Lidice, un emotivo símbolo y memoria del horror nazi
En el pueblo de Lidice, a pocos kilómetros del aeropuerto de Praga, el 10 de junio de 1942 ocurrió una de las peores tragedias de la historia checa. Adolf Hitler, en venganza por el atentado que le costó la vida al protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, ordenó la destrucción de la aldea y sus habitantes. El conjunto conmemorativo de la tragedia es un lugar de paz en la naturaleza, recuerdo, y también el de una importante galería de arte.
Cuando en 1941 Reinhard Heydrich fue nombrado protector de Bohemia y Moravia para sustituir a Konstantin von Neurath, del que en Berlín se consideraba que gobernaba con mano demasiado blanda, los habitantes de Lidice no podían imaginarse que poco después, su destino quedaría para siempre ligado, para su desgracia, al de quien había sido jefe de la temida Gestapo.
Su llegada a Praga colmó las expectativas que reposaban sobre él. Con puño de hierro, en cinco semanas ya había hecho ejecutar a unos 550 checos, en su mayoría intelectuales, enviando también a otros muchos a campos de concentración.Se ganó el apelativo de ‘El Carnicero’, pero lo cierto es que con su política que calificaba de ‘palo y zanahoria’, mejoró la producción de material militar para el Tercer Reich. Se creó la sensación de una cierta bonanza económica, por lo que también obtuvo el apoyo de una parte de la población, convirtiéndose en un gran enemigo estratégico para los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.
Desde aviones de la Real Fuerza Aérea británica, los miembros de la resistencia checoslovaca Jozef Gabčík y Jan Kubiš saltaron en paracaídas cerca de Pilsen en diciembre de 1941, con un objetivo claro y para el que habían entrenado. Rápidamente contactaron con la maltrecha resistencia local. La ‘Operación Antropoide’ estaba en marcha.
El 27 de mayo de 1942 ese objetivo se cumplió. Una granada lanzada contra el descapotable en el que viajaba Reinhard Heydrich acabaría con su vida días después. Acorralados en su escondite en la Iglesia de los Santos Cirilo y Metodio de Praga, Gabčík y Kubiš también perderían la suya más tarde, pistola en mano.Pero la gran venganza y demostración de poder ordenada por Hitler se supo durante los funerales de Heydrich en Berlín el 9 de junio. En Lidice la conocieron un solo día después.
El director del Monumento de Lidice, Milouš Červencl, hace el oscuro balance de la destrucción total de la aldea en su día más fatídico.
“Cuando sucedió la tragedia, el 10 de junio de 1942, según el registro había exactamente 500 personas en Lidice. 340 de ellas no sobrevivieron a la guerra. Todos los hombres mayores de 16 años fueron ejecutados. El resto volvió. Volvieron sobre todo las mujeres, 143, del campo de concentración de Ravensbrück. Y luego, poco a poco, volvieron 17 niños. Algunos eran de los que habían pasado por la conocida como ‘reeducación’ en Alemania, o aquellos que nacieron justo alrededor del día de la tragedia. A estos los tuvieron en Praga hasta el final de la guerra”.Los pocos niños del pueblo que salvaron la vida, en su mayoría habían perdido a sus padres y fueron otros familiares los que se hicieron cargo de ellos.
Nueve de los que regresaron de Alemania, habían pasado un examen de raza y aceptados para ser adoptados por familias germanas. Tras tres años en los que se les prohibió hablar checo, a su vuelta habían olvidado su lengua materna y solo podían hablar la de sus captores.
Pero la suerte que corrió la mayor parte de los niños de Lidice, 82 en total, fue terminar sus días gaseados tan pronto llegaron al campo de concentración de Chelmno, en Polonia. Pero antes les hicieron escribir una carta a sus padres, ya muertos en su mayoría, y así crear la sensación de que los pequeños continuaban vivos. Hoy día, aún viven 14 de estos niños y nueve madres.El martirio de Lidice, del que no quedó ni una casa en pie y que los nazis borraron incluso de los mapas, dio la vuelta al mundo y se convirtió en uno de los símbolos del horror de la Segunda Guerra Mundial. Finalizada la guerra, el país se volcó con el pueblo masacrado, cuenta Milouš Červencl.
“El primer homenaje a Lidice se hizo el 10 de junio de 1945, con la asistencia de 160.000 personas. Ese día se hicieron dos promesas. El presidente Edvard Beneš hizo la primera a las mujeres de Lidice. Les dijo que buscaría a sus hijos por Europa. La segunda, del ministro de Interior de entonces, Václav Nosek, de que el pueblo sería de nuevo construido. Las obras comenzaron en 1947 y terminaron en 1959. Todas las mujeres y niños supervivientes recibieron una casa. Para entonces muchas de las mujeres se habían casado de nuevo y los niños eran adultos. En la actualidad en Lidice viven 425 personas”.
La reconstrucción de Lidice y el monumento
Además de la reconstrucción del pueblo, de un concurso público salieron dos proyectos para realizar el Monumento de Lidice. De la combinación de ambos surgió el atrio, la glorieta, el museo y otros edificios.
Un dato interesante es que los primeros proyectos habían llegado de Estados Unidos antes incluso de que terminara la guerra. Pero fueron desechados porque eran demasiado monumentales, en palabras de Milouš Červencl. El recuerdo de Lidice necesitaba ser más sutil.Las últimas reconstrucciones son de esta última década. El Monumento queda enmarcado en un gran parque, silencioso, tranquilo, verde y amplio.
Un museo con muchos recursos multimedia en varios idiomas sumergen al visitante en todos los pormenores del fatal día y del destino de las mujeres y niños que fueron enviados a Alemania, contado por los propios supervivientes.
El recuerdo de la tragedia se completa con una sorprendente colección de arte. La galería de la localidad, construida junto con el resto del pueblo tras la guerra, alberga, según Červencl, un tesoro que la mayor parte de la gente desconoce.Constituido exclusivamente por obras donadas y de temática relacionada con Lidice, la colección comprende trabajos de artistas de 30 países distintos, incluidos los de Peter Blake, Roman Opalka, Leopold Survage, Emilio Vedova, Renato Guttuso o Gregorio de la Fuente.
La galería además cuenta con una importante sección de artistas checoslovacos, y también destaca el número de obras que llegaron desde Alemania. Entre ellos hay nombres de los que han dejado profunda huella en el arte germano de la segunda mitad del siglo XX, como son los de Joseph Beuys, Jorg Immendorf, Jochen Gerz, Wolf Vostell y Rosemarie Trockel.
Pero un polémico cuadro, ‘Tío Rudi’ de Gerhard Richter, es el que mayor valor ha adquirido y el más solicitado de la colección, como cuenta Ivona Kasalická, directora de la galería de Lidice.“El cuadro de Gerhard Richter ‘Tío Rudi’ fue donado a la colección por su autor en 1967. Los supervivientes de Lidice no lo quieren porque retrata a un militar nazi, y es un tema de discusión, pero es sin duda uno de los que más valor tienen de la colección. El año que viene va a haber exposiciones retrospectivas de Richter y este cuadro pasará por la Tate Gallery, luego por la Neue Nationalgalerie de Berlín y luego por el Centro Pompidou en París”.
Gerhard Richter dijo de su cuadro: “Mi tío Rudi era joven y muy estúpido. Fue a la guerra y murió en los primeros días. Representaba una generación de alemanes que voluntariamente participaron en su propia destrucción y en la destrucción de los millones de personas a quienes querían dominar”.
La Galería de Lidice
Pero el Monumento de Lidice no vive solo en su traumático pasado. Además de las más de 400 obras de su gran colección, también se exponen una amplia selección de las mejores que llegan desde todo el mundo como participantes de un concurso para niños de entre 6 y 18 años.El tema cambia cada año y no tiene por qué tener nada que ver con la tragedia. El nivel es bastante alto, y las cifras del concurso, que hinchan de orgullo al director del Monumento de Lidice, Milouš Červencl, hablan por sí mismas.
“Es el concurso de arte para niños más antiguo del mundo. Se hace desde los años 60. En esta última edición la participación ha sido un absoluto récord: 24.500 niños de 61 países, con lo que nos hemos convertido en la mayor exposición de su tipo en el mundo”.
Una cosa extraña a Červencl: curiosamente desde España, a diferencia de los países latinoamericanos, no llegan apenas obras. Algo que espera que cambie después de este artículo. Para ver las bases solo tienen que consultar en la página web del Monumento: www.lidice-memorial.cz.A Lidice está dedicada la mayor producción cinematográfica checa del momento. El rodaje de la película ya ha concluido, con un elenco de actores bien conocidos en el país, y algunos también en Hollywood, como Karel Roden, pero aún quedan meses para su estreno que ya tiene fecha y lugar: Lidice, 10 de junio de 2011.