Muere el escritor Arnošt Lustig, voz y memoria del terror nazi
A los 84 años de edad falleció en Praga el escritor checo Arnošt Lustig tras una larga lucha contra la enfermedad a la que finalmente sucumbió. Superviviente de tres campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, el extremismo y el holocausto centraron la obra de alguien que nunca perdió el optimismo, las ganas de vivir y el sentido del humor.
Un cruel destino que sin embargo no mermó, y que posiblemente incluso fortaleció el espíritu enérgico y alegre de Lustig, que ahora recuerdan todos aquellos que le conocieron y mantuvieron contacto con él. Ese es el caso del traductor de su novela ‘Ojos Verdes’ al español, Kepa Uharte, que recuerda así al autor.
“Arnošt era como que no se iba a morir nunca. Era un hombre con una vitalidad tremenda, con millones de proyectos. Era asombroso. Te quitaba el aliento por cómo te miraba, por cómo estaba constantemente activo. Era una persona con increíbles ganas de hacer muchísimas cosas y al que constantemente se le ocurrían nuevas cosas por hacer, y te lo transmitía. Te estaba siempre contando todo lo que iba a hacer, todo lo que había pensado, todo lo que le habían propuesto hacer”.La última vez que Kepa Uharte se encontró con Arnošt Lustig fue hace menos de un año, en Madrid, cuando a través del Centro Checo, el escritor acudió a la capital española para hablar de la novela ‘Ojos Verdes’, y charlar con sus lectores. A Uharte se le quedó grabada la intensa atmósfera que se creó en la sala con los relatos de Lustig sobre su paso por los campos de concentración de Terezín, Buchenwald y Auschwitz.
“Pensábamos que iba a hablar más de la traducción o de un aspecto más bien literario de su obra. Sin embargo, sin venir a cuento se ponía a recordar anécdotas del campo, y nos dejaba sin habla. Eran historias que él había vivido. Era sobrecogedor. Lo contaba con una naturalidad que te hacía daño”.La misma naturalidad que se encuentra en su prosa y que hizo pasar malos momentos al traductor de ‘Ojos Verdes’, según cuenta.
“Fue una traducción dura, porque tenías que enfrentarte a aspectos muy desagradables del ser humano, a pesar de que era una novela bonita, era hermosa. Lo cuenta todo con desnudez, es obvio que eso le pasó. No lo decora de una manera innecesaria. Es algo que además de pasarle, lo había reflexionado hasta la saciedad. Y a nivel de bondad y maldad también lo había reflexionado. Había belleza en todo eso porque él había conseguido hallar en lo más terrible de la experiencia humana algo bonito, que eran relaciones de amistad, la solidaridad, el amor”.
Arnost Lustig logró escapar de la muerte cuando en 1945 saltó del tren de prisioneros en el que era transportado al cuarto campo de concentración al que le destinaban, al de Dachau, cuando fue bombardeado por aviones estadounidenses. Volvió a Praga y participó en el Levantamiento contra los nazis en mayo de 1945.
Tras estudiar periodismo, fue redactor de Radio Praga durante muchos años, antes de convertirse en reportero de guerra. Fue crítico con el comunismo antes incluso de la invasión soviética de Praga en 1968, tras la que dejó el país e inició su periplo por Israel y Yugoslavia, y que le llevó a establecerse finalmente en Estados Unidos. Allí fue profesor de la Universidad Americana en Washington hasta hace pocos años.Desde 1989 vivió entre la capital estadounidense y Praga, donde terminó por quedarse. Una vida azarosa que Lustig disfrutó y exprimió a tope durante muchos años, y sobre la que no dejó de reflexionar. Las personas, según pensaba Lustig, logran sacar fuerzas de un cierto optimismo innato, decía.
“El ser humano tiene la curiosa cualidad de no creer que vaya a suceder lo peor que pueda suceder. Cree que todo se dará de la mejor manera posible, que no es algo que ocurra habitualmente”.
Arnošt Lustig recibió en vida una gran cantidad de premios y reconocimientos por su obra literaria, entre los que se contaron el Franz Kafka o el Premio de la Academia Americana de las Artes y las Letras. En 2009 fue también nominado al Man Booker International Prize.