Gobierno checo revalúa el Concordato con el Vaticano
Un grupo de expertos revalúa el texto del Concordato entre el Vaticano y la República Checa firmado en 2002, pero que sigue sin ser ratificado por el Parlamento checo. A base del análisis, el futuro Gobierno decidirá si solicitará o no a la Santa Sede cambios en el acuerdo. Chequia está entre los pocos países europeos que no han aprobado el Concordato.
Entre las numerosas tareas del futuro jefe de la Diplomacia checa figura la de avanzar en los trámites que lleven a la ratificación del Concordato con el Vaticano. Para ponérselo más fácil, un grupo de expertos prepara un análisis detallado del texto del acuerdo, firmado hace ocho años, que implique las posturas al respecto de los diferentes ministerios.
El embajador checo en el Vaticano y miembro de dicha comisión, Pavel Vošalík, explica las razones para actualizar el Concordato.
“Desde la firma del acuerdo han transcurrido más de siete años. En el momento en que cambia la representación política del país es necesario revaluar el documento, ajustarlo a la normativa vigente y actualizar las cuestiones que trata. Ese es el objetivo primordial de esta comisión”, recalcó Vošalík.
La República Checa y Holanda son los únicos países europeos que no han aprobado el Concordato con el Vaticano. Uno de los motivos es que muchos políticos checos opinan que intervendría de manera negativa en las negociaciones entre el Estado y la Iglesia sobre los bienes eclesiásticos, sostiene el viceministro de RR.EE., Hynek Kmoníček.
“Es importante entender bien el documento. Quizás no todos hayan comprendido que el Concordato no trata temas como la devolución de los bienes eclesiásticos, la financiación de la Iglesia y el proceso de su separación del Estado. Todo esto se menciona en el acuerdo, pero no se proponen soluciones concretas”, destacó Kmoníček.
Los expertos coinciden en que, sin modificar el texto del documento, sería difícil lograr en el Parlamento la mayoría necesaria para su ratificación. Además, el presidente Václav Klaus señaló en repetidas ocasiones que no aprobaría el Concordato porque otorga demasiados privilegios a la Iglesia Católica. Por su parte, el Vaticano rechaza cualquier ajuste al acuerdo.