Los presos checos podrían construir las próximas autopistas

El Ministro de Transportes, Vít Bárta, está estudiando emplear a los presos de las cárceles checas para reducir gastos en la construcción de autopistas. El Ministerio de Justicia se ha tomado en serio la propuesta y ya está haciendo sus cálculos.

Ministro de Transportes,  Vít Bárta
Ante la oleada de recortes presupuestarios, el ministro de Transportes, Vít Bárta, ha tomado en consideración durante su mandato varias maneras de reducir gastos para que se pueda seguir dotando al país de las autopistas que necesita. Se le ocurrió por ejemplo que sea la inversión privada la que siga haciendo lo que el Estado en este momento no puede, o contratar a empresas chinas, con trabajadores de ese país, mucho más baratos que los nacionales. Su nueva idea sería dando empleo a los presos de las cárceles checas. Aunque en realidad no es en absoluto una ocurrencia tan novedosa. En la Checoslovaquia comunista era una práctica habitual, así como en los Estados Unidos durante el siglo XX.

Vít Bárta confirmó el miércoles su seria intención de llevarla a cabo, aunque calificó el proyecto de experimento, según dijo.

Ministro de Justicia,  Jiří Pospíšil
“En esta dirección ya hemos realizado en este invierno cierto ‘experimento de Navidad’, pero será la semana que viene cuando demos a fondo los detalles de esta idea”.

Al ministro de Justicia, Jiří Pospíšil, la idea no le ha parecido nada mal, a juzgar por su reacción.

“El Ministerio de Justicia está buscando nuevas maneras de dar empleo a los presos de las cárceles checas. Una de las opciones podría ser precisamente esta colaboración con el Ministerio de Transporte. En este momento, nuestros expertos están estudiando cuán ventajoso es este proyecto desde el punto de vista económico”.

Pero a quien no le ha hecho ninguna gracia es al sector de la construcción. Argumentan que ya tienen 30.000 trabajadores en paro, por culpa de los recortes. Además, dicen, en la construcción de autopistas no hay tanto trabajo físico y sí de manejo de grandes máquinas, como excavadoras y bulldozers, que no son sencillos de guiar.

En Chequia hay en prisión 22.000 personas, para las que no es fácil encontrar una ocupación. En los casos en los que eso ocurre, sus ganancias pasan antes de nada a pagar el seguro médico y los gastos derivados de su condena. Con el resto se van pagando sus deudas, en caso de que las tenga, y como dinero de bolsillo a los presos se les entrega el 12% de su salario. Por otra parte, un 2% pasa a una cuenta suya de ahorro.

Pero el mayor obstáculo para la que la última propuesta de Vít Bárta se materialice es que el derecho internacional prohíbe utilizar reclusos en trabajos que realizan empresas privadas, y son ellas las que hacen las carreteras en Chequia para el Estado.