentales la conocen, la llaman “el checo” y es difícil de conseguir. No en vano, tiene una difusión escasa, ya que no hay una red de distribución global, sino que es casi como un fetiche patriótico sólo compartido con la hermana Eslovaquia.
El pervitín, que es como realmente lo llaman en la República Checa, es la droga más consumida en el país. ¿Quieren saber sobre el origen, la composición y los efectos de esta potente metanfetamina?
Para intentar aproximarnos a las claves de esta sustancia, hemos hablado con Viktor Mravčík, director del Centro Nacional de Monitorización de Drogas y Drogadicciones de la República Checa, quien nos ha explicado algunos de los secretos de este fuerte estimulante.
“La historia de esta metanfetamina comenzó hace 40 años, en los años 70 durante la era comunista, cuando los productores descubrieron la formula a partir de una medicina compuesta por efedrín”, expone Viktor Mravčík.
Desde los 70 hasta la actualidad la fórmula se ha extendido tanto que se estima que el año pasado se consumieron, sólo en la República Checa, unas cuatro toneladas de pervitín. Al mismo tiempo, se clausuraron cientos de laboratorios clandestinos a lo largo de todo el país que, guiados por fórmulas colgadas en Internet, se han convertido en pequeñas células que juegan al ping-pong con la policía antidroga checa.
Una droga que agiganta la autoestima
El compuesto fundamental del pervitín es el efedrín. En sus aplicaciones médicas esta sustancia se utiliza para contarrestar los efectos de la anestesia, y de los estados depresivos.
Usado como droga, produce seres gigantes, capaces de todo, que no distinguen el bien del mal. Se trata de personas que buscan destacar, que corren tras la imagen del triunfador, del líder, del divertido, guapo y listo. Por supuesto, también dotado de gran potencia sexual.
De acuerdo a la opinión de Viktor Mravčík, director del Centro Nacional de Monitorización de Drogas de la República Checa, el pervitín acelera la realidad.“El pervitín estimula el cuerpo y la mente, así que se siente más capacidad, o al menos, subjetivamente, se siente que el poder aumenta, o que las capacidades individuales aumentan.
Se nota porque los consumidores de pervitín simplemente se comportan diferente, son rápidos, hablan rápido, se mueven rápido, cambian de tema muy a menudo en las conversaciones. El efecto estimulante es el que predomina en esta droga”, relata Viktor Mravčík.
En un mundo en el que las prisas lo mueven todo, donde se premia la proactividad y en el que destaca el atractivo físico por encima de cualquier otra cosa, el pervitín se está convirtiendo en un elemento usual en las noches checas.
De la mano de la cocaína, pero con un precio más asequible, el pervitín se presenta en los ambientes lúdicos como un complemento para la fiesta, que además, ayuda a perder peso.
Lo están empezando a utilizar los marchosos, pero también los trabajadores nocturnos que necesitan permanecer mucho tiempo despiertos.
Es difícil saber quién toma pervitín al comienzo. Los efectos son transitorios y no pasan de una hiperactividad nerviosa, pero las consecuencias a largo plazo son severas.
Una muestra de las peligrosas consecuencias del uso continuado del pervitín puede verse por los alrededores de la plaza de Wenceslao de la capital checa.
Cualquier paseante puede descubrir, entre la multitud que sale de las bocas de metro, algunos caminantes que creen ser ráfagas de aire, que caminan zigzagueantes abriéndose paso entre la marabunta, como si de ellos dependiera la salvación de la especie.
Estas personas ya consumen el pervitín a cualquier hora del día y no pueden ocultarlo.
A largo plazo genera paranoia
Radio Praga ha estado visitando las instalaciones de unos de los múltiples centros de asistencia para los drogodependientes que hay repartidos por toda la República Checa.
Junto a acogedoras agencias de viajes, tiendas con ropa de algodón hecha a mano y bares para turistas, se encuentra la colorista fachada de Drop-In. B: En la puerta, viejos y jóvenes drogadictos comparten el espacio en la acera mientran fuman, beben o simplemente ven pasar el tiempo. La sala de espera, no es muy grande, ni muy acogedora, dos mesas y muchas sillas, pero debe resultar agradable estar bajo techo porque está llena.Sobre todo, está llena de mujeres jóvenes, guapas, delgadas, pero inexplicablemente bajo los efectos de alguna droga que las paraliza. Nadie habla en esa sala.
Un poco más adentro, todo es blanco y está limpio, es la sala donde se realizan las consultas médicas, la misma en la que nos recibió el coordinador de proyectos de Drop-In, Martin Titman.
Como conocedor privilegiado de la situación entre los usuarios de pervitín, hemos querido hacerle algunas preguntas: ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de tomar pervitín?
“El consumidor no es capaz de distinguir las cosas que rompen las normas sociales. Por ejemplo, existen casos en los que se agrede a los padres físicamente y no se ve nada de malo en ello porque el pervitín influye al cerebro y se tiene la sensación de que eso está bien, de que no pasa nada”, explica Titman.
Tras un consumo continuado de pervitín aparecen trastornos psicológicos como psicosis, manía persecutoria o la constante sensación de amenaza.
Muchos llegan a pensar que alguien va detrás de ellos y quiere matarlos o hacerles daño de alguna manera. Martin Titman asegura que tras sus años de experiencia, lo más común entre los consumidores de pervitín son los problemas mentales.
“Los usuarios tienen paranoia. El que no para de tomar a tiempo desarrolla una psicosis. Tienen la sensación de que tienen cámaras en los ojos, de que los escuchan a través del móvil, que los espían desde Venus con un telescopio y ese tipo de cosas”, expone el coordinador de proyectos de Drop In."En la vida en la calle uno lo necesita"
Durante nuestra visita a Drop-In pudimos conocer a un consumidor de pervitín. Un hombre alto, de pelo largo y ojos verdes.
Con 46 años reales, pero aspecto de haber pasado la barrera de los 50, este hombre, Petr pongámosle por nombre, nos contó que lleva 12 años consumiendo pervitín. Pero, ¿cómo comenzó, cuál fue su primera vez?
“En un coche. Iba con amigos y alguien me dijo que lo probara. Lo esnifé y así pasó. Sé que fue así por jugar, pero era una manera de escapar de los problemas, de hacer las cosas más fáciles”, relata Petr.
Y ¿qué siente cuando toma pervitín?
“Al principio euforia y luego... en la vida en la calle uno lo necesita, cuando no hay que dormirse. En el tranvía no te puedes quedar dormido, porque te roban”, explica convencido Petr.
¿Entonces lo toma porque es práctico, porque ayuda?
“Porque ayuda a mantenerse consciente. Y porque desarrolla la imaginación. El sexo también es bueno con pervitín. Lo tomo porque me gusta. Camino por Praga, por la vieja Praga, observo los barcos en el Moldava. Es que soy un romántico. Compongo poemas, toco la guitarra, y eso lo mantiene”, declara Petr.
¿Quiere dejar de tomarlo?
“Últimamente está dejando de ser actual. Ahora he descubierto que la marihuana es mejor, o mejor no, pero me aporta más. También mezclándola. También por el pervitín me he quedado sin dientes, sin una parte de la familia. Me he dado cuenta de que he empezado a descuidarme, que adelgazo. Ese es el lado malo, pero por desgracia cada vez hay más cosas”, concluye Petr.El pervitín, o “el checo” ocupa el primer lugar en la lista de sustancias ilegales que persigue la policía checa.
Su componente fundamental, el efedrín, se puede conseguir de momento fácilmente en las farmacias de todo el país.
Actualmente, el Parlamento checo se encuentra debatiendo nuevas estrategias para frenar el consumo de esta metanfetamina, entre ellas la posibilidad de dispensarlo sólo bajo prescripción médica o bien presentando el DNI para poder retirarlo.
Fetiche patriótico que asusta a las autoridades, el pervitín convierte a aquellos que lo consumen en el blanco de una espiral de salida insegura. De hecho, sólo uno de cada cuatro logra salir de esta droga.