Indagando en los recovecos de la historia a través de la palabra oral

Profundizar en el estudio de la historia contemporánea a partir de testimonios personales, ese es el objetivo de la Asociación Internacional de Historia Oral, cuya 16ª conferencia internacional se celebró este pasado fin de semana en la Universidad Económica de Praga.

El español es junto con el inglés el idioma oficial de la Asociación Internacional de Historia Oral (IOHA), y no es de extrañar habida cuenta de la enorme cantidad de historiadores miembros de la organización que proceden de países hispanos. De los casi 500 expertos que se dieron cita en Praga para presentar sus trabajos e investigaciones, una cuarta parte impartieron sus ponencias en castellano.

Bajo el título genérico de “Entre pasado y futuro: historia oral, memoria y significado”, el congreso abarcó temas tan amplios como los regímenes totalitarios, la subcultura, las relaciones laborales, la religión, los desastres ecológicos o los procedimientos metodológicos y pedagógicos de la historia oral.

Esta disciplina permite aportar un punto de vista más personal, más humano, a la investigación de los acontecimientos históricos, indagando en la memoria de los entrevistados y recuperando estampas de vida cotidiana, sentires populares y tendencias sociales difíciles de investigar recurriendo tan solo a la documentación escrita.

Liliana Barela
A la historia oral se le suele achacar el alto grado de subjetividad con el que trabaja. Según la historiadora argentina Liliana Barela, simplemente hay que ser conscientes de los límites de la disciplina.

“Siempre tuvo límites, desde el primer momento. La historia oral no vino a resolver el mundo. Es decir, el documento escrito y el testimonio tienen una validez subjetiva ambos. Durante mucho tiempo, la herramienta de la historia oral pedía disculpas con la subjetividad, cuando de pronto vos sabés perfectamente que subjetivo es todo. Todo lo que se escribe, todo lo que se deja. El tema es que cuando vos permitís hablar con las personas, permitís entrevistarlas, permitís que te cuenten ciertas cosas o que silencien otras, tenés más elementos para interpretar. Eso no quiere decir que te resuelva todo una entrevista”.

Tal como se refleja en las conferencias, los testimonios orales presentan al historiador todo un reto metodológico e interpretativo. La memoria, en permanente reconstrucción, rehace las opiniones y los sentimientos pasados para acomodarlos a la nueva realidad del sujeto. El recuerdo de lo que el entrevistado pensaba se acaba adaptando a lo que ahora piensa, o puede verse bloqueado por prejuicios o miedos creados por el camino.

“Son campos difíciles. Ella habló del tema del hambre, y hay un trabajo de Josefina Cuesta, de Salamanca, que ha trabajado los niños de la guerra, que hoy son adultos. Y en realidad, cuando se les pregunta por el momento en el que ellos dejaron España, qué fue lo que recuerdan de ese momento... ¿Vos qué imaginás? ¿Que el barco y llorando, y su mamá y su papá? No, recuerdan el olor del pan que recibieron el día que llegaron al país adonde fueron.

La dificultad del trabajo no empaña sin embargo los aportes que puede producir la historia oral”, continúa Barela.

“Es decir: que la comida es básica, que hay un montón de cosas que no se dicen, y todavía hoy hay niños de la guerra en Salamanca que son adultos y que no quieren hablar de esto. La convivencia de los niños, o de los rojos que volvían en periodo franquista, al lado del otro, hizo que el miedo empezara a empapar los recuerdos. Por eso poderlos destapar es un aporte. No va a solucionar ni reconstruir perfectamente la historia, pero...”.

La Asociación Internacional de Historia Oral fue constituida en 1996 y entre sus cometidos se encuentra también promover y desarrollar la conservación de los testimonios históricos orales.