Falleció Anna Fárová, mujer que descubrió el valor de la fotografía
Anna Fárová descubrió ante el público checo a los clásicos de la fotografía mundial, a la vez que promovió en el exterior a los fotógrafos del país. La especialista en teoría e historia de la fotografía falleció el pasado fin de semana, a los 81 años de edad.
En los años 50 del siglo pasado Anna Fárová dio a la fotografía la misma posición en el arte que hasta ese momento estaba reservada a la pintura y escultura, destaca el periodista Josef Chuchma.
“A nivel internacional, ella ayudó a que los fotógrafos se consideraran artistas que exponen su obra en galerías, publican monografías. Hoy es algo absolutamente natural, pero hace 50 o 60 años no lo era. Fárová tenía un sentido por la fotografía, creía en la fuerza de la expresión fotográfica”.
Fue el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson quien despertó su interés por el octavo arte. Anna Fárová le convenció para que publicara en Checoslovaquia su monografía. El libro abrió en 1958 una edición sobre la fotografía artística, la primera serie de este tipo en Europa.
Josef Chuchma ve el mayor aporte de Anna Fárová en su afán personal.
“Ella siempre ha necesitado encontrar una relación con el fotógrafo sobre el que escribía. Y en la mayoría de los casos era una relación apasionada, con la personalidad del autor y con su obra, que Fárová sabía trasmitir al lector. Presentaba al fotógrafo de una manera muy personal, pero a la vez culta y educada, porque era una mujer con un horizonte cultural muy amplio”.
Anna Fárová fundó la primera colección fotográfica del Museo de Artes Decorativas de Praga. En los años 70 enseñaba en la Facultad de Cine y Televisión. En 1977 firmó el manifiesto cívico por el respeto de los derechos humanos Carta 77, lo cual le costó el puesto tanto en el museo como en la universidad.Inolvidable se hizo la gran exposición de 18 fotógrafos que en 1981 organizó en el monasterio abandonado de Plasy, cerca de Pilsen, y que mostró la vida en Checoslovaquia a palo seco.
Según muchos, Anna Fárová ha sido y sigue siendo la personalidad más importante de la teoría de la fotografía checa, que no tiene todavía un sucesor.