Enrique Krauss quiere profundizar lazos entre Chile y Chequia
Para demostrar que las relaciones diplomáticas entre Chile y República Checa son importantes, la presidenta del país sudamericano, Michelle Bachelet, ha designado al veterano político Enrique Krauss como embajador en Praga. Ex parlamentario y ex ministro en los gobiernos de Eduardo Frei padre y Patricio Aylwin, Krauss fue un nombre clave en la modélica transición chilena a la democracia.
Al día siguiente de presentar sus cartas credenciales al presidente checo, Václav Klaus, Krauss recibió en su despacho a Radio Praga. Antes de comenzar la entrevista, comenta que el primer sorprendido con este nuevo desafío que enfrenta es él mismo.
“La verdad es que para mí fue sorpresivo venirme para acá. Yo estaba de embajador en Ecuador, llevaba tres años, antes había estado prácticamente cuatro años en España. O sea que en áreas totalmente distintas, con perfiles también diversos. Yo había conversado con el ministro Mariano Fernández respecto de la idea de regresar a Santiago. Tenía un espacio de asesoría en el propio Ministerio de RR.EE., en fin. Pero se produjo la vacancia de la embajada acá en Praga, me la propusieron y acepté”.
A los 77 años, y tras una experiencia diplomática que lo tuvo como embajador chileno en Madrid y Quito, Enrique Krauss dice que no piensa todavía en la jubilación.
“Sinceramente, me gusta trabajar y estoy en condiciones de trabajar, a pesar de mi edad, que no es tanta tampoco. Me ha ido bien en esta nueva tarea. Como se dice en nuestro país, a la vejez viruela, a mí en la vejez me dio por la vida diplomática, que siempre la miraba de lejos. He tenido, creo, la mejor circunstancia, que he sucedido en la confianza a dos presidentes, concretamente al presidente Lagos, que me nombró en España, y luego a la presidenta Bachelet, que me ha nombrado en estos dos cargos. Y a cinco cancilleres, y todos emiten aparentemente una buena apreciación de la labor que desarrollo y espero se reitere con la gestión que realice en República Checa”.
Claro, a Enrique Krauss le gusta trabajar. Pero además, el ex ministro del Interior chileno entre 1990 y 1994, durante el primer Gobierno democrático, tras la caída del dictador Pinochet, asegura que necesita hacerlo. “Y además no solo yo no soy hombre de fortuna, tengo las manos muy limpias, ni de sangre ni de peculado, de tal manera que la verdad que me es muy grato tener capacidad como para vivir con relativa comodidad con mi familia, en fin, con menos responsabilidades directas, de tal manera que estoy muy contento y hasta donde se pueda vamos a estar en eso”.
Confiesa el nuevo embajador chileno en Praga que antes de venir no sabía mucho sobre este país.
“Yo tenía un conocimiento muy superficial de República Checa y específicamente de Praga. Cuando estaba en España habíamos venido con mi mujer en una oportunidad como simples turistas, sin siquiera asomarnos a la embajada. Nos había parecido desde luego una ciudad preciosa, muy interesante. Y entonces nos metimos un poco a conocer la historia de este país”.
Ese primer contacto le sirvió para darse cuenta de que entre ambas naciones hay más similitudes que unen que diferencias que separan.
“De alguna manera, intuitivamente, percibía que había cierta simetría con los procesos políticos chilenos recientes. Cada uno recuperándose de situaciones forzadas de dictadura de cualquier sesgo que fueren. Y además con un esquema económico relativamente similar. Los países no son nunca iguales pero hay sintonías”.
En ese sentido, Enrique Krauss afirma que es necesario aprovechar la coyuntura actual para estrechar lazos.“Y esas sintonías creíamos que no se habían profundizado bastante. No solo en República Checa sino que en todo este sector proveniente de lo que se denominaba Europa del Este y que tiene unas características de desarrollo, político y económico, muy parecidas a las que tenemos los países del subcontinente sudamericano y desde luego Chile. Aquí se ve que hay una posibilidad, hay economías que tienen demandas muy similares”.
Enseguida, el diplomático chileno comenta el primer paso que hay que dar para afianzar la relación estratégica entre los dos países. “Concretamente la economía checa hoy en día está absolutamente necesitada de incrementar sus exportaciones, como también lo tenemos que hacer nosotros. Lo que tenemos que hacer es lograr el equilibrio entre exportaciones e importaciones, porque es el viejo principio de los romanos, el doy para que des. Y en ese espíritu queremos profundizar”.
Aunque asegura que algo se había hecho antes, su tarea será intensificar esos lazos comerciales, además de los culturales. “No es que hayamos perdido el tiempo, pero creemos que hay que apurar el tranco. Otros países, muy legítimamente, están adelantándose en el sentido de promover el envío de empresarios, inversionistas y autoridades del gobierno checo allí, y traer desde esos países acá para ver cuáles son las posibilidades. En eso estamos empezando a dar los primeros trancos, conversando con el Ministerio de Relaciones Exteriores y con el de Industria de la República Checa para ver la posibilidad de llevar alguna delegación para que se pueda conocer cuál es nuestra realidad y ver cuáles son las posibilidades de inversiones directas o de joint ventures”.
Enrique Krauss da un ejemplo del intercambio comercial que pueden realizar Chile y República Checa. “La verdad es que hemos estado muy lentos en eso. Sin embargo, hay posibilidades y hay realizaciones concretas. Hace poco se inauguró en Quillón, cerca de Chillán, en la zona central de Chile, una planta elaboradora de extractos para fabricar licores naturales de fruta, de los cuales son tan aficionados y producen tanta variedad en estos países y específicamente en República Checa. Fue una inversión relativamente importante, cerca de dos millones de dólares, y está produciendo y está ya exportando esa base de producción de licores. Y así hay un campo enorme”.
El estar tan lejos de su país de origen, y en una tierra con costumbres tan diferentes, no es problema para el embajador. Al contrario, como afirma.
“El ser humano es básicamente el mismo en todas partes. Pero tiene connotaciones naturalmente peculiares respecto de cada una de sus nacionalidades. Y siempre es grato conocerlo. Además, estar en Praga no es sentirse castigado, en absoluto, en general en Europa pero específicamente acá. Sin duda es la capital europea, hay otras que pueden competirle, pero yo creo que gana Praga. Es realmente muy hermosa y tiene una tradición artístico cultural muy fuerte”.
Este viernes 18 de septiembre, la comunidad chilena residente en Praga celebró el 199 aniversario de la independencia del país, con un brindis en la embajada, presidido por Enrique Krauss. Además, comenzaron los preparativos para celebrar en grande el bicentenario de Chile, en 2010. Y aunque hay elecciones presidenciales en diciembre en Chile, el embajador Krauss espera seguir en la República Checa el próximo año, para dirigir las celebraciones que ameritan una fecha tan significativa.